"Año tras año Él vuelve para bendecirnos; año tras año, él y su gran hermano, El Cristo, trabajan en la más estrecha colaboración para el beneficio espiritual de la humanidad ".  Alice Bailey

Cuenta la Leyenda que por siglos, en un remoto y oculto valle en la Cadena de los Himalayas tiene lugar un encuentro secreto en el momento exacto de la Luna Llena de Tauro. Este plenilunio, también conocido como WESAK, ha sido durante mucho tiempo asociado con Buda, el Señor de la Luz, el mensajero de Oriente, que retorna cada año para bendecir el mundo.

El Buda nació, se iluminó y murió bajo el signo de Tauro, signo de la Iluminación, de la Visión, conocido como el Ojo de Dios. Los ocho minutos anteriores al momento exacto del plenilunio, son un momento de suprema oportunidad espiritual dentro del completo ciclo anual, donde las fuerzas de la luz hacen un esfuerzo por acrecentar el flujo de iluminación en el mundo, y traer sabiduría y comprensión a las mentes y corazones de las personas de todas partes del mundo. 

En la parte posterior de los Himalayas, donde la ceremonia de bendición tiene lugar se reúnen en alma grupos de esos Grandes Seres que son los custodios en la Tierra del Plan para nuestro planeta y la humanidad. Se ubican en la parte noreste del valle, y entonces, dispuestos en círculos concéntricos, se preparan para un gran acto de servicio.

Frente a una gran roca, mirando al noreste, se yerguen los tres Grandes Señores: el Instructor del Mundo, que se para en el centro, el Señor de la Formas Vivientes, el Manu, que se para a Su derecha y el Señor de la Civilización, que se para en Su Izquierda. Estos tres miran hacia la roca, sobre la cual descansa un gran cuenco de agua de cristal.

A medida que se acerca el momento de plenilunio, la serenidad se asienta en la superficie, y todos miran hacia el noreste. Tienen lugar ciertos movimientos ritualísticos, en los cuales los grupos de Maestros y Discípulos adoptan posiciones simbólicas en el suelo del valle. Todo esto es realizado al sonido de ciertos cantos y mantras esotéricos.

A medida que los cantos y el movimiento rítmico aumentan, todo se orienta en dirección a la parte estrecha del valle: Mirando hacia el noreste, por encima y más allá del sector largo y estrecho del valle, lejano en distancia, es divisado un punto de luz brillante elevándose por sobre el horizonte. Gradualmente, el punto se va convirtiendo en un sol, fulgurando y aproximándose más y más, colmando de luz por completo la entrada del valle, y solo el sol es visto.  Es como si toda la Presencia permaneciera en el valle como dentro de un sol.

Leadbeater describe al Buda como una figura gigantesca de un aura brillante, desde el que se emanan los colores ultramarino glorioso, oro amarillo, carmesí, blanco plateado y escarlata, con los rayos brillantes de color verde y violeta disparan hacia fuera de estas esferas de luz . Estos colores se describen como los colores del aura del Buda en antiguas escrituras budistas.

Al momento exacto del plenilunio, el gran sol se cierne sobre el altar, y se percibe el sol como una tremenda irradiación espiritual, la del Gran Señor e Hijo de Dios, el Señor Buda. De un tamaño enorme, con su mano extendida como bendición, es recibido por el Instructor del Mundo.  Una vez que el momento exacto del plenilunio pasa, la figura del Buda se torna hacia la fuente lejana emanante, perdiéndose de vista.

El instructor del Mundo se vuelve hacia todos los presentes entonando el gran mantra jerárquico utilizado solo una vez al año. Las invocaciones establecen una gran vibración, que es tal perfección que se extiende por fuera del grupo, alcanzando a Dios mismo. Marcan el momento supremo de intenso esfuerzo espiritual del año entero y la vitalización de la humanidad e influjos espirituales se extienden por los meses subsiguientes.

Cuando el Buda desaparece, el cuenco de agua imbuido de Su energía, es distribuido a todos los presentes. Mediante el esfuerzo unido del Instructor del Mundo y el Buda, trabajando en la más estrecha cooperación, es establecido un canal de comunicación entre la humanidad y Dios.

La conexión entre Cristo y el Buda crea un puente en la conciencia a través del cual Maestros, iniciados, discípulos y aspirantes pueden trabajar y entrar en contacto con ciertas energías que de otro modo no serían fácilmente accesibles.

"Wesak une el este y el oeste, Buda y Cristo, Shamballa y la Jerarquía, el propósito y el amor." Alice Bailey

Como participantes dispuestos, asistimos al Buda en Su trabajo de contactar, mantener y distribuir energía espiritual en servicio a la humanidad y el planeta. 

¿Qué podemos hacer nosotros para cumplir con nuestra parte en el Festival de Wesak? Durante los dos días previos al plenilunio de WESAK, el día del plenilunio y los dos días subsiguientes, esforcémonos en hacer lo siguiente: 

-Vincularse con todas las personas de intención espiritual y buena voluntad a lo largo y ancho del mundo. Utilizando la imaginación creadora, eliminar de la conciencia toda negatividad, viéndonos claramente como alineados del lado de las Fuerzas de la Luz. Preservar el amor espiritual para todos los individuos y al meditar e invocar la Fuerzas de la Luz, olvidarse por completo de todas las dificultades, tragedias y problemas personales.

- Procurar al amanecer, al mediodía, a las cinco de la tarde, y al atardecer y al momento exacto del plenilunio en tu ciudad, recitar la Gran Invocación con la intención de invocar, precipitar y anclar en manifestación externa las potencialidades expectantes. Hacer esto en voz alta, cuando fuese factible y en grupo, cada vez que sea posible. 
 

Información obtenida de http://theagelesswisdom.net/introductory/ y www.pranaworld.net