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Novedades del Síndrome de la Mochila
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Hola Evolucionante,

Quiero compartir contigo una historia de aventuras 100% real, la vida del nómada digital consciente.

Acabó el Retiro de hombres y tuve un día para preparar la mochila. Con los años me he hecho más rápido y titubeo muy poco a la hora de empaquetar o empacar como dicen en Colombia. 

Pasé un día en Madrid viendo a amigos y asistiendo a un evento de influencers de moda, un poquito diferente a mis entornos habituales pero como buen camaleón me adapté al ambiente, especialmente a la bandeja de jamón. 

Al día siguiente me esperaba un vuelo de Madrid a Moscú, 4 horas de espera en Rusia y otro vuelo de 8 horas hasta Bangkok.

Iba yo con mi ilusión y mi buen rollo de volver a mi isla querida cuando en mitad de la película de Pelé que estaba viendo en el avión sentí un dolor muy agudo en el costado izquierdo. 
-"Nada, con un poco de respiración profunda esto se va" pensé yo. Una mierda, el dolor tenía otros planes, estaba ahí para quedarse y acompañarme las 7 horas y 3 películas restantes de vuelo. Ahora sé que era el riñón pero entonces pensaba que estaba dando a luz y si alguna vez has tenido un dolor ahí entenderás lo que te digo.
 
Durante esas horas fui a mear 20 veces, me levanté, paseé, ninguna posición era cómoda y sobre todo mi cabeza no para de pensar en que demonios me estaba pasando, no podía estar dando a luz, eso seguro.

En esos momento de dolor pensé muchas cosas, -todo mi propósito de vida, trabajar con hombres, evolucionar, crecer,  todo eso no valía nada sin salud. -El seguro de viaje, no sé ni dónde está. -No tengo pastillas, están en la maleta que he facturado. -Me quedo en Bangkok y voy directo al hospital, no voy a la isla.

Por suerte la última hora del avión me la pasé durmiendo, el dolor había remitido un poco y mi cuerpo de puro cansancio se había rendido, hasta que la simpática azafata de Aeroflot me despertó para darme el desayuno vegetariano, arroz con algo raro.

En ese momento tuve que tomar varias decisiones y elegí seguir con mi viaje, tomar un taxi, cruzar toda la cuidad, llegar al otro aeropuerto para viajar a Surat Thani desde dónde cogería un bus que me llevaría al barco que me dejaría finalmente en Koh Phangan para subir en la parte trasera de una camioneta y caminar hasta casa después de 30 horas de viaje sin parar.

Al menos el dolor me daba un respiro y me encontré con mi amigo Alexandre del que me enamoré perdidamente (amistosamente y espiritualmente hablando) a principio de año y con el que me había seguido comunicando casi a diario durante estos 7 meses. 

Al llegar a la isla fui al centro holístico de la la escuela de Yoga dónde estudio pensando que ellos quizás me darían una solución. 
Fueron bastante tajantes y me mandaron al médico diciendo que los riñones son algo muy serio y que ellos no diagnostican nada.

Contacté a mi seguro de viaje, primera vez en mi vida que he tenido que usarlo y me fui al médico, allí, después de varias pruebas me dijeron que quizás sería una piedra en el riñón y que me fuera a Koh Samui al especialista. 
Yo me negaba en rotundo a tener una piedra en el riñón, un yogi como yo con la vida tan sana, ni de coña.

Entonces empezó a llover y todavía no ha parado. A la mañana siguiente me fui para el puerto a por el barco, eran las 6:30 de la mañana y en un lugar de la carretera el agua me cubría los pies que iban apoyados en la moto. La Yamaha Anfibio, como la he rebautizado, se portó como una campeona y me llevó hasta el puerto. No era broma el asunto del agua mira este video 

Allí, en medio de la lluvia tropical y con el culo mojado vi como se iba el barco que pensaba que tenía que coger y en ese momento noté como se ponía a prueba mi resiliencia (la capacidad que tienen las personas para afrontar momentos de mierda), aguanté y me di cuenta de que ese no era mi barco, era otro mucho más pequeño que tendría que sortear las olas gigante y llevarnos a la isla más grande mientras los tailandeses vomitaban en sus respectivas bolsitas de plástico. 

Un planazo la verdad, la vida en el paraíso tropical. 
Al final llegué al hospital y después de meterme en un tuvo futurista el urólogo me dijo que era una infección y que tranquilo, en ese momento respiré y di gracias a Dios, a Shiva, a Budha y a todas las formas divinas que pude  recordar.

Te cuento toda esta historia para entretenerte un rato y sobre todo para recordarte un par de cosas. 

Quizás a veces, la imagen que proyectamos los blogueros es la de que nuestras vidas son ideales de la muerte, siempre con bebidas chulas al atardecer, con chanclas y a lo loco. Pues no, las enfermedades afectan a todos, hasta a los yogis, las desgracias le pueden amargar el día a cualquiera. ¿Te acuerdas de este post sobre el postureo en las redes?

La otra es que ese seguro de viaje me hizo sentir muy tranquilo, así que he pensado escribir un post sobre eso, ayer hablaba con alguien que me dijo que no tenía seguro de viaje porque eso era inconscientemente permitir a su cuerpo enfermar, así está el tema por aquí.

Y la más importante es el recordatorio de que hay cosas relevantes en la vida pero que si no tienes salud el resto de cosas importan muy poco, no se tú pero a mi se me olvida muy a menudo. 

Si te ha gustado este mail, por favor, contéstame, así no pienso que os estoy dando la paliza con mis películas.  
 


Hablamos muy pronto y gracias si has llegado hasta aquí, hoy tenía mérito.

 

Cambia. Crece. Disfruta

logo    Francisco Fortuno Coach de hombres
franciscoach@outlook.com | http://elsindromedelamochila.com 

 

 

 

Si no te has leído el ebook, aquí lo puedes descargar https://drive.google.com/file/d/0B5PpfZ362f_tWjVybUJwNkFXQU0/view?usp=sharing.
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Un abrazo
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