Asentada sobre el delta del río Neva, San Petersburgo surgió de la fantasía de un zar. Pedro I (1672 – 1725) soñó con una ciudad majestuosa abierta al mar y a Occidente, una “ventana a Europa” símbolo de expansión y modernidad. Sus planes se materializaron con un esfuerzo sobrehumano que costó miles de vidas, dando como resultado la que se convertiría en capital del país hasta 1918.

Este anhelado bastión estratégico, centro neurálgico, comercial, motor político y cultural de la nueva Rusia fue también escenario de épocas turbulentas, como la revolución bolchevique de 1917 o los bombardeos y la hambruna de la segunda guerra mundial.

Hoy día San Petersburgo es una ciudad considerada como uno de los grandes centros económicos, culturales y científicos de Rusia, Europa y el mundo entero. Los majestuosos conjuntos arquitectónicos, palacios magníficos, parques espléndidos y museos únicos la convierten en una verdadera joya. La ciudad es una red formada por cientos de canales y puentes que se pueden recorrer en barco, por ello, se la conoce como la Venecia del Norte.
 

Pasearemos por la impresionante avenida Nevski, concebida como un boulevard al más puro estilo parisino en lo que, en el siglo XVIII, había sido un bosque pantanoso. Tiene más de cuatro kilómetros de largo - nos será muy útil descubrir que el metro bien merece una visita - discurren por esta calle algunas de las construcciones más espectaculares de la ciudad: el Almirantazgo, el Palacio Stroganov, la Catedral de Nuestra Señora de Kazán, la Biblioteca Nacional, la Casa de los libros, el Puente Anichkov, el Edificio Singer…

Visitaremos el Ermitage, formado por cuatro palacios suntuosos, que alberga la que quizá sea la mejor colección de arte del mundo. Catalina la grande, fue la que enriqueció sus colecciones, tiene casi tres millones de piezas expuestas... Tranquilos que todo no lo veremos...

Descubriremos las fortalezas de San Pedro y San Pablo con la catedral y panteón de los Romanov y la Iglesia de la Sangre Derramada. Saldremos de San Petersburgo en autocar para conocer las residencias de verano de la familia imperial: Tsarskoe Seló con el suntuoso Palacio de Catalina y el parque y el Palacio Pávlovsk y sus extraordinarios jardines.

Además, disfrutaremos de sus noches blancas, en las que el sol apenas se pone en el horizonte y de una de sus fiestas más brillantes, el día 9 de mayo se celebra el día de la Victoria y de las Fuentes.  

San Petersburgo ha conseguido con sus casi 5 millones de habitantes y con motivo del tricentenario de la ciudad (2003) no solo ser una ventana abierta a Europa sino al mundo entero.