En estos días vino a mi mente el pasaje de Génesis 12:1. “El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré”. Puedo imaginar la lucha que Abram tuvo al pensar en estas palabras, pues él sabía que ya era anciano y su esposa estéril. Pero aun así, él decide obedecer y confiar solamente en lo dicho por el Señor. La promesa que se le había hecho era una descendencia para bendición de las naciones. En los siguientes versos podemos ver como el Señor se aparece a Abram para darle dirección e instrucciones y él en gratitud levanta altares a Aquel que le guía.
Doy gracias al Señor por esta oportunidad que me ofrece para servirle entre los estudiantes y profesionistas en el estado de Guanajuato. La decisión no fue un arrebato aleatorio, sino una respuesta clara que el Señor me dio a la pregunta ¿cómo quieres que te sirva en este tiempo que viene? En este proceso –como muchas veces- no podían faltar las dudas e incertidumbres, pero también –como siempre- he podido ver la mano de Dios en su provisión fiel, la comunidad que anima y alienta, la iglesia que acompaña, su gracia que renueva el espíritu cansado y abre nuevos panoramas, así como su Palabra que muestra su voluntad mientras da descanso. ¡Gracias a Dios por ello!
[Foto: Teatro Juárez: estudiantes que se reúnen a charlar o descansar]
En los próximos meses habrá mucho qué hacer. Primeramente, está el reto de conocer la ciudad, la forma de vida, el transporte, la comunidad, y el campus universitario local. Acostumbrarme a las calles empinadas, el calor y el tránsito de cientos de turistas. También estaré visitando otros municipios que albergan algunas universidades e institutos tecnológicos con el fin de establecer contacto con estudiantes y con personas a quienes invitaré a formar parte del grupo de apoyo local.
Quiero agradecer a todas aquellas personas que me han acompañado durante estos años en el Estado de México y que han sido clave para el desarrollo del ministerio. A Alfredo y Danely, Ana Miriam, Blas, Mary Olguin, Meri Kasai, Erika –la güera-, Roberto, al grupo de profesionistas de Toluca, y todos aquellos que siempre han estado allí en todo momento “soportándome”.
[Foto: Con los pastores que apoyan el ministerio. Alfonso Dávila y su esposa (Mahui), Ezequiel y Esther]
“Antes bien, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte en los sufrimientos que vienen por causa del evangelio. Dios nos salvó y nos ha llamado a formar un pueblo santo, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino porque ese fue su propósito y por la bondad que ha tenido con nosotros desde la eternidad, por Cristo Jesús”. (Tim. 1: 8-9).
César Iván Sánchez Escamilla
Asesor Compañerismo Estudiantil Guanajuato
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