¡Sí, señoras! ¡Hasta aquí hemos llegado!

Esta semana en el blog hablaba de escribir buenos finales de novelas y lo hacía justo una semana después de hablar de principios. ¿Es esto saltarse toda la parte central de la novela? ¿He perdido la cabeza locamente?

No, no la he perdido. De hecho, lo cuento en el principio del artículo, pero te lo digo aquí también. ¿Por qué son tan importantes los finales de las novelas? Porque si los escribes bien, tus lectoras volverán. 

Un buen final es como el departamento de posventa o de atención al cliente. Es el que hace que a tus lectoras les quede un buen sabor de boca (o uno malo, pero para evitar eso he escrito el artículo en cuestión). Puede que hayas escrito la mejor historia de aventuras, o romántica, o de miedo del mundo. Pero, si no terminas bien, si no cierras lo que hay que cerrar... Entonces mala cosa.

Lo mal de terminar mal una novela es que, además, después de eso no hay nada. Puedes escribir un capítulo más flojo hacia la mitad del libro y todavía tendrás tiempo para recuperar el ritmo. Pero si el final es mediocre ¿dónde vas a recuperar a la lectura para tu causa?

Es lo que me pasó con Cameron Hurley. Leí Las estrellas son legión y me quedé tan insatisfecha que no me apetece volver a leer nada suyo. Y veo reseñas y opiniones que hablan fenomenal de ella, así que seguramente me esté perdiendo algo bueno, pero la vida es muy corta.  

Para que eso no te pase a ti, echa un vistazo al artículo de esta semana. O descárgatelo haciendo clic en el botón.