A veces hay que remontarse tiempo atrás. Los que peinamos canas, ... o ya no peinamos nada, podemos recordar el tiempo cuando un infarto de miocardio obligaba a un reposo de tres semanas. Y después... bueno, volver a trabajar, si el trabajo tenía el menor componente físico, era una excepción.

Por eso hay que ser tan optimista en la actualidad, en relación al tratamiento de los infartos. Las cosas ya no son como antes. Medicamentos, cateterismos, prótesis intracoronarias de Stent (los "muellecitos") y sobre todo: menos tabaco y más vida saludable, han hecho el milagro del que hoy disfrutamos. Si todo va bien, como suele ocurrir, el sufrido paciente se levanta casi el mismo día de su infarto, o como máximo a los 3 días. ¿Está bien, no?. Y si hemos adelantado mover al paciente tanto tanto... ¿puede hacer el paciente de todo, y pronto? Solo hay una respuesta: ¡Sí!
Al cabo, como mucho, de un mes, el ex-paciente debe hacer una vida "normal".

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Además de seguir una alimentación sana, hacer ejercicio físico y no fumar, cuidar la salud mental y prevenir o tratar adecuadamente la depresión puede evitar las enfermedades cardiovasculares. Se conoce desde hace mucho tiempo que una depresión diagnosticada en pacientes con enfermedad del corazón influye negativamente en la evolución de la cardiopatía.

Lo que no estaba tan claro es si es la depresión la que contribuye a que se desarrollen las enfermedades cardíacas o si se trata de un trastorno secundario a esa condición clínica. Para averiguar esa asociación se realizó un estudio en más de 300.000 individuos que demostró por primera vez, una asociación entre la depresión y su gravedad con el aumento de la susceptibilidad a sufrir enfermedad arterial coronaria y diabetes tipo 2, al margen de la presencia de otros factores de riesgo del estilo de vida o de la condición genética.

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