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Boletin GFLAC
Junio 2016 
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FINANCIANDO EL CAMBIO SIN CAMBIAR EL CLIMA
FINANCIANDO LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA
CONTENIDO

ARTÍCULOS

1. Después de Paris, ¿estamos en la ruta para descarbonizar nuestras economías?

Por Mariana Castillo
Coordinadora de Investigación del GFLAC. 

2. Energía y Transiciones al Buen Vivir.
Por Gerardo Honty
CLAES –Centro Latino Americano de Ecología Social.

3. Fracking en América Latina: una inviable transición
Por Aroa de la Fuente López.
Investigadora de Fundar, Centro de Análisis e Investigación/ Coordinadora la Red Latinoamericana sobre Industrias Extractivas (RLIE)/ Integrante del Equipo Técnico del GFLAC/Miembro fundadora de la Alianza Mexicana contra el Fracking y la Alianza Latinoamericana frente al Fracking

4. Libérate de los combustibles fósiles: la nueva fase del movimiento climático global.
Por Jenny Zapata.
Coordinadora Global de Comunicaciones de 350.org

5.  Avances de la Transición Energética en México
Por Jorge Villarreal Padilla.
Oficial de Programas en la Iniciativa Climática de México e integrante del equipo técnico del GFLAC.

6. Del caos de REDD al laberinto del Reto de Bonn
Por Yvette Aguilar.
Asesora en cambio climático de la Mesa de Cambio Climático de El Salvador, auspiciada por la FES-El Salvador, e integrante del Grupo de Trabajo en el marco del Proyecto Regional Transformación Social y Ecológica de la FES.

7. Seis meses para elaborar una hoja de ruta para los 100 mil millones

Por Jan Kowalzig, Oxfam

8. Starting Strong: Los Primeros 1000 días de los ODS
Por Natalia Pérez 
Asociación Ambiente y Sociedad y Punto Focal de GFLAC.

9.
 Reunión de Diálogo con la Emb. Patricia Espinosa y organizaciones de la sociedad civil.
 
Por Mariana Castillo
Coordinadora de Investigación del GFLAC. 


SEMINARIOS EN LÍNEA

10. "Financiamiento para Cambio Climático en Guatemala y Nicaragua: avances y perspectivas".
11. "El Fondo Verde, rumbo a dar financiamiento por USD 2.5 mil millones".
12.“Financiamiento climático: elemento fundamental para la transición hacia economías bajas en carbono”.

NUEVOS MIEMBROS

13. I4CE: nuevo miembro del GFLAC.


INVITACIÓN

14. Curso “Cambio Climático, Mitigación y Desarrollo”, FLACSO-Argentina.
ARTÍCULOS
1. Después de Paris, ¿estamos en la ruta para descarbonizar nuestras economías?
Por Mariana Castillo
Coordinadora de Investigación del GFLAC. 
En diciembre de 2015 en el marco de la COP21 se aprueba el Acuerdo de Paris, el cual establece que la temperatura media mundial se debe mantener muy por debajo de los 2oC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5oC, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático. Sin embargo, no se  establece la fecha en que las emisiones deben alcanzar su punto máximo, haciendo sólo referencia de que esto debe suceder  “lo antes posible” y a partir de ese momento “reducirse rápidamente”.
 
Pero… las emisiones siguen en aumento. La concentración global de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera ha aumentado de aproximadamente 280 partes por millón (ppm) a finales del siglo XVIII hasta más de 400 ppm de CO en 2015[1],[2]. La concentración está aumentando a una tasa de alrededor de 2 ppm por año y aún no muestra signos de disminución. Es momento de que los países muestren su liderazgo y se tomen las acciones para revertir la actual tendencia. Sin emargo, el informe de la secretaría de la Convención, presentado en noviembre previo a alcanzar el Acuerdo de París, estableció que las INDCs presentadas estarían situando al planeta en escenarios de entre 2.7C a 3.5C de aumento de temperatura al año 2100. En fechas recientes, Takashi Hattori, Jefe de la Unidad de Medio Ambiente y Cambio Climático de la Agencia Internacional de Energía (AIE) señaló que no se ven las acciones para frenar pronto las emisiones de gases de efecto invernadero, como se acordó en el Acuerdo de París.[3]
 
Para el mundo y para América Latina y el Caribe (ALC) es urgente aprovechar el momentum político generado por la aprobación del Acuerdo y su posterior apertura a firma, a través de un evento político de alto nivel. Es momento de pasar a la acción, de llenar los vacios del Acuerdo de Paris con acciones claras y específicas para lograr la descarbonización de las actividades económicas en la región.
 
En 2012 América Latina y el Caribe generó alrededor del 10% de las emisiones globales (4,6 GtCO2e)[4]; sin embargo, ante la posibilidad de superar el peligroso umbral de los dos grados de calentamiento y siendo que se trata de una región altamente vulnerable a los impactos negativos del cambio climático, la región no pueden quedarse atrás en sus acciones. La región requiere tomar medidas ambiciosas en materia de energía y el transporte, sectores que representan una gran proporción de la utilización de combustibles fósiles en ALC.
 
Las medidas para promover y acelerar la transición hacia sociedad de bajo carbono y resilientes al clima, no pueden ser homogéneas; éstas deben adecuarse a las realidades y necesidades nacionales. La AIE señala que las cinco medidas clave que podrían frenar las emisiones hacia 2020 son: una mayor eficiencia energética, una reducción del uso ineficiente del carbón, más inversiones en energías renovables, reducir las emisiones de metano y reformar los subsidios a los combustibles fósiles.[5]
 
Las Contribuciones Nacionales de los países latinoamericanos, ahora en su proceso de fortalecimiento tendrían pues que incluir aquellas de estas medidas que les ayuden a reducir sus emisiones de GEI y evidentemente destinar los recursos necesarios para lograr llevarlas a cabo, ya sea a través de la asignación vía presupuestos públicos, facilitando mecanismos financieros, y/o accediendo a recursos internacionales. Lo anterior también implica que debe reducirse y redirigirse  la inversión hacia combustibles fósiles.
 
[1] NOAA (2015): ‘Earth System Research Laboratory: Trends in Atmospheric Carbon Dioxide’.  http://www.esrl.noaa.gov/gmd/ccgg/trends/weekly. html.
[2] Para evitar consecuencias peligrosas del cambio climático, el IPCC ha indicado que la concentración atmosférica de CO2 no debe sobrepasar las  450 ppm mundial. IPCC (2007): ‘The Physical Science Basis’. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cam- bridge: Cambridge University Press.
[3] http://newsroom.unfccc.int/es/noticias/aie-alerta-de-que-los-gobiernos-no-van-camino-de-lograr-los-objetivos-de-paris/
[4] Vergara, Walter; Fenhann, Jørgen Villy; Schletz, Marco Christian / Carbono Cero América Latina - Una vía para la descarbonización neta de la economía regional para mediados de este siglo : Documento de visión. UNEP DTU Partnership, 2016. 118 p. http://orbit.dtu.dk/files/123116630/Carbono_Cero.pdf
[5] http://www.worldenergyoutlook.org/energyclimate/energyandco2trendsintheindcscenario/#d.en.143677
 
2. Energía y Transiciones al Buen Vivir.
Por Gerardo Honty
CLAES –Centro Latino Americano de Ecología Social.
El consumo energético en América Latina ha venido creciendo sostenidamente en los últimos años impulsado por un crecimiento económico continuo. Las perspectivas hacia futuro indican que esta tendencia se mantendrá y los combustibles fósiles seguirán siendo la principal fuente de energía.

Las energías renovables distintas de la hidráulica (que históricamente ha tenido una participación en torno al 23% de la matriz regional) han aumentado su participación aunque de manera muy moderada, alcanzando apenas un 3% de la matriz.  Hacia el futuro se espera una mayor participación de las fuentes renovables en la generación de electricidad (la mayoría de los países tienen algún objetivo fijado) y en la mezcla de biocombustibles en la gasolina y el diésel. No obstante ello la participación de las fuentes renovables en su conjunto aún será muy menor comparada con el uso de combustibles fósiles en las próximas décadas.
 
Consecuentemente, las emisiones de gases de efecto invernadero originadas en el sector energía continuarán creciendo -como lo corroboran todas las INDCs presentadas por los países de la región- amparadas en los criterios de equidad y derecho al desarrollo de la Convención.
 
Los países en desarrollo ante las negociaciones sobre cambio climático, han levantado la bandera del “derecho al desarrollo” como uno de sus argumentos fundamentales para eludir topes a sus emisiones. El problema es que, si entendemos el desarrollo como el nivel de consumo de los países industrializados, la demanda energética futura se  multiplicaría por cuatro; y esto no hay manera de sostenerlo en base a fuentes de energías renovables ya que estas también tienen sus límites[1].
 
Pero los límites energéticos son tan solo una de las restricciones que la naturaleza (los recursos naturales disponibles y la capacidad de la biósfera) le impone al desarrollo. La humanidad ya ha superado el tiempo histórico en que creyó que podía dominar a la naturaleza y actuar por encima de sus leyes y capacidades. Los datos sobre la degradación de los principales atributos vitales del planeta son incontrastables y la idea de que hay que adaptarse a los ciclos de la naturaleza en lugar de ir contra ellos cobra cada día más fuerza en todos los ámbitos de la sociedad.
 
Desde este nuevo entendimiento es que en los últimos años se ha comenzado a hablar del “Buen Vivir” como una perspectiva alternativa a la noción de “Desarrollo”. A pesar de que muchos actores, particularmente desde el ámbito político, han transformado la idea de Buen Vivir en otra variante del Desarrollo, lo cierto es que este concepto –nuevo y aún en construcción- parte de premisas diferentes a las clásicas ideas del desarrollo. Por ejemplo, no hace del crecimiento económico el eje del bienestar, pone al ser humano al mismo nivel de las otras formas de existencia de la naturaleza, utiliza valoraciones múltiples y no solamente las monetarias, entre otros factores[2].
 
Para poder lograr la transformación desde el “Desarrollo” hacia el “Buen Vivir” es que se hace necesaria una agenda de “Transiciones”, es decir, una serie de pasos a dar a partir de los elementos actuales pero que nos conduzcan a un destino diferente. Desde la perspectiva de Transiciones, la matriz energética debe abandonar progresivamente el uso de combustibles fósiles y avanzar en el uso de renovables pero a la vez reducir en términos absolutos el consumo de energía. Para ello hay que atender no solo la Oferta energética sino también la Demanda, es decir, los “para qué” y “para quién” de la energía[3].
 
El tránsito del Desarrollo al Buen Vivir puede parecer una utopía. Sin embargo, es una utopía mucho más realizable que la utopía de un Desarrollo para todos. Los límites del Buen Vivir son humanos, solo dependen de la voluntad de la humanidad. Los límites de la naturaleza son absolutos y ante ellos nada pueden hacer los seres humanos.
 

[2] Para una ampliación de las ideas del Buen Vivir véase http://www.plataformabuenvivir.com
[3] Por mayor información véase el sitio http://transiciones.org/category/publicaciones/
 
3. Fracking en América Latina: una inviable transición
Por Aroa de la Fuente López.
Investigadora de Fundar, Centro de Análisis e Investigación/ Coordinadora la Red Latinoamericana sobre Industrias Extractivas (RLIE)/ Integrante del Equipo Técnico del GFLAC/Miembro fundadora de la Alianza Mexicana contra el Fracking y la Alianza Latinoamericana frente al Fracking

 
Actualmente existe consenso generalizado sobre la urgencia de abandonar la generación de energía basada en combustibles fósiles. Un estudio de la University College de Londres (UCL) publicado en 2015 señala que para tener al menos 50% de posibilidades de que la temperatura no aumente más de 2°C, se deben dejar bajo el suelo 80% de la reservas de carbón, 75% de petróleo y 50% de gas de 2010 a 2050.[1] Si subimos el nivel de ambición para tener más probabilidades de evitar una subida de la temperatura insostenible, aún sería necesario dejar mayores volúmenes sin explotar.
 
En el marco del Acuerdo de París adoptado en diciembre del año pasado, los países de la región latinoamericana se han comprometido a mantener las temperaturas en estos límites. Sin embargo, ello contrasta con sus políticas nacionales, las cuales van dirigidas a elevar las tasas de producción de gas y petróleo, así como a buscar nuevas reservas de estos recursos. Todo ello bajo el argumento de generar mayores ingresos para el Estado y, sorprendentemente, promover la seguridad energética de la región. Curiosamente, en el centro de estas discusiones se encuentra la idea de que el gas natural serviría como energía de transición hacia un futuro renovable, pese a que se trata de un combustible fósil sucio, que produce emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) causantes del cambio climático. Es decir, un sin sentido.
 
Este hecho es aún más grave a la luz de los planes de los gobiernos latinoamericanos que, para aumentar la producción y las reservas de gas, promueven la extracción de hidrocarburos no convencionales en lutitas, para la cual se requiere la fracturación hidráulica o fracking. En esta línea se encuentran países como Argentina, México, Brasil, Colombia, Chile, Perú, Bolivia y Uruguay, con diferentes niveles de avance en este tipo de proyectos.[2] En este caso, la ecuación es aún peor dado que la utilización de esta técnica, además de tener fuertes impactos negativos sobre el agua, la salud y la biodiversidad y suponer vulneraciones a los derechos humanos, implica emisiones de GEI superiores a los proyectos de gas convencionales. En un horizonte de 20 años, el impacto sobre el clima de la fracturación hidráulica para extraer gas sobre puede llegar a superar el del carbón,[3] la fuente más sucia existente actualmente.
 
Esto se debe, principalmente, a que la extracción del gas mediante dicha técnica conlleva importantes fugas de gas metano (CH4, el componente principal del gas natural) a la atmósfera. Estudios realizados en Estados Unidos indican que las emisiones de metano causadas en la extracción del gas de lutitas entre 2007 y 2009, incluyendo su almacenamiento y transporte, ascendieron a 12% del total de gas natural producido. Esto sin duda pone en jaque el clima, ya que el metano tiene un potencial de calentamiento global (PCG) 86 veces más poderoso que el dióxido de carbono (CO2) en un periodo de 20 años.[4] Si consideramos que para mantener la temperatura por debajo de los 2°C e, idealmente, de 1.5°C, se necesita reducir las emisiones en el corto plazo, la apuesta por el gas de lutitas hará imposible cumplir con estas metas.
 
Asimismo, es importante señalar lo que diversos estudios ya han mostrado: la apuesta por el gas natural y la fracturación hidráulica desalienta la descarbonización, "al retrasar el desarrollo de tecnologías de energía renovable". Esto quiere decir que cuanto más inviertan los países en la fracturación hidráulica, menos lo harán en renovables.[5]
 
Por ello, los Estados de América Latina deben poner fin a esta actividad, para poder así cumplir sus compromisos y obligaciones en la materia plasmados en el Acuerdo de París y en sus leyes y políticas nacionales. Desde la sociedad nuestra tarea es seguir promoviendo la prohibición de la fracturación hidráulica en nuestra región; impulsando las alternativas renovables y de eficiencia existentes; y apoyando a las comunidades que se encuentran defendiendo sus territorios frente a esta técnica al hacerlo, ya que al hacerlo nos protegen a todas y todos al evitar mayores impactos en el clima.[6] Para ello, el financiamiento climático juega un rol fundamental, por lo que es necesario asegurar que el mismo se orienta a energías renovables y proyectos a pequeña escala y comunitarios, que permitan enfrentar el cambio climático desde la garantía de los derechos humanos y la sostenibilidad.
 
[1] McGlade, Cristophe y Ekins, Paul (2015), The geographical distribution of fossils fuels unused when limiting global warming to 2°C, disponible en http://www.nature.com/articles/nature14016.epdf
[2] Observatorio Petrolero Sur (2015), Mapa del fracking en América Latina, disponible en  http://www.opsur.org.ar/blog/2015/09/04/mapa-del-fracking-en-america-latina-2/
[3] Concerned Health Professionals of NY y Physicians for Social Responsability (2015), Compendio de hallazgos científicos, médicos y de medios de comunicación que demuestran los riesgos y daños del Fracking (extracción no convencional de gas y petróleo). Tercera Edición, disponible en https://mx.boell.org/sites/default/files/compendium_final_25_de_mayo.pdf
[4] Howarth, Robert W (2015), Methane emissions and climatic warming risk from hydraulic fracturing and shale gas development: implications for policy, disponible en http://www.eeb.cornell.edu/howarth/publications/f_EECT-61539-perspectives-on-air-emissions-of-methane-and-climatic-warmin_100815_27470.pdf
[5] Óp. Cit. Concerned Health Professionals of NY y Physicians for Social Responsability, p. 123
[6] Para más información sobre este tema:
www.nofrackingmexico.org
@NoFrackingMx
Facebook: Alianza Mexicana contra el Fracking
4. Libérate de los combustibles fósiles: la nueva fase del movimiento climático global.
Por Jenny Zapata.
Coordinadora Global de Comunicaciones de 350.org
jenny.zapata@350.org

 
Mes tras mes, el 2015 rompió las marcas históricas de temperatura global y pronto fue evidente que  la COP21 de París no aseguraría de los países el nivel de compromiso necesario para  evitar el calentamiento del planeta por encima de los 2 ºC. La ciencia ha demostrado que este calentamiento se relaciona directamente con la excesiva dependencia de nuestras sociedades en los combustibles fósiles. Está en manos de las personas tomar acción ante la urgencia de la crisis climática y sus impactos en las comunidades.
 
Con 12 días de acción global la primera quincena de mayo pasado, Libérate de los combustibles fósiles consistió en una oleada global de acciones en las que miles de personas se manifestaron por la necesidad de cambiar nuestra dependencia actual de los combustibles fósiles por un sistema global de energía impulsado al 100% por energías renovables.
 
Libérate incluyó 20 acciones de desobediencia civil pacíficas y disciplinadas, y la participación de más de 30,000 activistas que salieron a las calles, ocuparon minas, bloquearon líneas férreas, se tomaron de las manos, remaron en kayaks y organizaron reuniones comunitarias en 13 países para exigir que el carbón, el petróleo y el gas se queden bajo tierra.
 
Miles de personas se arriesgaron a ser arrestadas, muchas de ellas participaban por primera vez en acciones de desobediencia civil. Durante el bloqueo a una sucursal bancaria una estudiante de Christchurch, Nueva Zelanda, declaró al periódico local: “nos estamos poniendo en riesgo al estar hoy aquí, pero sentimos que es mucho más riesgoso no actuar ante el cambio climático”.
 
En este comunicado puedes leer un resúmen de las acciones durante Libérate.

 
Así como los impactos de un planeta cada vez más caliente se hacen más evidentes en forma de elevación del nivel del mar, sequía y tormentas más violentas, los ciudadanos que participaron en Libérate representan una nueva fase del movimiento climático global, que a su vez se va volviendo más vocal, revolucionario y poderoso.
 
En muchos casos, las acciones convocadas por Libérate enfrentaron una respuesta del gobierno o las empresas de combustibles fósiles. La familia más poderosa de Sudáfrica hizo todo lo posible por silenciar una protesta que señalaba sus intereses en la industria del carbón; en Alemania, los participantes de Ende Gelände fueron confrontados por ultraderechistas; integrantes de Yasunidos en Ecuador enfrentaron amenazas de suspensión laboral por protestar contra el petróleo, y en EE.UU. las grandes petroleras emprendieron un esfuerzo nacional millonario para desacreditar a los activistas climáticos, a tal punto que actualmente 350 y sus colaboradores son el objeto de una investigación del Congreso.
Desde el año 2012 nos dimos cuenta de que es necesario mantener el 80% de las reservas de combustibles fósiles bajo tierra. A estas alturas, ese 80% puede resultar inadecuado debido a la disminución del presupuesto de carbono y las crecientes reservas de combustibles fósiles. El cambio climático continúa avanzando, mientras industrias y gobiernos siguen llegando a acuerdos de corta visión, que ponen las ganancias económicas por encima del bienestar planetario.
 
La cancelación del gasoducto Keystone XL en Norteamérica nos demostró que la oposición pública y la perseverancia dan frutos. Por eso seguiremos convocando a la acción decidida de las personas para despojar a la industria del gas, el petróleo y el carbón, y a quienes hacen negocios con ella, de su licencia social y del acceso a los recursos económicos y legales que les permiten seguir expandiendo la exploración y extracción de combustibles fósiles alrededor del mundo. 
5.  Avances de la Transición Energética en México
Por Jorge Villarreal Padilla.
Oficial de Programas en la Iniciativa Climática de México (www.larci.org) e integrante del equipo técnico del GFLAC.
Correo: Jorge.villarreal@larci.org
El 30 de marzo del 2016 se publicaron los resultados de la primera subasta eléctrica de largo plazo bajo el nuevo esquema de mercado. La conclusión de este proceso superó -por mucho- las expectativas de quienes empujamos la transición energética en México: se adjudicaron proyectos por 5.4 GW/h de energía eléctrica con fuentes renovables. Los costos ofertados por las empresas de renovables fueron tan competitivos (1) que dejaron fuera del mercado a los proyectos de energía eléctrica con fuente fósil, en particular aquellos de generación con gas (2) que -hasta el año pasado- se preveía como la opción que acapararía el mercado eléctrico. Hablando de proyectos competitivos, vale la pena resaltar que uno de los proyectos de solar fotovoltaico ¡¡ofertó en 13 USD el MW/h!!, por lo que -por algunas semanas- México se colocó como la opción más barata en el mundo para proyectos de energía solar, de acuerdo a lo reportado por la revista The Economist (3). 

¿Qué fue lo que detonó este resultado? Sin duda, la claridad de los instrumentos de política pública. En particular la entrada en vigor de la Ley de Transición Energética (LTE) el año pasado, en el día de Navidad. Este proyecto fue fuertemente promovido por diversas organizaciones, entre ellas el GFLACC, quién proporcionó apoyo técnico en su diseño y propuesta original. El principal aporte de la LTE es proveer certeza a las energías limpias al hacer jurídicamente vinculante la meta del 35% al 2024 (y metas intermedias) de participación de energías limpias en la matriz eléctrica y estructurar la planeación eléctrica en función de esta meta. Con esta certeza, los proyectos a largo plazo de energía renovable pudieron reducir incertidumbre, aumentar su capacidad y calidad crediticia, lo que permitió reducir costos.

¿Qué queda pendiente? Garantizar el 35% de energía limpia no es sencillo. Se requiere dar seguimiento a aquellos actualmente en diseño y monitorear los de pendiente creación. Avanzar en la regulación de Generación Distribuida será una tarea básica para poder detonar un esquema de generación descentralizado que -a través de incrementar la penetración de paneles solares en los techos de las familias en México- permita democratizar la energía y reducir la pobreza energética. Para ello, el financiamiento climático deberá jugar un rol central en facilitar el desarrollo de la generación distribuida. 

El potencial de mitigación de GEI de la LTE (4), estimado hasta en 150 MtCO2e, permite que su cumplimiento genere condiciones para cumplir con la reducción las emisiones previstas por el INDC para el sector eléctrico y situar su techo de emisiones en 139 MtCO2e al 2030. Por el potencial de ampliar la penetración de la generación distribuida, también permite colocar las emisiones del sector en la ruta de acciones para no rebasar la línea de los 2°C y reducir el techo de emisiones en 100 MtCO2e al 2030. Estos esfuerzos, pondrán a México en la ruta de cumplir la meta de reducción de emisiones del 50% al 2050 sobre la base de las emisiones del 2002 y situar el techo se emisiones para el sector en aproximadamente de 50 MtCO2e.  (véase figura 1)
Fuente: Daniel Chacón Anaya con datos del IPCC, SENER y SEMARNAT. (5) Notas del autor: Las cifras en rojo representan la diferencia de los escenarios con respecto al INDC de México. Las cifras en azul representan la diferencia con respecto a la media de la trayectoria de 2°C. El factor de emisiones de CO2e utilizado es de 450 Kg/MWh.
 
Aún queda mucho camino que recorrer y barreras que superar. Sin embargo, apostar por el cumplimiento de la LTE en el marco de la garantía irrestricta de los derechos humanos, pareciera el camino más claro para que México cumpla con sus metas nacionales y compromisos internacionales de mitigación.
 
(1) El paquete de proyectos solares-fotovoltaicos representó el 56% del total adjudicado y promedió un costo nivelado de 40.5 USD el MW/h, seguido de los proyectos eólicos que promediaron 43. 9 USD el MW/h y representaron el 44% restante.
(2) Por ejemplo, uno de los proyectos de más bajo costo ofertado a la Comisión reguladora de Energía de gas con ciclo combinado fue de 48 USD el MW/h en este año.
(3) Fuente: http://www.economist.com/news/business/21696941-solar-power-reshaping-energy-production-developing-world-follow-sun
(4) Un análisis detallado del potencial de mitigación de la LTE y de la generación distribuida, así como de los números presentados a continuación, se encuentra en: http://energiaadebate.com/oportunidades-para-mitigar-emisiones-de-gases-de-efecto-invernadero-en-el-sector-electrico/
(5) Véase: http://energiaadebate.com/oportunidades-para-mitigar-emisiones-de-gases-de-efecto-invernadero-en-el-sector-electrico/
6. Del caos de REDD al laberinto del Reto de Bonn (1)
Por Yvette Aguilar.
Asesora en cambio climático de la Mesa de Cambio Climático de El Salvador, auspiciada por la FES-El Salvador, e integrante del Grupo de Trabajo en el marco del Proyecto Regional Transformación Social y Ecológica de la FES.
Con la irrupción en 2005 del tema REDD-plus en la agenda climática multilateral, sus promotores buscan compensar emisiones de carbono fósil mediante la compra de créditos de carbono generados con el reforzamiento de la acción de los sumideros o depósitos de carbono biogénico. REDD-plus ha sido duramente criticado por: su inefectividad para la mitigación climática; los problemas metodológicos relativos a la permanencia, adicionalidad, mensurabilidad, verificabilidad y fugas; y los impactos negativos locales.
 
Ante la desgastada imagen de REDD-plus, sus promotores han recurrido a diversas etiquetas: «enfoque de restauración de ecosistemas/ paisajes/territorios», «ciudades más verdes», «neutralidad en la degradación de la tierra/suelo» y «agricultura climáticamente inteligente».

Para empujar la implementación de REDD-plus, sus promotores han recurrido a otros procesos multilaterales y plurilaterales; y aunque el tema REDD-plus no pudo ser introducido como tal en los 17 objetivos de desarrollo sostenible -ODS-, las actividades elegibles fueron filtradas vía meta 3 del ODS-15 sobre diversidad biológica, la cual plantea contribuir a un mundo con una degradación neutra del suelo para 2030. La meta 15 de Aichi del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica, establece que para 2020 se incrementará la resiliencia ecosistémica, y la contribución de la biodiversidad a las reservas de carbono, mediante la conservación y la restauración de al menos el 15% de las tierras degradadas, para contribuir a la mitigación climática y a la adaptación.
 
El Reto de Bon, impulsaría la implementación de REDD-plus en el Acuerdo de París, con “enfoque de restauración de paisajes” en 350 millones de ha de tierras deforestadas y degradadas, facilitando el cumplimiento de la meta 3 del ODS-15; la meta 15 de Aichi; y la meta sobre REDD-plus de la Convención, aunque ésta última no existe ni en la Convención ni en el Acuerdo de París.
 
Dicha iniciativa  contraviene el espíritu y letra del Acuerdo de París, al otorgar a REDD-plus una centralidad inconsistente con las disposiciones adoptadas; prejuzgando la negociación post-2015 sobre la elegibilidad de REDD-plus, y arriesgando el logro de las metas a largo plazo de dicho Acuerdo.
 
El numeral 38 (b) del texto de la decisión de adopción del Acuerdo de París, establece que las actividades elegibles bajo el mecanismo para contribuir a la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero y apoyar el desarrollo sostenible, generarán «beneficios de mitigación del cambio climático reales, mensurables y a largo plazo». Dicho criterio no aplicaría a las actividades de REDD-plus, ya que almacenan carbono en escalas de tiempo muy cortas.
 
El próximo informe del IPCC examinará, para reconsideración de las Partes a partir de 2018, las tecnologías de emisiones negativas (ej.: bioenergía combinada con captura y almacenaje de carbono, forestación y reforestación, secuestro de carbono en el suelo y carbón vegetal) debido a la incerteza de su efectividad y riesgos asociados, al igual que la vulnerabilidad y adaptación de los sistemas naturales, sistemas gestionados (agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra) y sus servicios. 
(1) https://www.academia.edu/26046965/Del_caos_de_REDD_a_la_idoneidad_en_la_pol%C3%ADtica_clim%C3%A1tica
7. Seis meses para elaborar una hoja de ruta para los 100 mil millones
Por Jan Kowalzig, Oxfam
Desde que, en 2009, en la cumbre del clima de Copenhague, los países desarrollados hicieron la promesa de incrementar la financiación para el clima para llegar a los $ 100 mil millones en 2020, los países en desarrollo han pedido una hoja de ruta para conocer cómo se va a cumplir la promesa. Desde entonces, los países desarrollados se han negado a hacerlo.
 
Esto ha cambiado ahora. El paquete adoptado en la cumbre climática de París incluye, junto con el Acuerdo de París, una serie de decisiones, y una de ellas (en el párrafo 114) insta a los países desarrollados a presentar tal plan de trabajo, y, en particular, a que aumentan significativamente el apoyo financiero para la adaptación a la efectos adversos del cambio climático.
La barra de la izquierda indica el lugar en el que se situó el financiamiento climático en el 2014, y cómo podría cambiar para el año 2020, en base a los anuncios realizados por los países desarrollados y los bancos multilaterales de desarrollo en 2015, utilizando su propia metodología, contando las finanzas a su valor nominal. La barra central y derecha son nuestras estimaciones de asistencia neta que se dirige específicamente a cambio climático (barra de en medio) o adaptación (barra de la derecha). Fuente: Oxfam 2016
Parece que los países desarrollados han (por fin) oído el llamado - y han comenzado las consultas internas de cómo podría verse esta hoja de ruta. También se han acercado a los países en desarrollo, en el marco de la reciente reunión inter sesional de Bonn que preparó el terreno para la próxima cumbre climática de la ONU en Marrakech (COP22) al final del año, para aprender más acerca de las expectativas de los países en desarrollo .
 
Aquí están algunas de nuestras ideas:
 
Proceso: La hoja de ruta no debe ser una sorpresa para los países en desarrollo en la COP22. En su lugar, debe ser elaborado con la participación de, y el intercambio regular de puntos de vista con los países en desarrollo. Lo ideal sería que la hoja de ruta final se presente en la pre-COP, reunión ministerial anual unas pocas semanas antes de COP22. En el diálogo ministerial sobre financiación para el clima que tendrá lugar durante la COP22, el mapa de ruta podría ser la base para acordar nuevas medidas para mejorar la financiación del clima.
 
Propósito: El propósito de la hoja de ruta, obviamente, sería demostrar que, y cómo, los países desarrollados tienen la intención de cumplir su promesa de $ 100 mil millones - en otras palabras: ¿qué va a pasar de aquí a 2020? La hoja de ruta también serviría como una indicación de la dirección que los países desarrollados tomarán en la planificación de la ampliación del apoyo durante el próximo par de años. Y, quizás lo más importante, la hoja de ruta sería la herramienta para construir puentes entre los países en desarrollo y desarrollados, aumentar la confianza mutua y también identificar dónde es necesario seguir actuando, por ejemplo, para superar las barreras al suministro y despliegue de financiación para el clima.

Escenarios: Idealmente, la hoja de ruta delinearía escenarios para la variedad de instrumentos, canales y tipos de financiación que los países desarrollados quieren mejorar en los próximos años para cumplir su promesa. Estos escenarios incluirían información cualitativa (por ejemplo, las experiencias realizadas con diferentes instrumentos hasta el momento y los planes para el futuro) y cuantitativos (por ejemplo, montos a ser facilitados o movilizados), pero también podrían identificar las barreras y las acciones que deben tomarse para superar estas barreras, con el fin de hacer los escenarios alcanzables. Los escenarios podrían mirar la gama de fondos multilaterales disponibles para canalizar el dinero, tales como el Fondo Verde para el Clima o el Fondo para Países Menos Adelantados, reflexionar sobre el papel de los bancos multilaterales de desarrollo, plantear un panorama de cómo la asistencia bilateral evolucionaría o cómo mejorar el acceso directo y la apropiación de los países, y también ver los distintos tipos de financiación, como subvenciones, préstamos en condiciones favorables e instrumentos innovadores, destacando perspectivas sobre estos.

Adaptación: Dado el actual (y, a menudo lamentado) desequilibrio entre el apoyo a la adaptación y la mitigación, la hoja de ruta debe incluir una proyección sobre los aumentos previstos de los niveles anuales de asistencia para la adaptación y establecer un nivel objetivo para 2020 dentro del conjunto promesa de $ 100 millones de dólares que haría generar una mayor confianza entre los países en desarrollo de que ya no se descuidará la adaptación. Dicho objetivo se podría expresar en términos absolutos (por ejemplo, alcanzar al menos $ 35 mil millones al año en 2020) o en términos relativos (por ejemplo, el 50% de toda la financiación pública para el año 2020), acompañada de un conjunto de acciones necesarias para que sea una realidad, incluyendo más de preparación y desarrollo de la capacidad de financiación en especial para los países más pobres y vulnerables, lo cual es crítico para que puedan identificar mejor sus necesidades específicas de adaptación y formular planes de acción por ejemplo, en torno a las estrategias de seguridad alimentaria y del agua, o de gestión y reducción del riesgo de desastres.


Movilización de financiamiento privado: La hoja de ruta en preparación también tendrá que reflejar sobre lo que sucederá con la financiación privada, es decir, las inversiones privadas desencadenadas por el apoyo financiero de los países desarrollados. Tales flujos privados movilizados desempeñan un papel fundamental en el fomento de un desarrollo bajo en carbono, pero no deben malinterpretarse como una distracción de la necesidad de aumentar la financiación pública también. La hoja de ruta debe asegurar que la relación actual entre financiación pública (dos tercios) y la privada (un tercio) se mantiene intacta hasta 2020 o mejora hacia la financiación pública - algunos de los cuales se utiliza para desencadenar flujos privados adicionales. Una cuestión clave aquí es la dirección de la atribución de las finanzas movilizadas - por ejemplo, altas proporciones de apalancamiento son una indicación de que una inversión que está sucediendo en gran medida como resultado de factores distintos, por ejemplo, cofinanciación de los países desarrollados, lo que significa que la cantidad que un país desarrollado podría afirmar que ha movilizado podría ser considerablemente menor que el valor nominal de una inversión dada. De manera más general, esta parte de la hoja de ruta también debe describir las acciones cómo el apoyo futuro se puede utilizar mejor para que un país pueda transformar y cambiar las inversiones de su propio sector privado, con énfasis en las pequeñas y medianas empresas en lugar de beneficiar a los grandes inversores multinacionales con poco interés genuino en temas de desarrollo más amplios.

Nuevas Fuentes: La guirnalda del pastel sería un conjunto de acciones previstas para cumplir la promesa sin poner en peligro los recursos para la ayuda al desarrollo y en su lugar proporcionar financiación para el clima verdaderamente nuevo y adicional. Se han hecho propuestas en el rango de fuentes para generar nuevos ingresos, tales como los ingresos por impuestos a las transacciones financieras, de las subastas de permisos (más notablemente el régimen de comercio de emisiones de la UE que se examina ahora), o de gravámenes sobre la extracción de combustibles fósiles.
 
Integridad: Una tarea crítica de la hoja de ruta también podría ser delinear cómo los flujos financieros proporcionados (o movilizados) serán compatibles con mantener el calentamiento por debajo del límite de 1,5 ° C, en particular para evitar el lock-in de baja ambición. En concreto, la financiación para el carbón "limpio" no tiene ningún papel que desempeñar en la hoja de ruta. El carbón no es limpio, y el apoyo continuo para el carbón retrasa la inevitable transición hacia una transformación completa a las energías renovables. En adaptación, la hoja de ruta podría especificar acciones para dar prioridad a la financiación hacia los más vulnerables, y para mejorar la calidad de la financiación para la adaptación, por ejemplo, asegurando los proyectos (o componentes del proyecto) que se cuentan como financiación para la adaptación son los que apuntan específicamente a abordar los vacios identificados en materia de resiliencia (para superar el problema de sobreestimar la importancia de los proyectos de adaptación).
 
En los siguientes meses se mostrará que tan serios son los países desarrollados acerca de la tarea que se les dio en París. Es de vital importancia para evitar que la hoja de ruta se convierte en un ejercicio de escaparatismo. En su lugar, la elaboración de la hoja de ruta debe ser un honesto estado de la situación, de las experiencias, las barreras y los planes hacia 2020. Si eso sucede, el plan de trabajo puede convertirse en un instrumento clave para el éxito en la próxima COP22 en Marrakech - y por lo tanto ayudar a mantener el espíritu de París con vida.
Accede al texto original en inglés AQUI
8. Starting Strong: Los Primeros 1000 días de los ODS
Por Natalia Pérez 

Asociación Ambiente y Sociedad y Punto Focal de GFLAC.
El pasado 14 y 15 de junio de 2016 se llevó a cabo en la Cámara de Comercio de Bogotá el dialogo regional de América Latina “Starting Strong: Los primeros 1000 días de los ODS”, que tenía como finalidad hacerle seguimiento al proceso de implementación de los ODS, el mismo contó con representación de diferentes sectores y actores incluyendo el sector privado, la sociedad civil y fundaciones filantrópicas. 
 
Durante el desarrollo de la jornada se llevaron a cabo talleres sobre la implementación de la Agenta 2030 para el Desarrollo Sostenible, igualmente, se realizaron diferentes charlas tendientes a determinar el cumplimiento de los ODS hasta la fecha. En el evento se observó que hay algunos objetivos que son de más fácil cumplimiento, mientras que otros son de difícil cumplimiento y los Estados en lugar de avanzar en las mismas han retrocedido, como es el caso de la lucha contra el cambio climático.

La metodología para determinar lo anterior consistía en revisar los datos históricos, pero igualmente en realizar proyecciones en el tiempo, con base en esto se evidenció que en los objetivos 11, 12, 13, 14 y 16, los Estados se encontraban retrocediendo, por lo que eran aquellos que necesitaban mayor trabajo a futuro si se esperaba cumplir con las metas al 2030. 
Uno de los temas más importantes a tratar fue el de financiación, en el cual participó el Banco Mundial, la filantropía, el sector privado y la sociedad civil, muchos con opiniones contrarias pero dispuestos al dialogo. Mientras que el Banco Mundial y el sector privado estaban de acuerdo en la necesidad de fomentar las alianzas público privadas (PPP – Public Private Partnership), así como en la posibilidad de promover los ODS desde la actividad empresarial, situación para la cual se debía propender por evitar los obstáculos a la inversión, la sociedad civil manifestó preocupaciones frente a los PPP, como el aumento en algunos casos de los costos de la actividad.

A su vez, la sociedad civil resaltó 3 pilares necesarios para la sostenibilidad, como lo son la igualdad de género, la importancia ambiental y la necesidad de incorporar el marco de los derechos humanos a la Agenda 2030, mientras que la filantropía manifestó la necesidad de buscar la intersectorialidad para dar cumplimiento a los ODS, pues ningún actor por separado puede lograr el cumplimiento cabal de los mismos.

En este tema, Ambiente y Sociedad como punto focal del GFLAC en Colombia, manifestó la importancia de la transparencia en el tema de financiación, sin la cual resulta imposible hacer seguimiento a las acciones implementadas para el cumplimiento de los ODS, específicamente para el cumplimiento del objetivo 13, referente al cambio climático, igualmente, se habló de la posible implementación de una herramienta electrónica que contenga indicadores, marco presupuestal, rubros y demás, que permitan clasificar una acción como cambio climático.

La gran conclusión del evento consistió en la importancia del trabajo conjunto en la implementación de los ODS y la necesidad de la articulación entre actores con este propósito. 
9. Reunión de Diálogo con la Emb. Patricia Espinosa y organizaciones de la sociedad civil.
Por Mariana Castillo
Coordinadora de Investigación del GFLAC. 
El pasado 8 de junio, organizaciones de sociedad civil sostuvimos una reunión con Patricia Espinosa, quien dejará su cargo como Embajadora de México en Alemania el próximo 15 de julio y tomará posesión como Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático el próximo 18 de julio.

Fue una reunión positiva. La ex Canciller habló de la importancia de  aprovechar el momentum político para pasar cuanto antes a la acción y reiteró la importancia de la participación de sociedad civil, enfatizando que ninguna agenda podrá ser instrumentada sin la participación multiactor, pues “el cambio climático es tarea de todos”.
Sin tener aún una agenda de trabajo definida, señaló que sus prioridades girarán en torno a 1) la pronta ratificación del Acuerdo de Paris; 2)la implementación y el aumento de la ambición de las Contribuciones Nacionales presentadas pro los países; 3) establecimiento de vínculos entre la agenda de cambio climático y la Agenda 2030. Insistió mucho en este tema, en la importancia de que converjan agendas 2030 y la de cambio climático y que eso va a implicar también un mayor involucramiento de otras agencias de Naciones Unidas, mas allá del secretariado para que los países puedan poner en marcha sus planes
 
La reunión giró en torno principalmente al tema de la importancia de la participación de sociedad civil. La Embajadora Espinosa subrayó que siguen existiendo resistencias a la participación de la sociedad civil y eso genera retos importantes. Se comprometió a impulsar decididamente la participación activa de la sociedad civil e invitó a hacerle llegar, a través de la Dirección General de Vinculación con las Organizaciones de la Sociedad Civil sus comentarios y opiniones para incidir en la formulación de consensos.
 
Como GFLAC estuvimos presentes en la reunión y le entregamos una carta a la Emb. Patricia Espinosa, en la que se plantean nuestras propuestas  en torno a la vinculación entre las agendas de desarrollo sostenible 2030 y de cambio climático. 
Accede al contenido completo de la carta AQUI
SEMINARIOS EN LÍNEA
10. Seminario en línea "Financiamiento para Cambio Climático en Guatemala y Nicaragua: avances y perspectivas"
Como parte de los esfuerzos para difundir los informes sobre Financiamiento Climático, el pasado 21 de junio tuvo lugar el Seminario en Línea "Financiamiento para Cambio Climático en Guatemala y Nicaragua: avances y perspectivas", organizado por el GFLAC en conjunto con sus puntos focales en estos dos países.
 
Este espacio hace parte del trabajo que el Grupo está realizando en la región latinoamericana y caribeña con el objetivo de tener un mejor conocimiento sobre los recursos internacionales y nacionales que los países están destinando a acciones de mitigación y adaptación, a través de la elaboración de estudios nacionales con base en la metodología del GFLAC. Este ejercicio comenzó en 2014, año en que participaron Argentina, Chile, Ecuador y Perú, y continuó en 2015 con los análisis realizados en Bolivia, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
 
En el Seminario en línea contamos con la participación de Fundación FEDES y Fundación Solar quienes presentaron los resultados del informe sobre Financiamiento climático en Guatemala; y de Centro Humboldt y CADPI presentando los principales hallazgos del informe sobre Financiamiento climático en Nicaragua. 
 
Los hallazgos del informe en Guatemala indican que si bien el país cuenta con compromisos de atención al cambio climático establecidos en marcos normativos y de política pública nacionales e internacionales, éstos no se reflejan en la existencia de suficientes fondos dirigidos de manera adecuada y efectiva a atender esta problemática. Los compromisos asumidos por el país a nivel internacional tienen en su centro la construcción participativa de las políticas de mitigación y adaptación, lo cual hasta la fecha no ha sido alcanzado a cabalidad. En el caso de Nicaragua, se señaló entre otras cosas que se tienen retos para integrar de manera más expresa la relación existente entre energía, agricultura, bosques, recursos hídricos y cambio climático tanto a nivel programático como presupuestal.
 
En ambos casos se señaló la necesidad de avanzar en la implementación de instrumentos nomativos, como es el caso del Fondo para Cambio Climático en Guatemala o la Ley de Acceso a la Información en Nicaragua. Asimismo, se señaló la dificultad que implica el que no exista una clasificacion presupuestal que nos ayude a conocer los recursos que se dirigen a adaptacion o mitigación. En materia de financiamiento internacional, se señaló que falta mucha información sobre financiamiento climático, su impacto y sus resultados, por lo que resulta indispensable avanzar en l creación de sistemas de información y de monitoreo, resgitro y verificación para el financiamiento climático.

Si no pudieron conectarse al Seminario en Línea, no se preocupen pues en el siguiente enlace se encuentra el video completo del mismo, donde pueden escuchar en voz de los investigadores los resultados de los estudios de Guatemala y Nicaragua.  
Accede a la grabación del seminario aquí.
Igualmente, les compartimos las presentaciones de cada país realizadas durante el Seminario, donde pueden consultar información y datos de relevancia sobre los estudios.
Accede a la presentación sobre financiamiento nacional en Guatemala
Accede a la presentación sobre financiamiento internacional en Guatemala
Accede a la presentación de Nicaragua
Y lo más importante, para conocer a mayor profundidad el estado del financiamiento climático en estos dos contextos nacionales, no dejen de consultar los "Informes País de Financiamiento Climático" completos.
Accede al Informe de Guatemala
Accede al Informe de Nicaragua
11. Seminario en Línea "El Fondo Verde, rumbo a dar financiamiento por USD 2.5 mil millones".
Songdo, Corea del Sur, sede del Fondo Verde del Clima. Crédito: we_like_it/Flickr/Creative Commons.
Del 28 al 30 de junio, la Junta Directiva del Fondo Verde del Clima (FVC) celebrará su reunión número 13 en Songdo, Corea del Sur, su sede. Esta reunión es importante porque en ella la Junta debe aprobar nuevas propuestas de programas y proyectos rumbo a la meta establecida para 2016 de otorgar financiamiento por un valor de 2.5 millones de dólares.

En la reunión, la Junta también debe tomar otras decisiones, entre ellas las referentes a mejorar la relación entre el Fondo y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), una estrategia para la acreditación de entidades, y la revisión del  Programa de Ayuda a la Preparación. Debe además aprobar lineamientos para la apropiación doméstica de programas y proyectos financiados por el Fondo.
 
El seminario se realizó el lunes 20 de junio. En él se abordaron algunos puntos de la agenda a ser desarrollada en la 13va reunión de la Junta Directiva del Fondo Verde del Clima, a realizarse del 27 al 30 de junio.

Presentaciones de los panelistas

1. La primera presentación, Expectativas para la 13va reunión de la junta directiva del fondo verde del clima, estuvo a cargo de Andrea Rodríguez, abogada sénior de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA). Andrea mencionó que, a partir de junio, las reuniones de la Junta Directiva serán transmitidas en vivo. Ello se debe a que la Junta aprobó su política de divulgación de información, la cual incorpora la transmisión. Andrea presentó luego la agenda de la reunión de Songdo, enfocándose en las decisiones relacionadas con la aprobación de propuestas de programas y proyectos, y la acreditación de nuevas entidades. Concluyó brindando información sobre la 14va reunión de la Junta, la cual se llevará a cabo en Ecuador en octubre.

2. Posteriormente María Netto, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), describió una de las propuestas que será considerada por la Junta Directiva para su aprobación. La propuesta se denominada Seguros de Ahorros Energéticos y está pensada para El Salvador. La idea requiere 20 millones de dólares en préstamos del Fondo. La propuesta consiste en invertir en estructuras financiera de El Salvador para promover inversiones en tecnología eficiente para ahorrar energía. El proyecto será implementado por un banco local, BANDESAL, el cual tendrá las facultades de otorgar préstamos a pequeñas y medianas empresas.

3. Finalmente, Carmen Arguello, asesora regional del Secretariado del Fondo Verde del Clima, expuso los avances del Programa de Ayuda a la Preparación en Latinoamérica y el rol del Fondo Verde en la implementación del Acuerdo de París. Describió la estructura del Fondo y mencionó las propuestas de acreditación de las entidades nacionales, regionales e internacionales aprobadas por el Fondo Verde, incluyendo el estatus de las propuestas de acreditación. Además, explicó la forma mediante la cual el Fondo apoya a las entidades acreditadas mediante el acceso directo. Dijo que varios países de Latinoamérica reciben actualmente recursos económicos bajo el Programa de Ayuda a la Preparación. Entre ellos están Bolivia y Colombia. En cuanto a la implementación del Acuerdo de París, Carmen afirmó que el Fondo está apoyando ello al brindar acceso a recursos predecibles, facilitar ese acceso, colaborar con organismos internos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y al asegurar que exista coherencia y complementariedad con otros fondos creados bajos la Convención. 
Accede a la grabación del seminario y presentaciones aquí.
12. Seminario en línea: “Financiamiento climático: elemento fundamental para la transición hacia economías bajas en carbono”.
 
El pasado jueves 2 de junio se llevó a cabo el webinar “Financiamiento climático: elemento fundamental para la transición hacia economías bajas en carbono”, organizado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) en colaboración con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y con el apoyo de EUROCLIMA.

En el diálogo virtual participaron: Omar Ramírez Tejeda, Vicepresidente Ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático y el Mecanismo de Desarrollo Limpio de República Dominicana; Daniel Puig, Senior Advisor del UNEP DTU Partnership; Sandra Guzmán, Coordinadora General del Grupo Financiero Climático para América Latina y el Caribe (GFLAC); Astrid Milena Bernal Rubio, Coordinadora del área de Cambio Climático, Comunidades Forestales, Mecanismos de Mitigación y Adaptación de la Asociación Ambiente y Sociedad de Colombia; y Claudia Alejandra Octaviano Villasana, Coordinadora General de Cambio Climático y Desarrollo Bajo en Carbono de México.

La introducción al seminario estuvo a cargo de Omar Ramírez, quien destacó la importancia del financiamiento para poder enfrentar al cambio climático en la región. Añadió que el tema de cambio climático actualmente moviliza dos veces más recursos que la ayuda para desarrollo en América Latina y el Caribe. Sin embargo, indicó que lamentablemente la distribución de los recursos para financiamiento climático se concentra en solamente seis países de América Latina y el Caribe: México, Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela, y Argentina; los cuales reciben el 60% de los recursos.

El primer ponente, Daniel Puig, hizo mención del estudio publicado por PNUMA “Adaptation Finance Gap Report”, el cual sintetiza la literatura científica en materia de costos y financiamiento para la adaptación. El argumento principal radica en la importante diferencia que existe en el mundo, y en particular en la región, entre los recursos disponibles para adaptarse a los efectos del cambio climático y los recursos necesarios para la adaptación. Concluyó que se sabe muy poco sobre los costos de la adaptación y el financiamiento, por lo que se vuelve necesario el desarrollo de más estudios a nivel nacional y subnacional para poder lograr una mejor planificación.

En segundo término, Sandra Guzmán, subrayó que el financiamiento climático es una herramienta necesaria para combatir el cambio climático, más aún en el marco del Acuerdo de París. A pesar de ello, el financiamiento se ha distribuido de manera desbalanceada en la región y la mitigación es a la que se le destina la mayoría de los recursos en comparación con lo que recibe la adaptación. Señaló, además, la existencia de estudios que estiman se requieren entre 300-500 mil millones de dólares para realmente poder combatir el problema de cambio climático; cifra que deberá tomarse en cuenta en la meta de financiamiento que se establezca en 2025. Finalmente, enfatizó que un aspecto fundamental es incrementar la confianza en materia de financiamiento de cambio climático, no sólo de los actores financieros sino también de la ciudadanía, para saber de cerca cuáles son los sectores que más reciben recursos y cuáles son los que más necesitan.

En tercer lugar, Milena Bernal relató la experiencia de Colombia en materia de financiamiento climático y su gobernanza. Presentó los resultados del análisis de las estimaciones de financiamiento en Colombia entre los cuales es posible observar que los recursos se reciben principalmente de Estados Unidos y Alemania (1° y 2° lugar respectivamente). En este sentido señaló que, en el año 2015, el 58% de los recursos se destinaron al Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), mientras que la gestión de riesgos recibe una menor cantidad de recursos, mismos que han sido difíciles de monitorear. En suma, el desarrollo de un marco político y legal representa un gran paso para la lucha contra el cambio climático y que es necesario lograr además que las leyes de acceso a la información incluyan medidas transversales que garanticen este derecho.

La cuarta ponente fue Claudia Octaviano, quien reconoció que, las metas de reducción de emisiones podrán incrementar su ambición con el apoyo de financiamiento y el apoyo en la creación de capacidades y transferencia tecnológica. En el mismo sentido, México ha estado analizando profundamente la ruta de implementación para así conocer los costos que conlleva y las rutas tecnológicas para alcanzar las metas de mitigación. Indicó, además, que los medios de implementación no solamente deben de incluir el dinero que se recibe, se debe considerar también el apoyo tecnológico y el desarrollo de capacidades para poder utilizar los recursos adecuadamente. Posteriormente, mencionó que México está trabajando para lograr vincular las acciones del sector público con el privado, siendo un ejemplo de ello el protocolo de sustentabilidad firmado por la banca. Concluyó con que el tema de transparencia requiere de un sistema robusto de Monitoreo, Reporte y Verificación (MRV), que es uno de los pilares de la política climática mexicana y que actualmente se está trabajando para desarrollarlo.
Accede a las presentaciones y estudios aquí.
Más información en el sitio web de ClimaLAC.
NUEVOS MIEMBROS
13. I4CE: nuevo miembro del GFLAC.
El Instituto for Climate Economics (I4CE) es un think tank sin fines de lucro basado en Paris y fundado por la Caisse des Dépots y la Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD). Esta institución trabaja muy cerca de actores públicos y privados a fin de proveer información y análisis independiente para mejorar la manera en que estos entienden, anticipan y promueven el uso de instrumentos económicos y financieros para la promoción de la transición a una economía sobria en emisiones y resiliente al cambio climático.
 
I4CE concentra su trabajo en tres áreas de estudio :
  • Industria, Energía y Clima
  • Acción Territorial, Agricultura y Bosque
  • Financiamiento, Inversiones y Clima
Todas nuestras publicaciones están disponibles AQUÍ
La publicaciones recientes más relevantes con respecto a los temas del GFLAC incluyen :
INVITACIÓN
14. Curso “Cambio Climático, Mitigación y Desarrollo”, FLACSO-Argentina.
El Posgrado en Derecho y Economía del Cambio Climático de FLACSO-Argentina invita a participar del Curso “Cambio Climático, Mitigación y Desarrollo” a cargo del profesor Gabriel Blanco, Magíster en Ingeniería Mecánica (Universidad de Massachussetts, Estados Unidos), Autor Principal Coordinador del 5to Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), Grupo de Trabajo III sobre Mitigación. 

La materia se compone de 5 sesiones, que se dictarán a partir del miércoles 3 de agosto y hasta el miércoles 7 de septiembre, de 17:30 a 21:45 (GMT-3, hora argentina).

El seminario intenta brindar respuestas tanto sobre las causas del cambio climático, como de sus posibles soluciones focalizando sobre las políticas y medidas disponibles, y sus costos e impactos sobre las políticas de desarrollo.

El curso puede tomarse de forma presencial en la sede de FLACSO Argentina (Tucumán 1966, Ciudad de Buenos Aires) o por webinar, desde cualquier computadora con banda ancha, micrófono y auriculares.

Para inscribirse, consultar aranceles o solicitar más información acerca del curso o el posgrado completo, escribir a cambioclimatico@flacso.org.ar
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