Para hablar del voto informado hay que reconocer, en primer lugar, que informarse implica, en términos económicos, un costo importante. Obtener información, procurarla, analizarla y evaluarla conlleva una inversión de tiempo y energía que no todos estamos dispuestos o tenemos posibilidad de asumir. Esto tiene consecuencias relevantes para la vida política de una comunidad: poca gente se informa de primera fuente antes de emitir su voto.
Nuestros atajos de información se expresan a través de conversaciones con familiares, reuniones con amigos, en la propaganda electoral que los partidos políticos difunden e incluso a través de los medios de comunicación tradicionales o en redes sociales. El problema de estas fuentes es que en manifiestan el sesgo ideológico y partidista de quien la produce. Esto poco ayuda a generar un voto autónomo de quién sufraga y, en términos más amplios, contamina las condiciones de debate público; muchas veces a favor del status quo.
La irrupción del internet y las redes sociales han cambiado –creemos que para bien– este panorama. La información fluye a gran velocidad y con bajo costo en tiempo y dinero para cualquier persona que tenga acceso a la red.
¡Infórmate!
¿Aún no sabes por quién votar? Recomendamos dos esfuerzos de la sociedad civil para que tomes una decisión informada:
Candidato Transparente encabezada por IMCO y Transparencia Mexicana, ha presionado a los candidatos a un puesto de elección popular a presentar tres declaraciones fundamentales para saber si son confiables o no: su declaración patrimonial, de intereses y de impuestos.
Voto Informado, plataforma de la UNAM, contiene las respuestas de un cuestionario realizado a candidatos a diputados federales –tanto por principio de mayoría relativa como de representación proporcional– sobre temas de políticas actuales, transparencia y rendición de cuentas, su agenda legislativa propuesta, su trayectoria profesional y sus datos de contacto.
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