Se llama Cuerda Firme y es un proyecto que ayudó a 250 jóvenes a aprender el oficio circense en el entendido que cada salto, acrobacia, equilibrio o malabar son una ayuda para ganar habilidades de vida, trabajo y subsistencia, porque implican caídas, nuevos intentos, rechazo a la frustración y un esfuerzo constante. En estos tres años de implementación del proyecto en conjunto con Perú y Argentina se ha logrado sistematizar una metodología dedicada a desarrollar habilidades socioemocionales en jóvenes o en cualquier grupo. Al final del proyecto, que para Chile se extendió por un año más, existirá un manual capaz de reproducir la metodología en otros países.

Y en la Araucanía, una región que está permanentemente en la noticia por situaciones negativas, violentas o conflictivas, la Fundación Instituto Indígena logró sacar adelante un arduo trabajo de seis meses con un taller previsional que llevó a cabo en once comunas de la región, buscando instruir a jóvenes trabajadores en una mirada clara sobre su futuro.
 

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