Desde FAIGA enviamos un cálido saludo a todos los empresarios y trabajadores gráficos quienes día a día desempeñan con esfuerzo y dedicación un oficio que por más de 6 siglos ha contribuido al desarrollo cultural de toda la humanidad.

Quizás expresiones como esta parezcan una hipérbole, en buena parte porque la enorme trascendencia que los productos gráficos poseen en la vida de cada persona está naturalizada por la cotidianeidad con que se presenta. Al tomar un paquete de papas fritas, uno tiende a pensar en el sabor y no en las fascinantes propiedades aislantes del paquete. Al abrir un vino, es común concentrarse en su aroma y no en los artísticos procesos de acabado de la etiqueta que lo promocionan. Al leer un libro, el lector reflexiona en el autor y sus ideas, en lugar de la impresionante velocidad de impresión, cortado y doblado de los pliegos en que se imprime la tirada de un best seller. O al consultar un catálogo de cosmética, se analiza el potencial efecto del producto sin considerar el complejo grado de perfeccionamiento técnico para lograr la reproducción más fiel posible de una determinada paleta de colores.

Desde la invención de la imprenta con tipos móviles, que permitió la reproducción y difusión de la información en una escala masiva, hasta la actualidad, la gráfica ha recorrido un largo camino en el que ha atravesado cambios fundamentales hasta ocupar un lugar indispensable al alcanzar todos los aspectos de la vida. Y, si bien hoy en día está atravesando un contexto de cambio de paradigma impulsado por el desarrollo acelerado y el deseo de implementación impulsiva de nuevas tecnologías digitales, la gráfica se ha ganado un lugar irremplazable en el día a día de las personas.

La incertidumbre que acarrean los tiempos de cambio ciertamente puede ser difícil de sobrellevar. Es por este motivo que resulta necesario que cada gráfico confíe en el valor de su trabajo. Para que la importancia de la gráfica sea respetada, es fundamental que nosotros seamos los primeros en comprenderla en toda su magnitud. El desarrollo de la gráfica ha mejorado la calidad de vida a lo largo de generaciones, y aún le sobra mucho terreno para continuar haciéndolo.