Lo único cierto es que el incremento del dólar y esta situación de zozobra que ha generado en los mercados, se pueden enmarcar en cuatro razones:
La primera, la altísima inflación de EE.UU. que a junio llegó al 9,1% interanual, el mayor índice en 40 años.
La segunda, las medidas que como soluciones para frenar la inflación están tomando los bancos centrales de todo el mundo, de subir cada vez más las tasas de interés, ejercicio que seguirán haciendo porque ya se volvió una constante.
La tercera, indudablemente la invasión rusa a Ucrania que ha llevado a una ralentización del crecimiento económico, entrando según un informe de Perspectivas económicas “en lo que podría serun período prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación.
Y lo más delicado, es que ya se habla de una posibilidad de llegar a una “recesión económica,” generando pánico, pues sería el detonante de una posible crisis mundial. De hecho en el "Foro de Davos 2022, Políticas Gubernamentales y Estrategias Empresariales” celebrado entre el 22 y el 26 de mayo, se dio el campanazo de esta posibilidad.
Como sabemos, una recesión económica sólo se da cuando existan dos trimestres consecutivos con números en rojo, es decir, una sensible escasez en la producción general de bienes y servicios, llevando a que el PIB sea casi nulo.
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