Educación Superior: las virtudes de una mayor diversidad
Desde el siglo XX, la educación superior ha experimentado un proceso positivo de masificación en todo el mundo. Chile no ha estado ajeno a este fenómeno: en los últimos 30 años su matrícula se ha multiplicado por diez, lo que ha significado un aumento significativo en cobertura.
Este fenómeno se acompañó con la creación de nuevas instituciones, lo que significó un cambio en los sistemas de educación superior que se hicieron más diversos para responder a los nuevos desafíos que surgieron.
La literatura ha identificado la diversidad como uno de los principales factores asociados con el desempeño positivo de los sistemas de educación superior. Ésta se relaciona con la promoción de un sistema que se adapta de mejor forma a las necesidades de los estudiantes y del mercado laboral; con las posibilidades de generar mayor movilidad social al ofrecer distintas formas de acceder a la educación terciaria; con permitir una mejor coexistencia de una educación de élite con una masiva; con aumentar los niveles de efectividad de las instituciones mediante su mayor especialización, y por último, con el fomento de la innovación al permitir que exista experimentación en algunas instituciones, y no en todas al mismo tiempo.
El sistema de educación superior chileno ha transitado de un sistema de élite a uno masivo, con instituciones que difieren en sus misiones, en el tipo de títulos que entregan y respecto a su propiedad o control. En el presente boletín compartimos un análisis que muestra de manera gráfica, a través de mapas, la ubicación de las distintas universidades del país según su aporte en términos de Investigación, Inclusión y Calidad. Se puede observar que las universidades chilenas son diferentes incluso al interior de sus propios segmentos (estatales, privadas del Consejo de Rectores, privadas fuera del Consejo de Rectores, privadas adscritas al sistema único de admisión) y cómo los distintos tipos de instituciones aportan en estos indicadores de bienes públicos, sin existir un monopolio de parte de alguno de ellos. Sin embargo, las políticas públicas, es decir, el marco regulatorio y los sistemas de financiamiento a los alumnos e instituciones, no se han hecho cargo de dicha diversidad. Por ejemplo, hoy un estudiante de igual condición socioeconómica recibe del Estado una beca por un monto 35% menor en promedio si se matricula en una universidad privada en vez de una del Consejo de Rectores (CRUCh), y lo mismo sucede con los créditos.
Aspectos como el trato igualitario a estudiantes para efectos de becas y créditos, y para instituciones en el caso de la generación de bienes públicos, y una regulación y acreditación efectiva pero que considere esta heterogeneidad, son temas que no pueden estar fuera de la discusión si se busca un sistema pluralista y de calidad.
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