PROPIEDAD: Un valor fundamental del SEC
por Christian Thorne.
Este artículo es el quinto de una serie que da orientación al ministerio del Servicio de Educación Cristiana.
Hace algún tiempo, una joven líder de nuestra iglesia se me acercó para pedirme un consejo. Ella deseaba prepararse para el ministerio y estaba indecisa entre varias opciones de seminarios bíblicos en Estados Unidos, pertenecientes a otras importantes denominaciones cristianas. Le di una breve ojeada a los documentos con el fin de darle la mejor asesoría y mientras pasaba las páginas vino a mi mente una pregunta que enseguida le lancé… ¿Por qué estudiar fuera de nuestro sistema educativo? Ella con tono de satisfacción y un toque de cinismo me contestó “quiero estudiar con los mejores”, añadiendo un lisonjero alago, “para ser como usted algún día”. Me sonreí y mirándole a los ojos le dije, este sistema educativo de las Asambleas de Dios, al cual evidentemente desprecias, es quien me formó.
Asistí a la Escuela Dominical de la iglesia, luego me involucré en el servicio, por lo que ingresé a la Escuela de Liderazgo que nuestra iglesia ofrecía; continué mi caminar y al recibir mi divino llamado ingresé a nuestro Instituto Bíblico. Más tarde, en busca de mayor conocimiento y fervor me gradué de varios de nuestros programas latinoamericanos de licenciatura en teología como ISUM y la Universidad Martín Lutero, culminando con la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios. Le insistí en mostrarle que, si realmente me admiraba como dijo al principio, debe reconocer que este imperfecto, autóctono, pero legítimo sistema educativo fue el que me formó… ¡y funcionó!
El artículo continúa en el sitio del ElAsesor.org.
Caminando hacia la autoevaluación
por Christian Thorne
La Búsqueda constante de la excelencia.
Fuimos creados para reflejar la gloria de Dios al mundo, y para poder hacerlo, debemos exponernos constantemente a su presencia, entendiendo que Él es el cenit de la excelencia que buscamos alcanzar.
“…De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.” (Efe 4:13)
Nuestros institutos bíblicos deben producir ministros de excelencia que reflejen la gloria de Dios. Tal grado de excelencia solo se logrará si en cada paso del proceso educativo procuramos hacer las cosas para agradar a Dios, para exaltar su nombre y para cumplir el propósito para el cual nos llamó.
“…Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. “(Col 3:23-24)
Es nuestro deber revisar constantemente nuestros procesos y confrontarlos con los valores fundamentales que dieron origen a nuestras instituciones. Lo que no se revisa no se mejora, y la autoevaluación debe ser una disciplina practicada por toda organización que quiera trascender al paso del tiempo y circunstancias. La calidad de nuestras instituciones se debe ver reflejada no solo en el contenido de nuestros programas, sino también en la forma como se hacen las cosas, disponiendo los recursos necesarios en cada área que envuelve la formación integral de nuestros estudiantes.
La excelencia de la iglesia será percibida por nuestra sociedad en la medida que logremos impactarla con el amor de Cristo. Todo aquel que busca la excelencia considera su trabajo como un acto de adoración y servicio a Dios. ¡Ministros excelentes se forman en institutos excelentes!
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