¿Por qué sentimos tanto miedo al fracaso?

Esa sensación de miedo, el vacío en el estómago de sólo pensar que lo que tenemos planeado o lo que queremos con tanta intensidad puede fallar, ¿te ha sucedido?. Es tan fuerte esa sensación que se nos olvida quien somos realmente.

¿Será la duda?, ¿la inseguridad?, ¿qué es eso que nos genera tanta ansiedad y terror cuando sentimos que podemos fallar?

Desde pequeña, en el colegio sufría mucho cuando presentaba las evaluaciones a pesar de haber estudiado. Siempre fui buena estudiante, sin embargo cada evaluación era una tortura, me llenaba de angustia pensando que me había ido mal y al final, obtenía buenas calificaciones. Pero esto no me ayudaba a superar esa sensación de posible fracaso. 

Ahora pienso y tal vez entiendo, que realmente era miedo a no tener la aprobación de los demás. En el colegio la aprobación de mis padres, en la universidad de mis compañeros y profesores, en el trabajo de mis jefes, y así sucesivamente.

Analizando esta situación, encuentro un olvido hacia mí misma. Me torturé inconscientemente para satisfacer a los demás, claro, una vez obtenía éxito me sentía muy orgullosa y completamente “feliz”, aunque este último sentimiento era pasajero y vulnerable, pues dependía del resultado del siguiente reto.

A medida que fui leyendo, asistiendo a talleres, retiros y sobre todo meditando, entendí que el miedo al fracaso lo creé yo, al pensar que era valiosa e importante sólo si los demás me veían y lo creían así.

Ha sido todo un proceso el poder generar un cambio de mentalidad, en el cual veo cada experiencia como una oportunidad para aprender y por lo tanto siempre va a haber una ganancia. Por supuesto, ¡queremos tener éxito en todo lo que hacemos!, no se trata de volvernos mediocres. La clave en mi caso, ha sido enfocarme siempre en dar lo mejor de mí en todo lo que hago y recibir con gratitud cada experiencia o persona que llega a mi vida. Entender que el querer controlar lo incontrolable sólo me estaba quitando mi libertad, mi felicidad.

He dado grandes pasos y aún sigo en la tarea de cambiar esas creencias que me impiden ser yo misma, esa esencia que muchas veces ocultamos por miedo a sufrir. Recibe cada reto o dificultad como un regalo para aprender y celebra cada victoria, grande o pequeña. Hazlo por tí, por ese proceso en el que estamos todos para aprender a ser felices. 

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