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Número 115 - Bruselas, 13 de mayo de 2022


Una newsletter de Nacho Alarcón. Puedes suscribirte aquí

Es viernes y este es el número 115 de Nexo Europa, la newsletter semanal de actualidad y análisis de asuntos europeos. Esta semana le seguimos el rastro al bloqueo del sexto paquete de sanciones, volvemos a hablar de Brexit (sí, y lo sentimos mucho). También abordaremos muchos otros asuntos, como las elecciones regionales en Alemania, la celebración del día de la Victoria más allá de Rusia o los planes de emergencia de la Comisión Europea ante un posible corte de suministro generalizado desde Moscú. 
 



Bloqueo húngaro 

Es viernes de nuevo y no, no tenemos demasiadas novedades sobre el sexto paquete de sanciones del que hablamos en la edición de la semana pasada. Las objeciones de un grupo de Estados miembros, pero especialmente y a partir del fin de semana el bloqueo por parte de Hungría (tanto a ese país como a Eslovaquia la Comisión les había ofrecido un año de prórroga para que pudieran seguir obteniendo petróleo ruso por sus problemas logísticos para obtener alternativas) han sido el principal obstáculo para evitar la luz verde a un paquete que incluía un veto progresivo a la importación de petróleo ruso, como ya explicamos aquí la semana pasada: en seis meses para el crudo y en nueve para los productos refinados. Vamos a hacer un repaso rápido de cuál es la situación.

Durante el pasado fin de semana los embajadores representantes permanentes volvieron a reunirse el domingo, tras no alcanzar un acuerdo en el encuentro del viernes (cuando se envió la última edición de Nexo Europa), y, de nuevo, fueron incapaces de aprobarlo. En los últimos días se ha ido tratando de limar los elementos pendientes para contentar a Hungría, que a principios de semana seguía diciendo que el plan no garantizaba la seguridad energética del país. Grecia, otro de los países cuyas objeciones complicó la aprobación del paquete en los primeros días, acabó por salirse con la suya y lograr una excepción para que sus barcos puedan seguir trasladando petróleo ruso a terceros. 

A principios de semana el bloqueo ya era una cuestión puramente húngara. Y era tan profundo que el lunes, día de Europa, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, se vio obligada a viajar a Budapest para reunirse con el primer ministro húngaro y tratar de avanzar. Su equipo explicó que hubo algunos progresos, pero el escenario general seguía siendo el mismo: bloqueo total. Nadie esperaba un acuerdo inminente y no ha llegado. 

El Gobierno húngaro ha ido moviendo fichas. Al principio Orbán, que calificó el paquete de una “bomba atómica” contra la economía húngara, explicó que la excepción de un año que incluía la propuesta de Bruselas no era suficiente y que era necesaria una excepción de cinco años. En Bruselas se creía que el consenso podía encontrarse sobre los tres años de prórroga. Pero en las últimas horas, lejos de ablandar su postura, Budapest ha exigido que haya una excepción total a la importación de petróleo por oleoducto, que es la manera en la que Hungría obtiene el crudo ruso. 

Para Budapest es también un problema de dinero y exige que la Unión Europea financie la enorme inversión que el país tendrá que hacer para desconectarse del suministro de petróleo ruso. “Nuestra refinería está diseñada para el petróleo ruso. Para refinar otro, tendríamos que hacer inversiones de entre 500 y 550 millones de euros que llevarían unos cuatro años. Para sustituir el oleoducto desde Rusia, hay que ampliar la capacidad del que viene del mar Adriático, lo que supondría 200 millones de euros y no se sabe cuánto tiempo”, ha explicado este jueves Péter Szijjártó, ministro de Asuntos Exteriores, en una entrevista con El País

Salvo que en los próximos días los embajadores representantes permanentes puedan cerrar un pacto el asunto estará ya en manos de los ministros de Asuntos Exteriores, que se ven las caras el próximo lunes en la capital comunitaria. “Estoy seguro de que tendremos un acuerdo, lo necesitamos y lo tendremos, porque tenemos que eliminar la dependencia del petróleo de Rusia”, ha explicado Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, a su llegada este viernes a la reunión de ministros de Exteriores del G7 en Weissenhaus (Alemania). “Si no hay un acuerdo a nivel de los embajadores, el lunes los ministros, cuando se reúnan, tienen que dar un empuje político, me encargaré de ello”, ha añadido.

Viktor Orbán en una cumbre europea (Fuente: Consejo Europeo)

Belfast vuelve al menú

Vuelven los tambores de conflicto entre la Unión Europea y el Reino Unido. Poco después de que Sinn Féin, los republicanos irlandeses que durante los años de violencia en la isla fueron el brazo político del IRA, ganaran en las elecciones de Irlanda del Norte, el Gobierno británico decidió que era buen momento para recrudecer su campaña contra el Protocolo de Irlanda, una pieza clave del acuerdo del Brexit que permite que no exista frontera física entre el Ulster (provincia británica) y la República de Irlanda (Estado miembro de la Unión). 

El discurso de la reina, en la que se establece la agenda legislativa del Gobierno británico, esta vez realizado por el príncipe Carlos por los problemas de salud de la monarca, llevaba una amenaza velada a la Unión Europea, señalando que nada debía “interponerse en el camino de la protección de la paz y la estabilidad en Irlanda del Norte”. Boris Johnson, primer ministro británico, explicó a su homólogo irlandés, Micheál Martin, que el acuerdo “no es sostenible” en su forma actual. Tanto Dublín como el resto de la Unión Europea envían el mismo mensaje a Downing Street: no toquen la pieza clave del acuerdo del Brexit.

El Protocolo de Irlanda del Norte está resultado difícil de aplicar y Londres no está haciendo demasiados esfuerzos porque funcione. El texto establece una frontera aduanera en el mar de Irlanda, por lo que los bienes que crucen de Gran Bretaña al Ulster tienen que pasar por los controles necesarios, lo que permite que no haya una frontera en la propia isla de Irlanda, el elemento central del Acuerdo de Viernes Santo de 1998, que puso fin a la violencia que costó la vida de cerca de 3.000 personas. 

El Gobierno británico y la Comisión Europea llevan en negociaciones prácticamente desde el principio. Londres pide cambios significativos en el Protocolo, y Bruselas asegura que intenta hacer lo posible por flexibilizar algunos elementos, pero intentando conservar la función principal de ese mecanismo para el resto de la UE: que el Reino Unido no pueda utilizar Irlanda del Norte como una puerta de atrás para entrar en el Mercado Interior del que decidió salir también porque exigía, entre otras cosas, garantizar la libertad de movimiento que el Partido Conservador no estaba dispuesto a aceptar. 

Boris Johnson sabía perfectamente lo que implicaba la modificación que forzó sobre el Protocolo: tendría que haber controles en el mar de Irlanda. Pero como apuntan algunos comentaristas y analistas estos días, sencillamente decidió obviarlo: en 2019 todavía tenía que ganar unas elecciones generales. Y nadie con una mínima formación en el equipo de Downing Street podía creer que apartar al Reino Unido por completo de la Unión Europea mientras dejaba a una de sus provincias siendo prácticamente un miembro de la Unión (totalmente alineada con las normas del mercado interior y en la unión aduanera) iba a ser un camino de rosas. 

En 2019 Johnson mintió al pueblo británico al asegurar que no habría controles entre el Reino Unido e Irlanda del Norte. Lo hizo a conciencia, sabiendo perfectamente que el Protocolo que aceptó obligaba a hacer dichos controles. El precio lo están pagando los irlandeses, que viven en una sociedad hoy más tensa que en 2016. Y también en una menor medida ustedes y yo, que estamos aquí, otra vez, hablando del mismo tema. 

Londres en ningún momento tuvo interés en poner en marcha el Protocolo. Asegura que la situación genera muchos problemas sin haber intentado siquiera cumplirlo. Eso ha obligado a mantener conversaciones de manera permanente entre el Reino Unido y la Comisión Europea. Esas negociaciones han sido tensas en muchos momentos, especialmente cuando a las riendas del lado británico se encontraba David Frost. Cuando Liz Truss, ministra de Asuntos Exteriores, se hizo con el control de las negociaciones pareció que el ambiente mejoraba entre el lado británico y el europeo, liderado por Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea. 

Pero ahora Londres vuelve a la carga y en los últimos días ha enviado varias señales de que está preparando una nueva ofensiva sobre el Protocolo. Varias fuentes citadas en medios británicos señalan que el Gobierno se está preparando para eliminar partes significativas del Protocolo la semana que viene si la Comisión no cambia de forma “radical” su actitud. En una llamada entre Truss y Sefcovic, la ministra británica amenazó directamente con actuar. “Si la UE no mostrara la flexibilidad necesaria para ayudar a resolver esos problemas, entonces, como gobierno responsable, no tendríamos más remedio que actuar”, señala una portavoz del Gobierno británico tras la llamada telefónica. 

Si Downing Street esperaba que la guerra de Ucrania fuera a hacer que el resto de capitales no presten atención al órdago y dejen sola a la Comisión Europea en el pulso, los últimos días han demostrado lo contrario. “Nadie debe cancelar, romper o atacar de ninguna manera unilateralmente el acuerdo que hemos acordado juntos”, explicó Olaf Scholz, canciller alemán. A su lado se encontraba Alexander de Croo, primer ministro belga, que recordó que fue el Reino Unido el que pidió que el Protocolo tuviera la forma actual después de que Johnson rechazara un pacto que la UE había alcanzado con su antecesora, Theresa May, para mantener al Reino Unido dentro de la unión aduanera que habría evitado esos controles en el mar de Irlanda que al Gobierno británico tanto molestan ahora. 

Lo cierto es que en Bruselas hay cierto cansancio con las continuas amenazas del Reino Unido: cuando parece que la UE va a poder pasar página y estabilizar el asunto Londres vuelve a las amenazas con violar el derecho internacional. Siguiendo con la tradición de la semana pasada, aprovecharé para colar el meme europeo semanal debajo de esta sección y que, créanme, refleja muy bien la sensación en la capital comunitaria. 

Cajón de sastre
  • Finlandia mueve ficha: este jueves el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, y la primera ministra, Sanna Marin, defendieron que el país debe ingresar “sin demora” en la OTAN, abriendo el paso a que el país pida la entrada en la Alianza Atlántica. Se espera que Suecia haga lo mismo próximamente. El Kremlin ha advertido de que Finlandia, que ha mantenido una histórica neutralidad desde la Segunda Guerra Mundial y que comparte 1.300 kilómetros de frontera con Rusia, se arriesga a una respuesta “militar” por parte de Moscú. El proceso de adhesión a la OTAN no será inmediato y es en esa ventana, entre que piden la entrada y finalmente forman parte de la Alianza, en la que temen más a Rusia. La organización asegura que tiene formas de garantizar la seguridad de ambos países incluso aunque todavía no estén bajo el amparo del artículo 5 (pilar de la OTAN por el que un ataque a uno de los miembros es un ataque sobre toda la Alianza). De hecho el Gobierno del Reino Unido ha garantizado la seguridad de ambos países. Si finalmente piden el ingreso el asunto probablemente estará sobre la mesa de la cumbre de Madrid que se celebra en la capital española a finales del mes de junio. 
     
  • El caso danés: el ministro de Asuntos Exteriores danés, Jeppe Kofod, ha explicado esta semana los esfuerzos que el Gobierno está haciendo para que Dinamarca deje de ser el único país de la Unión Europea que también forma parte de la OTAN y que no participa en la Política Común de Seguridad y Defensa de la UE. Los daneses están llamados a votar en un referéndum el próximo 1 de junio y Kofod ha advertido en esta entrevista del riesgo de que el país se quede fuera de uno de los asuntos que van a dominar la agenda europea en los próximos años. El resultado de ese referéndum es difícil de predecir. Las últimas encuestas apuntan a que un 38% de los votantes apuestan por dejar de estar fuera de la política de seguridad europea frente al 27% que está en contra. Pero el partido se juega en el 35% de los votantes que dicen estar indecisos. 
     
  • Racionamiento de gas: un documento filtrado esta semana por el medio especializado Contexte muestra que la Comisión Europea propondrá en los próximos días que los Estados miembros actualicen sus planes ante una emergencia energética como sería, por ejemplo, el corte de suministro de gas por parte de Rusia. Los planes nacionales  “deben complementarse con el establecimiento de un racionamiento coordinado y la reducción de la demanda”, señala el documento, que también propone reducir el consumo de energía de la industria. En el texto se señala que por solidaridad “debe considerarse una reducción de la demanda de gas en los Estados miembros menos afectados”, como sería por ejemplo España, “en beneficio de los Estados miembros más afectados, incluso en el caso de que dicho racionamiento no esté previsto en el plan nacional de emergencia”. Este mismo jueves hemos tenido una demostración más de por qué se deben tener planes preparados: después de que hace unos días Rusia cortara el suministro de gas a Polonia y Bulgaria por rechazar pagar en rublos, este jueves Gazprom ha anunciado la interrupción del flujo de gas por el gasoducto de Yamal, que conecta Rusia directamente con Alemania después de que el Kremlin haya adoptado sanciones contra empresas energéticas europeas. 
  • 500 millones más en armas: Borrell también ha anunciado este viernes que propondrá ampliar en 500 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, el instrumento que la Unión Europea está utilizando para financiar el envío de armamento a Ucrania. Eso significa que la partida asciende ya a 2.000 millones de euros que se destinan fundamentalmente a armamento pesado como artillería pesada, tanques y munición, según ha explicado Borrell. Podéis ampliar información aquí

  • Avanzando hacia el acuerdo iraní: el español Enrique Mora, director político del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), ha pasado los últimos días en Teherán (Irán) con el objetivo de desatascar las conversaciones para revivir el acuerdo nuclear iraní, la joya de la corona de la diplomacia europea de la que EEUU salió durante la presidencia de Donald Trump. Borrell ha explicado que la visita de Mora ha sido fructífera y ha permitido desbloquear las conversaciones a pesar de que durante su estancia en la capital iraní varios ciudadanos europeos fueron detenidos por el régimen, provocando fuertes tensiones con Francia en un momento extremadamente delicado. A su regreso a la Unión Mora y dos de sus colaboradores han sido retenidos en el aeropuerto de Fráncfort y se les ha retirado el pasaporte y el teléfono móvil a pesar de ser ciudadanos europeos, funcionarios de la Unión en misión y contar, además, con pasaporte diplomático. Durante su visita Mora pidió a las autoridades iraníes la liberación de Ahmad Reza Djalali, un médico sueco-iraní condenado a muerte en 2017 bajo los cargos de espionaje y traición y cuya ejecución podría ser inmediata. Altas fuentes europeas son menos optimistas que Borrell y aunque admiten que hay algunos progresos señalan que todavía habrá que trabajar mucho para alcanzar un acuerdo. 

  • “Comunidad” europea macroniana: el presidente francés Emmanuel Macron llamó la atención de muchos a principios de esta semana cuando el 9 de mayo, día de Europa, señaló la necesidad de una “comunidad europea” más amplia que la UE en la que tengan cabida países como Ucrania o el Reino Unido. Aunque no se refirió directamente a la propuesta de Macron, Annalena Baerbock, ministra de Asuntos Exteriores alemana, que ha sido la primera representante del Gobierno alemán en visitar Kiev (esta misma semana), sí que señaló que Berlín apoya la idea de facilitar a los países candidatos una integración más rápida en algunas partes de la Unión, una idea que ya sugirió la semana pasada su homólogo austriaco. Como recuerda Belén Becerril, una auténtica enciclopedia de la hemeroteca europea, la idea no es demasiado nueva: una idea similar defendió en 1989 el también presidente francés François Mitterrand.
     
  • El BCE sigue calentando: la semana pasada tuvimos mucho movimiento de cara a la reunión del Banco Central Europeo (BCE) de julio, con varios miembros del Consejo de Gobierno pidiendo una subida de tipos. Lo contamos la semana pasada en esta newsletter y también lo expliqué en este artículo para el periódico. El último en sumarse a las peticiones de un aumento de tipos de interés en julio ha sido el presidente del Bundesbank alemán, Joachim Nagel, que ha asegurado que hay una “evidencia inquietante de que el aumento de la inflación está cobrando impulso”. El miércoles fue la propia Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, la que señaló hacia una subida de tipos en la reunión de julio
     
  • Breton con tito Elon: el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, viajó esta semana a Austin (Texas), donde se vio con Elon Musk, que recientemente ha anunciado la compra la red social Twitter (aunque este mismo viernes ha explicado que la paraliza a la espera de más información desde la compañía), provocando dudas sobre el compromiso de la plataforma con las normas y estándares europeos que la Unión ha ido acordado en los últimos años. Breton se encargó de explicar a Musk el nuevo Acta de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés). “Estoy de acuerdo con todo lo que dijiste, de verdad. Creo que tenemos la misma opinión”, explica el fundador de Tesla en un vídeo que podéis ver aquí. Pero a las pocas horas Musk puso otro tweet en el que explicaba que era “moralmente equivocado y completamente estúpido” el prohibir la cuenta de Donald Trump, expresidente americano, cuyos mensajes jugaron un papel importante en el asalto al Capitolio de Washington en 2021. 
     
  • Abuso infantil: en ese esfuerzo de la Comisión Europea por gobernar el salvaje oeste de Internet, esta semana el Ejecutivo comunitario ha hecho pública una propuesta con la que quiere que las plataformas se hagan responsables de detectar y eliminar cualquier contenido de abusos sexuales a menores, además de advertir a las autoridades competentes. “Las autoridades nacionales pueden emitir órdenes de retirada si el material de abuso sexual infantil no se elimina rápidamente. Los proveedores de acceso a Internet también deberán deshabilitar el acceso a imágenes y vídeos que no se pueden eliminar, por ejemplo, porque están alojados fuera de la UE en jurisdicciones no cooperativas”, señala la propuesta presentada por la Comisión. 
     
  • Orbán y la nostalgia: en la entrevista en la radio húngara en la que el primer ministro Orbán calificó por primera vez de “bomba nuclear” el sexto paquete de sanciones que su país bloquea, el líder magiar explicó que otros países no tenían sus mismos problemas porque tienen puertos que les permiten obtener suministro. Esa afirmación es totalmente verdadera. Pero entonces Orbán sacó a relucir el discurso nostálgico de Hungría respecto a su glorioso pasado y el resentimiento por el Tratado de Trianón que desembocó en una gran pérdida de territorio para Budapest. “Hubiéramos tenido puertos también si no nos los hubieran quitado”, explicó Orbán en la entrevista. El primer ministro húngaro se refiere a la ciudad de Rijeka (Croacia), conocida antes como Fiume. Eso ha provocado que Croacia convoque al embajador húngaro en Zagreb para expresarle su malestar por las palabras del primer ministro magiar. 
     
  • Elecciones en Renania del Norte-Westfalia: tras una dolorosa aunque no inesperada derrota el pasado domingo en Schleswig-Holstein (la CDU revalidó la victoria con un aumento de 11 puntos respecto a 2017 mientras los socialistas perdieron 12 puntos) el SPD del canciller Olaf Scholz se enfrenta a otra fecha clave con las elecciones de este fin de semana en Renania del Norte-Westfalia. A diferencia de en Schleswig-Holstein, donde las encuestas ya daban como ganador a los democristianos con un popular candidato, en Renania del Norte-Westfalia, unas de las regiones más ricas de Alemania y que está gobernada por una coalición de la CDU y el FDP, se espera que los votantes ofrezcan un termómetro del estado de salud del Gobierno de Scholz. El canciller ha sido muy criticado por su actitud respecto a la invasión rusa de Ucrania. Aunque el líder socialista ha protagonizado un cambio de 180 grados en la política del SPD hacia Rusia, muchos siguen creyendo que Alemania está reaccionando demasiado lento ante la mayor crisis de seguridad en suelo europeo en décadas. Las encuestas muestran que desde la celebración de las elecciones federales los socialdemócratas se han dejado casi seis puntos. 
     
  • Derechos LGBTI+ en Europa: el informe anual de ILGA-Europe, la sección europea de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales, ha llegado esta semana con buenas noticias en el este de Europa por el movimiento legislativo positivo en Grecia, Letonia, Lituania, Serbia, Eslovaquia y Eslovenia tras años de estancamiento. España ha caído cuatro puestos, del sexto al décimo, y Malta lidera el ranking. El país peor posicionado es Polonia. 
     
  • Conferencia de Siria: se ha celebrado esta semana la sexta conferencia de Siria en Bruselas en la que los donantes han acordado ofrecer 6.400 millones de euros en subvenciones de apoyo a los sirios y a los países que acogen a los refugiados. “Esas cifras son más altas que las del año pasado y por eso pienso que pese a la guerra en Europa, a pesar de la pandemia de COVID, los donantes están enviando una señal muy fuerte a Siria y a la región de que estamos dispuestos a hacer todavía más por la paz en ese país y por reconstruirlo”, explicó Olivér Várhelyi, comisario de Ampliación y Vecindad.
     
  • Diálogo UE - Japón: este jueves se ha celebrado en Tokyo la cumbre entre la Unión Europea, representada por los presidentes Charles Michel, del Consejo Europeo, y Von der Leyen, y Japón, representado por el primer ministro Fumio Kishida. China había advertido de que la cumbre se debía limitar a asuntos bilaterales y que no se entrometiera en los asuntos internos del gigante asiático. Pero lo cierto es que Pekín ha sido uno de los principales platos del menú de la reunión de líderes, que sin embargo han dedicado la mayoría del tiempo a discutir sobre la guerra en Ucrania. En la rueda de prensa posterior al encuentro Von der Leyen no escondió la referencia a ambos países: “Esto me lleva a Rusia. Es hoy la amenaza más directa al orden mundial. Con la guerra bárbara contra Ucrania y su preocupante pacto con China y su llamamiento a unas nuevas, y muy arbitrarias, relaciones internacionales”.
     
  • Más allá de Moscú: que el Día de la Victoria se celebre con gran pompa y referencias a la guerra en Ucrania en Moscú no es sorpresa para nadie. Pero las celebraciones han ido más allá de Rusia. En Chisináu, capital de Moldavia, miles de manifestantes celebraron en las calles la victoria de la Unión Soviética sobre los Nazis en 1945. La manifestación, en la que participaron los expresidentes Igor Dodon y Vladimir Voronin, la organizó el partido prorruso PSRM y se mostraron símbolos a favor del viejo régimen soviético, como la Cinta de San Jorge (un símbolo militar ruso), algo prohibido por una nueva ley moldava. La primera ministra, la proeuropea Natalia Gavrilita, también celebró el Día de la Victoria, pero de una manera mucho más discreta, dejando flores en el memorial. En Serbia, muy cercana a Moscú, también se celebró la victoria de las tropas soviéticas y serbias sobre los nazis, pero algunos manifestantes lo hicieron con imágenes de Putin y con símbolos de la ‘Z’ que el Kremlin ha convertido en el emblema de su invasión a Ucrania. 
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