Una de las principales características del sistema de educación chileno es la diversidad, virtud que de aprobarse el proyecto de ley enviado por el gobierno podría verse gravemente afectada. Esto se debe, en parte, a que la propuesta no reconoce ni las características particulares del sistema ni sus logros.
De hecho, se impone una estandarización de carreras e instituciones que no es compatible con la diversidad de proyectos que se debe promover. Es importante considerar que así como no existen modelos únicos de universidad, tampoco hay una manera única de medir la calidad de las instituciones; error en el que cae el proyecto.
Además, si se considera que la acreditación es obligatoria y que se basa en estándares cuantitativos, esto obliga a que las instituciones adecúen sus proyectos al modelo que el acreditador impone y que no necesariamente se ajusta a la misión institucional ni al interés de los alumnos que han optado por ese proyecto.
Desde la desconfianza en la diversidad, hay un intento por homogeneizar académicamente el sistema universitario chileno. Si se agrega a esto el financiamiento mediante fijación de cupos y aranceles, y la supervigilancia de la Superintendencia; se concluye que el modelo de acreditación propuesto perjudica la calidad del sistema en su conjunto, la diversidad de las instituciones y la libertad de enseñanza.
Por último, respecto a los costos de gratuidad universal, recomendamos leer un artículo publicado en La Tercera que da cuenta de como esta política que busca implementar el Ejecutivo termina siendo una medida regresiva.
Análisis del Proceso de Acreditación que propone el Proyecto de Ley de Educación Superior
El sistema propuesto vulnera gravemente la calidad del sistema en su conjunto, la diversidad de las instituciones y la libertad de enseñanza.