Una silla vacía ofrece un estímulo directo con la parte cansada de nuestra personalidad. Sentarnos en una silla vacía nos permite crear un diálogo interior para poner en orden nuestras emociones, aclarar la mente, coger aliento y retomar el camino.

Despojadas de la funcionalidad básica de asiento, las sillas de Cristina Savage hablan de la permanencia del tiempo, del castigo como autoprotección, del desprecio y del engaño.

Como referencia toma a cuatro mujeres de diferentes mitologías que asumieron la espera como tareas de esposa, madre y amantes, condenándose a sí mismas a no conocerse jamás.

En esta su primera exposición individual en La Casa Amarilla de Málaga, Savage ofrece una serie ensamblada con objetos encontrados - sillas huérfanas – que la artista rescató de los agarres del basurero y adoptó para transformar en ambientes esculturales únicos, rebautizados en personajes icónicos.

An empty chair offers a direct stimulus for the tired part of our personality. Sitting in an empty chair allows us to create an inner dialogue to put our emotions in order, clear the mind, catch our breath and get back on track.

Stripped of basic functionality as seat, Cristina Savage´s chairs talk about the permanence of time, the punishment as self-protection, contempt and deceit.

Taking four women from different mythologies, who assumed the wait as tasks of wife, mother and lovers, condemning themselves to never know each other, as a reference.

In this her first individual show at La Casa Amarilla, Savage offers a series assembled from found objects - orphaned chairs – that the artist rescued from the grasps of the dump and adopted to transform into unique sculptural environments, re-baptized in iconic characters.