Hola,
La buena literatura describe el complejo mundo en el que vivimos, muchas veces mejor que los manuales académicos. Ya sean clásicos u obras modernas, todas esconden fragmentos de conocimiento verdadero esperando a que las encuentres.
Uno de mis preferidos, que releo en busca de inspiración, es “Alicia en el país de la maravillas”, obra que Lewis Carroll escribe con señales ocultas. Este cuento escrito en el s. XIX, que para muchos está cargado de lecciones de economía, no es más que una muestra de cómo una obra de más de un siglo de antigüedad puede contener información sobre temas de actualidad.
La historia de Alicia empieza cuando aparece el conejo blanco. La curiosidad la lleva a caer por la madriguera, desencadenando toda una suerte de peripecias que la hacen regresar más fuerte y más sabia a la vida que abandona al inicio. Unas enseñanzas que a veces intento capturar en frases o citas que publico por redes, y que ya han invadido el estudio.
Podemos encontrar enseñanzas memorables en todas partes:
“Es muy importante que recuerdes quién eres de verdad. Es vital. No debes dejar que otros lo hagan por ti, ¿Sabes? Porque siempre meten la pata”, de Rechicero (Terry Pratchett);
“Para quedarte donde estás tienes que correr lo más rápido que puedas. Si quieres ir a otro sitio, deberás correr, por lo menos, dos veces más rápido”, de A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (Lewis Carroll);
o “Mientras que la libertad da lugar al crecimiento y la sabiduría, el permiso permite que el mal florezca a una luz del día que, de otro modo, acabaría por destruirlo (…) El permiso es el cadáver tumefacto de la libertad”, de Nimbo (Neal Shusterman), etc.
La curiosidad, al igual que a Alicia, nos lleva a buscar estas ideas, a desgranar reflexiones sobre la libertad en boca de inteligencias artificiales, a encontrar disertaciones sobre la identidad en diálogos entre magos o en capturar ideas sobre la evolución de los sistemas en inocentes advertencias. Esta curiosidad nos aporta infinitamente más que su represión, por lo que nunca hay que olvidar la segunda parte de aquel viejo proverbio, <<la curiosidad mató al gato; pero la satisfacción lo resucitó>>. El conocimiento está ahí, sólo hay que ir a buscarlo.
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