4. Contradón
El mundo está lleno de papel. Graciela Goldchluk, otra de las amigas que le debo a diezpalabras, acaba de publicar El libro de la vieja (Tiempos de archivo), donde hace una pregunta clave: ¿Qué necesidad?
“¿Qué necesidad tiene alguien de literatura de meterse con el archivo? (...). Pero ese es el punto, una escritura que nos conmueve de verdad, nos hace temblar diría Analía Gerbaudo, nos pone en estado de deuda. (...) No terminó mi deuda con Manuel Puig, ni con tantas otras escritoras verdaderas (...), pero no siempre es dado realizar el contradón de recoger una escritura que de otro modo se perdería. Quienes emprendemos el trabajo con archivos de escritores estamos pagando esa deuda. (...) La traducción es también un modo del contradón en tanto supone el mismo trabajo de domiciliación que el archivo, al abrigo de otra lengua, para que la escritura tenga una sobrevida (y también es un modo muy sofisticado de transcribir). Todo lo que sea transportar una escritura que parece no tener lugar observable a un soporte exterior donde obtenga una cierta estabilidad es hacer archivo. (...)
Juan Pablo Cuartas, el curador del archivo Bellatin, creo que quiere sacarle un secreto, el secreto de su funcionamiento. Más allá de la tesis que ya escribió, de la responsabilidad que le cayó encima al asumir la organización y descripción del archivo, su tarea se orienta a descifrar los ritmos del movimiento de ese archivo. No sabe que ofrece un contradón, pero ya llegó al relato del campesino que promete un tesoro enterrado a sus hijos para tener la certeza de que a su muerte, los hermanos remuevan la tierra de la viña. Ya sabe que no hubiera resultado si el padre hubiese hablado de las virtudes de remover la tierra, que la eficacia del mandato estuvo en que no había tal mandato, sino la exigencia de atravesar una experiencia. La necesidad de Cuartas en ese archivo es poder decir si no una verdad, que no se puede, algo que sea verdadero. Es la misma necesidad de Bellatin cuando escribe, y en eso consiste el contradón, en esa necesidad.”
|
|
5. Stultitia
Tanta palabra. Ayer me crucé con un tuit de David Cáceres que traía este fragmento de Foucault. Está en “La escritura de sí”, un texto de 1983 -un cuarto de siglo anterior a las redes sociales- recogido en Estética, ética y hermenéutica
“Si uno pasa sin cesar de libro en libro, sin detenerse jamás, sin retornar de vez en cuando a la colmena con su provisión de néctar y, por lo tanto, sin tomar notas ni constituirse por escrito un tesoro de lectura, se expone a no retener nada, a dispersarse a través de pensamientos diferentes y a olvidarse de sí mismo. La escritura como manera de recoger la lectura hecha y de recogerse en ella es un ejercicio de razón que se opone al gran defecto de la stultitia que la lectura infinita corre el riesgo de favorecer. La stultitia se define por la agitación del espíritu, la inestabilidad de la atención, el cambio de las opiniones y de las voluntades y, por consiguiente, por la fragilidad ante cuantos acontecimientos se puedan producir; se caracteriza también por el hecho de que vuelve el espíritu hacia el porvenir, lo torna curioso de novedades y le impide darse un punto fijo en la posesión de una verdad adquirida”.
|
|
6. Hypomnémata
Ese recortecito de Foucault sobre los peligros de no detenerse me llevó al fragmento inmediatamente anterior en ”La escritura de sí” , donde recupera esta noción de la antigüedad grecorromana. “Los hypomnémata, en sentido técnico, podían ser libros de cuentas, registros públicos, cuadernos individuales que servían de ayuda- memoria. Su uso como libro de vida, como guía de conducta parece haber llegado a ser algo habitual en todo un público cultivado. En ellos se consignaban citas, fragmentos de obras, ejemplos y acciones de los que se había sido testigo o cuyo relato se había leído, reflexiones o razonamientos que se habían oído o que provenían dei propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas o pensadas, y ofrecían tales cosas, como un tesoro acumulado, a la relectura y a la meditación ulteriores. (...)
Estos hypomnemata no se deberían considerar como un simple apoyo para la memoria (...). No están destinados a suplantar eventualmente el recuerdo que flaquea. Constituyen más bien un material y un marco para ejercicios que hay que efectuar con frecuencia: leer, releer, meditar, conversar consigo mismo y con otros, etc. (...)
Se trata, no de perseguir lo indecible, no de revelar lo oculto, no de decir lo no dicho, sino, por el contrario, de captar lo ya dicho; reunir lo que se ha podido oír o leer, y con un fiin, que es nada menos que la constitución de si.
(...) Tal es, sin duda, el objetivo de los hypomnémata: hacer de la recolección del logos fragmentario y transmitido por la enseñanza, por la escucha o por la lectura, un medio para el establecimiento de una relación de uno consigo mismo lo más adecuada y acabada posible. Ahí radica, para nosotros, algo paradójico: ¿cómo situarse en presencia de sí mismo mediante el auxilio de discursos intemporales y recibidos un poco de todas partes?” (¡1983!)
|
|
7. Chuseok
Un tuit de Marina Mariasch me hace saber que este fin de semana se celebra la fiesta coreana Chuseok, “la luna más brillante del otoño”. Siempre es fiesta en algún lado.
Dice la Wiki: “Chuseok (추석),1 originalmente denominado Hangawi ‘el gran punto medio del otoño’, es un gran festival de la cosecha y festividad que se extiende por tres días en Corea, que se celebra el decimoquinto día del octavo mes del calendario lunar. Al igual que otros festivales de la cosecha, se celebra hacia el Equinoccio de otoño. Al ser una celebración de una cosecha abundante, los coreanos visitan sus pueblos ancestrales y comparten una fiesta con alimentos tradicionales.” Se suele comparar con la fiesta estadounidense de Thanksgiving, que también celebra las cosechas; es uno de los grandes motivos de celebración universales. Durante Chuseok, según se cuenta, se ofrece comida también a les ancestres, se visitan las tumbas, se estrena ropa (a veces, la tradicional, hanbok), se baila, y las estaciones, puertos y autopistas se congestionan de gente viajando.
El éxito del K-pop hace que hoy Chuseok sea una fiesta conocida en todo el mundo; aquí se puede ver una recopilación de videos de estrellas pop saludando a sus fans. Y aquí el saludo en vivo de BTS (en hanbok).
En Cine.ar hay una película argentina llamada 50 Chuseok, dirigida por Tamae Garateguy. “Chang Sung Kim intentará reconstruir la historia de los 50 años de ‘cosechas’ de la comunidad coreana en Argentina, pero en este proceso descubrirá que aún tiene cuentas pendientes por saldar”, dice la reseña. “Cosechas”.
Creo que es la primera vez que veo una palabra terminada en “ok”.
|
|
8. Chosim
Si ya estamos en Corea, no tengo cómo resistirme a otra palabra del libro ¡Hwaiting!:
“Chosim (sust.):
Corazón de principiante. La emoción y vitalidad de empezar algo nuevo. Ser un principiante es no perder nunca el asombro y la energía que movilizan nuestros sueños.”
Y así me siento. En general, en la vida, aunque pasen los años y las décadas y las nuevas olas me digan que ya soy parte del mar. Y en particular, con diezpalabras, cuando llega cada viernes a la noche: my own private shabat. La emoción y también el miedo, el no saber si esta vez va a salir, el deseo. Siempre empezando. Como canta Martín Buscaglia, no sé si es beneficio o maleficio: corazón de principiante, para bien y para mal.
|
|
9. Primavera
Vuelve, vuelve que te espero.
Si tenés el privilegio de vivir estos días bajo los cielos flúo de Buenos Aires sabrás de lo que hablo: esta primavera viene desatada. Cuando no es el jazmín chino es el azahar y donde no es el azahar es la glicina; días de 23 grados y noches de 18, gente en las calles. A la primavera le abrieron la jaula, y ahí viene tomando carrera con su ristra de promesas: cumpleaños, inauguraciones, asados, festivales.
Tardé un poco en darme cuenta por qué está tan recargada: porque, amigues, es la primera primavera libre en tres años. Es doloroso hasta acordarnos y entonces hacemos como que aquí no ha pasado nada. Pero dos primaveras pasaron (pasamos) ya amordazadas y maniatadas, con miedo hasta de brindar. Ahora, por fin, parece que esta vez sí, la tibieza nos estalla en la cara y estallamos con ella. Como decía @Hamacal: “Hola, primavera. Chapemos”.
Siempre me resultó rara la palabra; la cacofonía en “Primavera - Verano”. Y hay algo ahí. Dice Corominas: “VERANO, 1032. Abreviación del lat. vg. VĒRĀNUM TEMPUS ‘tiempo primaveral’, derivado de VER, VĒRIS, ‘primavera’. Hasta el Siglo de Oro se distinguió entre verano, que entonces designaba el fin de la primavera y principio del verano; estío, aplicado al resto de esa estación, y primavera, que significaba solamente comienzo de la estación conocida ahora con este nombre. De acuerdo con este valor, primavera, 1490, viene del lat. vg. PRĪMA VĒRA, clásico PRIMO VERE, ‘al principio de la primavera’.”
Es decir que el espíritu de la primavera es justamente el inicio, el reinicio. Esto que vivimos estos días. Los pimpollos. La promesa.
Y este año, el reinicio se siente más fuerte:
primavera cero primavera mil
primavera presencial
esencial
primordial
primavera primor
(primer
amor).
Todo
corre hacia ahora.
|
|
10. Detenerse
“Parece que es verdad lo que escribió Lao-Tse: continúa quien sabe detenerse”, tuiteó hace un tiempito Zaidenwerg.
Le pedí ayuda y -tan generoso- me mandó el poema entero. Es el poema 44 de Lao Tse, en versión del propio Zaidenwerg:
¿Qué importa más, tu nombre o ser quien sos?
¿Ser rico o ser? ¿Qué duele más? ¿La pérdida
o la ganancia? Es pérdida el apego
y el ahorro es perderse de gastar.
Quien está satisfecho no se humilla.
Continúa quien sabe detenerse.
Y con esto, agarrándose de Lao-Tse y de tantísimes más, del amor en cada respuesta a cada correo, este newsletter se va a detener, por un ratito, para poder continuar, pronto.
Cerramos aquí la extensa primera temporada de diezpalabras, que comenzó hace dos años y dos semanas. Abrimos un paréntesis para pensar, para acomodar y poner en valor el recorrido, para buscar nuevas formas. Un excurso, un desvío, una deriva: hacia la conversación, a ver qué sendero crea el caminar. Puede haber alguna edición fuera de catálogo.
Agradezco de corazón a todas todos todes les que acompañan este experimento. E infinitas gracias a quienes ayudan a sostener esta locura como mecenas. Recibirán en breve su invitación al diezpalabras de excursión, para merodear juntes las palabras y las cosas que nos miran fijo en otros formatos experimentales. Ojalá me acompañen.
|
|
En el primer mail que cruzamos, en mayo de 2021, Sara Guitelman puso por error "milpalabras". Nos reímos. "¡Qué gracioso! entre mil mesetas y mil millas", dijo. Yo pensé en las mil grullas del cuento tristísimo de Elsa Bornemann. Estábamos en pleno pico pandémico, sin vacunas, con más un año de encierro encima. "En este contexto tan triste, también pasan cosas lindas", me dijo Sara. Y sí.
Las conversaciones que trajo diezpalabras fueron las cosas lindas que me ayudaron a atravesar la pandemia.
Más de un año después de ese primer mail, Sara volvió a escribirme para compartir este artículo que escribió junto a Lucía Fayolle y publicaron en revista Guay: una lectura de diezpalabras tan generosa que me hizo llorar. Es emocionante cuando la conversación sucede.
Y a todes les agradezco por eso. A quienes apoyaron, leyeron, difundieron, recomendaron.A quienes se sumaron a pescar palabras y proponerlas. A quienes compartieron estas palabras con sus estudiantes (¡en al menos cinco universidades!). A quienes invitaron cafecitos: Matías, Virginia, Teresa, JB, Gustavo, Bruno, Eloísa y tantes más. A les mecenas:de fierro Griselda, Evelin, Virginia, Matías, Lucas, Marina, Antonela, Silvia, Martín, Graciela, Karina, Julieta, Nomi, Claudia, Valentín, Carina, Fabián, María, Leti, Diana, Carola, Magui, Bri, Gabriel, Gerardo, Paloma, Julieta, Lucrecia, Marina, Guillermo, Adriana, Tania, Natalio, Bruno, Cristina, Laura, Meli, Leo, Laura, Quique, Clara, Marcela, Diego, Marcos, Alicia, Julieta, Fabio, Sandra, Libre, Adela, Juan Pablo, Jorge, Tomás, Claudio, Manuel, Carlos, Alicia, Ezequiel. A María Ponzio, por el arte. Al delirante de Lucas Dima, que un día escribió desde Berlín para proponer un sitio web para las palabras y terminó diseñando el primer videojuego del mundo asociado a un newsletter, el diezple. A todes, gracias; sigamos conversando.
|
|
|
- Podés recomendar esta carta con el hashtag #diezpalabras en tu red social preferida, o donde quieras. También 👄 a 👂, que nunca falla (nomás tené en cuenta que faltan algunas semanas para la segunda temporada).
- Podés invitarme un cafecito ☕ (o una copa, que me gusta más), desde Argentina, con cafecito.app o desde cualquier otro lugar del mundo, con ko-fi.
- Podés contribuir con un aporte mensual por tres meses (¡o más), desde $300 (a través de Mobbex) o desde USD$ 3 (a través de Patreon). Eso te convierte en ¡mecenas✨!, que es una linda palabra. Para tu cumpleaños, regalito 🎁 .
- Si ya sos mecenas, ¡muchísimas gracias por tu apoyo! Es gracias a vos que diezpalabras sigue andando. Si querés ayudarme a inventar una paritaria newsletera para atajar la estanflación, pasá por acá ❤️
|
|
En todos los casos, contribuís a la sustentabilidad de un proyecto artesanal de intervención sobre la realidad (¡en su tercer año!), y te lo agradezco un montón.
|
|
¿Cuáles son tus diez palabras favoritas entre las mil? Las mías, veredear (N05P01), infomaterialidad (N24P10), tupananchiskama (N32P10), retrónimo (N36P01), rifirrafe (N51P10), glitch (N58P01) shinrin yoku (N59P05) contraficciones (N79P10) nexialismo (N85P09) y autoantónimo (N92P02).
¿Me contás en redes con el hashtag #mis10dediezpalabras, o por mail?
|
|
|
Esta semana escuché una clase donde Marcelo Cohen hablaba de ciencia ficción. Me quedó rebotando una línea en la que parafraseaba a Ballard: "Nos interesa el espacio interior y el futuro inmediato".
En la pandemia, eso era todo lo que había: mirar cortito. Pero fuerte.
En estos dos años vimos al futuro inmediato cristalizarse en presente: vimos la destrumpización, la legalización del aborto en Argentina, la toma del Capitolio en Estados Unidos, el aumento de la ecoansiedad de la mano de incendios e inundaciones, las sucesivas olas de COVID, la conquista de la jerga biomédica con la llegada de las vacunas, la invención del metaverso, el desarrollo desaforado del universo cripto, la escalada china, el estallido de la guerra de Ucrania, por mencionar solo lo más saliente. Vimos morir a Diego Maradona y a la reina de Inglaterra. Como dijo ayer Juan Di Loreto: "La realidad es una ola que te tapa siempre. Nunca podemos parar la pelota, porque siempre estamos en estado de inmersión".
Y sin embargo y sin embargo.
Durante dos años, tratamos de parar la pelota una vez por semana, para intentar (siguiendo a Foucault) algo así como una "memoria material de las cosas leídas, oídas o pensadas", "recibidas de todas partes". O (siguiendo a Valle) una modesta zona temporariamente autónoma para abrir un claro en la corriente continua del discurso de la actualidad. Una búsqueda kamikaze de surfear la Pororoca, la Gran Ola, el Gran Estruendo.
Un pogo como el mundo jamás vio.
A ver qué se ve desde arriba.
Muchas gracias por leer.
Hasta pronto, si todo va bien.
|
|
|
|