Queridas personas:

¿Cómo estáis? Parece que este calor nos fría las neuronas, ¿verdad? Y que de alguna manera nos haga olvidarnos del mogollón del que todavía estamos saliendo. Hace dos semanas que acabó el estado de alarma, así que puede ser buen momento para refrescar las ideas, sacudirnos un poco y preguntarnos de nuevo qué clase de tiempos son estos.

Este es precisamente el título del poema de Adrienne Rich, What kind of times are these, cuyo último verso "to talk about trees" da nombre a la exposición que ahora alberga la habitación. Un proyecto de Sara Agudo Millán, que empezó en primavera del año pasado y concluye con esta muestra para cuestionar a qué prestamos atención y cómo esta elección, más o menos consciente, condiciona nuestra relación con el entorno, las plantas y la crisis climática.

Con su poema, Adrienne Rich responde a Bertolt Brecht, que en 1939 escribía desde el exilio en Dinamarca:

¡Qué tiempos son estos, en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque implica silenciar tanta injusticia!

En los años 90, Rich contesta: 

Y no pienso decirte dónde está, ¿para qué te digo
nada siquiera? Porque aún escuchas, porque en tiempos como estos
para que te dignes a escuchar, es necesario
hablar de árboles.

 

👉 En este vídeo de 2009 la vemos y oímos recitar el poema que nos ocupa para vuestro deleite el día de hoy. Escuchemos pues a esta mujer, quien con aplomo afirmó aquello de que "el arte no significa nada si solo decora la mesa del poder que lo mantiene como rehén". Rich, de estilo enérgico, se reveló como una poeta tremendamente personal, llevando hasta las últimas consecuencias la bandera feminista de que "lo personal es político". Aún bastante desconocida por estos lares, recibió en 1974 el Premio Nacional del Libro en Estados Unidos, pero se negó a aceptarlo individualmente y se unió a las otras dos poetas feministas nominadas, Alice Walker y Audre Lorde, para aceptarlo en nombre de todas las mujeres "cuyas voces aún no se han escuchado en un mundo patriarcal".
 

👉 Ahora que ha llegado el verano, que nos pensamos las vacaciones en este nuevo contexto y soñamos con viajar hasta donde podamos, os propongo dejarnos cultivar por las plantas. Para emprender viaje contamos con un gran guía, el neurobiólogo Stefano Mancuso, que reconoce la inteligencia de las plantas, ellas que nos ayudan a reconectar con la red de la vida. Aquí recuperamos la conversación que Mancuso mantuvo durante el confinamiento en el ciclo del CCCB "Cambiar el relato" a propósito de su libro El increíble viaje de las plantas, donde expone que son los seres más nómadas del planeta, a pesar de sus raíces. 

Las plantas son sensibles, se comunican e intercambian información, duermen, tienen memoria, cuidan de sus hijos, toman decisiones, resuelven problemas... Y además son la principal solución al problema medioambiental. Por eso os proponemos pasar por la galería este mes de julio y llevaros esquejes o semillas que Sara ha preparado durante el confinamiento, para diseminar este mensaje, cubrir nuestra vida de plantas y así salvaguardar la de quienes vendrán después. 
 

👉  Y para mitigar la calorina, os propongo también otro viaje exprés, en esta ocasión a la Antártida, a través de la lectura de este artículo, firmado por Eliane Brum a bordo del Arctic Sunrise. Esta periodista está convencida de que "tenemos que hablar de caca" para recorrer el ciclo de la vida que se repite una y otra vez si los seres humanos no nos interponemos poniendo la zancadilla. "Más fitoplancton, más fotosíntesis, más oxígeno para la atmósfera, más alimento para el kril, más kril para las ballenas, los pingüinos, las focas y todos lo demás." Un ciclo que bien podría germinar en la frase acuñada por el etnobotánico Terence McKenna, recogida también por Sara en la exposición: "Los animales son algo inventado por las plantas para esparcir las semillas." Seamos también animales y devolvamos a la tierra las semillas de esos deliciosos frutos que los árboles desinteresadamente nos regalan.