EL DOLOR QUE NO CESA:
SEQUÍA, ERUPCIONES Y LLUVIAS TORRENCIALES
Las familias afectadas por la erupción del volcán de Fuego siguen buscando los restos de sus familiares entre la ceniza y el lodo. Este dolor e impotencia se agrava cuando piensan lo que les depara el futuro más inmediato: hambre.
Gran parte de sus cosechas se perdieron en la tragedia, tras haber sufrido una severa sequía que provocó la pérdida de más del 90% de los cultivos de maíz, la base de su alimentación.
Aún hoy, las intensas lluvias torrenciales arrastran material volcánico, piedras… que arrasan las tierras de cultivo sin posibilidad de recuperación, en particular de las comunidades indígenas, como nos muestra Herlinda, de la comunidad de San José Calderas.
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