El lujo de la sencillez
En agosto de 2018, sentado en el porche trasero de la casa de Panagiotis Michalatos, en Cambridge, Massachusetts, hablamos un par de horas. Pan, como suele llamarlo la gente, es una de las personas más inteligentes que he conocido y tuve la suerte de que compartiese conmigo su visión idiosincrásica del mundo a través de un micrófono.
La forma en la que vive y trabaja, la ropa que viste y la forma en la que diseña y programa me inspiraron a pensar en una palabra: minimalismo.
El minimalismo es la reducción de algo a sus elementos esenciales —eliminar lo superfluo y destacar sutilezas que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas—. El resultado de esa reducción es lo que solemos describir como sencillez.
Paradójicamente, simplificar cualquier proceso, artefacto o concepto, es complejo. El minimalismo y la sencillez son difíciles de alcanzar. Nuestros ancestros nómadas podían llegar a un sitio, ponerlo patas arriba y, tras utilizarlo, irse a otro lado, empezando desde cero y dejando que la naturaleza lo pusiese todo en orden. Pero nosotros habitamos, día tras día, un mismo lugar.
Hoy en día el minimalismo se asocia con deshacerse de pertenencias y quedarse únicamente con las cosas que utilizamos y valoramos. Algo que no todo el mundo puede permitirse.
Como Pan me dijo en su episodio del podcast, cuando no tienes nada te aferras a lo que tienes por delante, ya que puedes perderlo en un instante. "Es un lujo poder elegir simplificar tu vida."
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