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  |  LUNES, 02 DE MAYO, 2022

La economía, eje electoral del 19-J

En cada convocatoria de elecciones, el factor económico juega un papel relevante en la configuración del voto. La realidad laboral, la capacidad adquisitiva y las perspectivas de futuro individual en el plano financiero influyen de manera decisiva en el ánimo del sufragista, tanto para escoger qué opción del arco parlamentario elige e incluso para optar por el propio hecho de votar o abstenerse.

Este marco general aplicable a todos los comicios tiene más relevancia cuando se eligen las Cortes Generales y las distintas cámaras autonómicas y, en menor medida, cuando el cuerpo electora designa a sus representantes en el poder local.

Desde el pasado lunes, unos seis millones y medio de andaluces están llamados a votar a 109 diputados autonómicos, por un adelanto técnico decidido formalmente por el presidente del Gobierno de la comunidad autónoma precisamente por una cuestión económica: procurar que el ejercicio de 2023 empiece con un nuevo Presupuesto en vigor.

No es, empero, la única razón que lleva a concluir que la economía es, debe ser, el eje de la campaña electoral del próximo 19 de junio.
 

El cambio es económico


Porque al Gobierno salido de las urnas el 2 de diciembre de 2018, que se autodenominó del cambio, se le acusa con frecuencia de lampedusiano. Quienes lo sostienen enfatizan que ha cambiado el Ejecutivo sin cambiar nada más en Andalucía, bajo el discurso, en parte cierto, de que el Consejo de Gobierno de PP y Cs, ha apostado por la continuidad.

Quienes esperasen una escabechina en el empleo público creado en Andalucía en 37 años de gobernanza monocolor sólo han visto frustrada esa expectativa, porque pretendían una ristra de despidos bien por despecho bien porque creían que ejecutarlos generaría el rechazo social que permitiese que la carambola que facilitó desalojar al PSOE fuese flor de una legislatura aislada.

El Gobierno que ha presidido Juanma Moreno optó por un cambio que no fuera brusco pero que sí tuviese un efecto directo en la economía regional, tanto con medidas concretas como, sobre todo, con un enfoque muy distinto: la riqueza debe crearla la sociedad civil y, por tanto, fundamentalmente las empresas privadas, y la Administración debe ser más un agente dinamizador.

De hecho, las principales acciones de Gobierno del pacto PP-Cs, que ha gozado de una sólida estabilidad, a la que también ha contribuido Vox –sería injusto soslayarlo– con más o menos ruido, han llevado a lo concreto esa política menos intervencionista.
 

Menos burocracia e impuestos 


Sin duda, ahí encaja la aprobación de hasta tres decretos para simplificar la burocracia de la Junta de Andalucía que han afectado a un centenar largo de regulaciones preexistentes. Y, lo que es más revelador, la propia coalición gobernante señala que sigue habiendo margen para reducir aún más la complejidad administrativa. Es una medida celebrada por organizaciones empresariales y de autónomos o colectivos como el Observatorio Económico de Andalucía.

También las diferentes decisiones adoptadas para rebajar la presión fiscal de la comunidad autónoma, que el principal partido de Gobierno, el PP, consideraba cuando era oposición al PSOE que era “la mayor de todas las comunidades autónomas”.

Bajar impuestos ha sido una prioridad para el Gobierno de PP y Cs desde el inicio de la legislatura y, siempre, tocando figuras impositivas que permitiesen que hubiese una repercusión evidente en la liquidez de los contribuyentes.

Antes de cumplir seis meses en el Palacio de San Telmo cumplió la promesa de eliminar en la práctica el Impuesto de Sucesiones y Donaciones por la vía de unas bonificaciones que eximen de pagar al grueso de los sujetos pasivos de este impuesto. Hay que heredar mucho, más de un millón de euros por beneficiario, para tener que seguir pagando.

Pero también ha recortado los tramos autonómicos del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en dos ocasiones, con nuevas deducciones, con lo que ha logrado ponerse al nivel mínimo que ya aplicaban otros gobiernos regionales del PP y Cs, como el de Madrid antes de las elecciones de hace un año (ahora monocolor). 

El Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados también ha sido retocado en dos ocasiones con vistas a rebajar la factura fiscal y activar la economía, ya que incide directamente en la compraventa de viviendas.

Resultados


Estos cambios económicos han tenido resultados. El Gobierno ha hecho realidad su máxima de que bajar impuestos en Andalucía no supondría merma en la recaudación, sino que permitiría aumentarla. Tanto en las rebajas fiscales aplicadas en 2019 como en 2021, los ingresos por tributos fueron mayores, en el primer caso respecto a 2018 y en el segundo respecto a 2019. En 2020, un año atípico en lo económico porque fue el más intenso de la pandemia, la recaudación sí retrocedió.

Otro cambio fundamental se refiere al crecimiento económico regional. Andalucía ha convergido con España en la legislatura que termina, tanto cuando la economía crecía como cuando ha decrecido. En 2020, España tuvo la mayor caída del Producto Interior Bruto (PIB) de la Eurozona, del 10,8%. Andalucía consiguió que el fuerte impacto de la crisis provocada por la pandemia fuese menos negativa, con una caída del 10%. Éste es un cambio sustancial, porque en periodos recesivos, la comunidad siempre se había comportado peor que la media nacional. En el primer año de recuperación, 2021, Andalucía también creció una décima más que el promedio nacional. Este dato, del que han hecho alarde los consejeros económicos del Gobierno andaluz, Juan Bravo y Rogelio Velasco, molesta especialmente al Ejecutivo central. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, trató de desmentirlo, pero la estadística a quien desmiente es a ella, como nos demostraron no sólo los datos sino un atinado análisis publicado por el profesor Joaquín Aurioles en los diarios de Grupo Joly.

El paro se ha reducido también y se ha logrado que baje del nivel piscológico del 20% en términos EPA, un dato certificado esta misma semana y que es algo que no ocurría desde antes de la Gran Recesión iniciada en 2008. Pero la tasa de desempleo sigue siendo alta y hay una brecha de 5,78 puntos porcentuales sobre el dato nacional.

El Gobierno de Andalucía también pone de relieve otro dato, el crecimiento del empleo autónomo. Y enfatiza que se ha superado a Cataluña en número de personas que tienen autoempleo. Aunque es un dato que para valorarlo en su justa medida hay que detallarlo más, con variables como la población activa o si parte de esos autónomos lo hacen por pura obligación.

De cualquier forma, la apuesta por crear condiciones por el emprendimiento ha sido otra de las señas de intensidad de la gestión económica que rinde el Gobierno andaluz. 

La economía, pues, sí ha sido protagonista de los principales cambios registrados en la legislatura que termina. El partido que intenta revalidar el Gobierno, el PP, pues Cs tiene pésimas expectativas electorales en los sondeos, probablemente centrará su campaña en estos puntos y tratará de soslayar el principal eje político de los comicios, que es si tendrá apoyo suficiente para gobernar en solitario o si se verá forzado a firmar otra coalición, aunque si se cumplen las previsiones demoscópicas, sólo podría ser con Vox, salvo que hubiese un cordón sanitario a la ultraderecha en toda su expresión. Esto es, que la izquierda no sólo exija que no se pacte, sino que dé el apoyo parlamentario que lo permita.

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