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Número 122 - Bruselas, 15 de julio de 2022


Una newsletter de Nacho Alarcón. Puedes suscribirte aquí

Es viernes y este es el número 122 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos y la última que haremos antes del descanso estival. 

No me voy a entretener demasiado en estas líneas porque me pillan de camino a Roma donde disfrutaré de los dos pilares de la vida romana: una carbonara y una buena crisis de Gobierno. Ya veníamos hablando desde hace un tiempo de las tensiones dentro del Ejecutivo, y esta semana ha saltado todo por los aires, cuando el Movimento 5 Stelle ha decidido no votar uno de los decretos propuestos. Mario Draghi, primer ministro italiano, dimitió ayer pero Sergio Mattarella, presidente de la República, rechazó la dimisión. Ahora queda ver cómo se resolverá la crisis: si M5S agachará la cabeza y volverá a la mayoría, si Draghi seguirá adelante sin sus votos (puede hacerlo) o si finalmente el antiguo presidente del Banco Central Europeo mantiene su intención de abandonar el Gobierno. 



Un otoño frío y caliente

El optimismo empieza a ser un recurso muy limitado en Bruselas. Esta semana hemos tenido varias muestras de ello, con una reunión de ministros de Finanzas el lunes y el martes y la publicación de las previsiones macroeconómicas este jueves que dibujan una ralentización de la economía para el próximo año. Europa ya vivía en un escenario muy inestable desde que Rusia lanzó la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero, pero ahora ha entrado en otro territorio y todos los actores lo reconocen. 

La actual incertidumbre deriva, en gran parte, del riesgo de que Rusia decida cortar por completo el suministro de gas a la Unión Europea. Por lo pronto el gasoducto Nord Stream 1 se encuentra en parada técnica programada y que durará desde el 11 de julio y hasta el próximo 21 de julio. Pero hay voces en Berlín que temen que no se vuelva a abrir después. En general, Moscú lleva ya semanas reduciendo el nivel de gas que envía a los socios europeos y la sensación es de que hay que prepararse para el corte, lo que pondrá en serios problemas a la economía europea. 

Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, pide dar por hecho ya ese corte. “La interrupción total del suministro de gas desde Rusia es una posibilidad real y debemos prepararnos para ella”, explicó la semana pasada. Ese riesgo dominó buena parte de las discusiones de los ministros el pasado lunes. Paolo Gentiloni, comisario de Economía, quiso poner el punto moderadamente optimista, señalando que la situación de la economía hoy es positiva, si bien admite que se mueve en “aguas turbulentas” y que hay “una posible tormenta” en el horizonte. 

Pero es innegable que esa potencial tormenta está afectando a las economías europeas. Hablemos de la española: este 2022 su crecimiento será del 4%, después de que la Comisión Europea ajustara más de un punto y medio su perspectiva en primavera. No es un mal dato si se mira a otros grandes países europeos. Pero los técnicos comunitarios son claros al señalar que será la temporada turística la que salve el dato de este año, y que a finales del curso la demanda interna va a seguir siendo muy baja. Y el 2023 no será un buen año: la Comisión da un tijeretazo al crecimiento español, del 3,4% que previó en primavera al 2,1% ahora.

Los datos no son mejores para otras grandes economías europeas, aunque también es cierto que el escenario es muy diferente: a diferencia de España, el resto de Estados miembros han recuperado su nivel de PIB prepandemia. En Alemania, la economía se expandirá un 1,4% este año y un 1,3% en 2023, sujeta a una especial incertidumbre, con una industria muy dependiente del gas ruso. En el caso francés, en 2022 se prevé un crecimiento del 2,4% que se ralentizará en 2023 hasta el 1,4%, y en Italia los datos apuntan a un crecimiento del 2,9% este curso y un 0,9% el próximo año.

El lunes los ministros también discutieron un cambio de dirección en la política fiscal del que ya venimos hablando desde hace algún tiempo. Tras el impacto del coronavirus los Estados miembros se centraban en apoyar la demanda. Ahora hay que cambiar de mentalidad, evitar la política fiscal que alimente la inflación y buscar medidas más concretas y dirigidas especialmente a los más vulnerables, y evitar medidas demasiado amplias. 

“Las medidas fiscales de base amplia, tales como reducciones generales de impuestos e impuestos especiales, tenían como objetivo mitigar el impacto del rápido aumento de los precios de la energía a nivel nacional, pero deberían ser temporales y cada vez más ajustadas para enfocarse en los más vulnerables”, señala el comunicado del Eurogrupo. Como recordarán, la cláusula general de escape, que congela la aplicación de las reglas fiscales, estará también activa en 2023, pero el mensaje del Eurogrupo y del propio Gentiloni viene siendo claro ya desde hace algunos meses: eso ni mucho menos significa que vaya a haber una barra libre fiscal, especialmente para los países más endeudados, como ya explicamos en mayo.  

Luego está la cuestión de la inflación. La mala noticia es que la Comisión Europea espera que en el caso español se sitúe en el 8,1% este año, pero al menos prevé que se rebaje el próximo curso hasta el 3,4%. La mayoría de Estados miembros que experimentarán este año una alta inflación se sitúan en el flanco este de la Unión, es decir, son los países más expuestos a Rusia: por ejemplo, para Estonia y Lituania la Comisión prevé una inflación del 17%, del 15,5% para Letonia o del 13,9% para República Checa. La mayoría de Europa Occidental se encuentra por debajo de los datos españoles: por ejemplo, la inflación de Portugal será del 6,8%, la de Francia del 5,9% o la de Italia del 7,4%.

No olviden que la semana que viene, aunque no haya newsletter, sí habrá Consejo de Gobierno del BCE, donde no solamente se anunciará la primera subida de tipos de interés, sino que además se desvelará el mecanismo antifragmentación que tendrá que ser lo suficientemente convincente como para que los mercados no se sientan tentados a probar suerte. 

Paolo Gentiloni, comisario de Economía (Fuente: Comisión Europea)

Algo huele mal en el Parlamento Europeo

El Parlamento Europeo está viviendo días muy movidos con el intento de Roberta Metsola, presidenta de la institución, de colocar a su jefe de gabinete, Alessandro Chiocchetti, en el puesto más poderoso de toda la Eurocámara: la secretaría general que el alemán Klaus Welle abandonará en diciembre tras 13 años al frente. La operación Chiocchetti recuerda mucho a la forma en la que Martin Selmayr saltó en cuestión de horas de simple jefe de gabinete del presidente de la Comisión Europea, en la etapa de Jean-Claude Juncker, a secretario general. 

Chiocchetti, como en su momento Selmayr, aunque por motivos diferentes, tiene muchos críticos en la Eurocámara. Tiene experiencia dentro de la institución, pero no tanta como suele exigirse a un director general, ni hablar ya para un secretario general. Hombre cercanísimo a Antonio Tajani, expresidente de la Eurocámara y al mismo tiempo el aliado más fiel de Silvio Berlusconi, Chiocchetti también fue asesor de otro histórico mano derecha del magnate italiano, Marcello Dell'Utri, condenado en 2014 a siete años de prisión por sus lazos con la mafia siciliana. 

El movimiento de Metsola está contando con la cobertura de Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo (PPE), y el respaldo, entre otros, de la Izquierda Unitaria Europea. Se preguntarán, quizás, cómo consigue el líder democristiano alemán el apoyo de la otra punta del hemiciclo. Bueno, todo el mundo tiene un precio. Primero expliquemos dónde está ocurriendo todo esto, por dar algo de contexto. La votación del nuevo secretario general se hace en un órgano muy desconocido pero poderoso, el Bureau de la Eurocámara, conformado por la presidenta del Parlamento, los 14 vicepresidentes y cinco cuestores elegidos por la Eurocámara por periodos de dos años y medio. El Bureau es el corazón de la maquinaria burocrática de la institución. 

Y en una reunión el lunes de la semana pasada se acordó la creación de una nueva dirección general del Parlamento Europeo: una dirección general para asociaciones de democracia parlamentaria. Se preguntarán para qué servirá. Bueno: pues si se preguntaban de qué manera el PPE había conseguido el apoyo de la Izquierda Unitaria Europea aquí tienen la respuesta. Un cargo, que irá a parar a alguien del grupo de izquierdas, de unos 20.000 euros mensuales. Se suma al ya complejísimo entramado de direcciones generales que conforman el Parlamento Europeo, hasta 13, muchas de ellas sin que esté del todo claro para qué sirven. 

Hay otros candidatos que podrían sustituir a Welle. Pero Weber y Metsola están decididos a coronar a Chiocchetti. Se trata de un hombre de la casa de pura cepa, alguien del que saben qué esperar y qué no, cómo actuará y cuáles son sus motivaciones. Y, no menos importante, es un miembro popular, claramente. El resto de nombres obligarían a buscar un equilibrio en el que se pueden llegar a opciones afines a los populares, pero sin que hayan salido de la mismísima cantera. 

La manera en la que se está gestionando, la forma en la que se está negociando bajo cuerda y se utiliza el dinero de los contribuyentes europeos para crear otra dirección general (otra más) para comprar los votos de un grupo deja en muy mal lugar a la Eurocámara y a la presidenta Metsola, que está tratando de poner en marcha el mismo tipo de golpe palaciego que tanto se criticó en el caso de Selmayr. 

Roberta Metsola, presidenta de la Eurocámara (Fuente: Parlamento Europeo)
Cajón de sastre
  • Caso Puigdemont: semana tras semana vamos acumulando más y más asuntos sobre los líderes del ‘procés’ en los pasillos del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Esta vez ha llegado la opinión del Abogado General sobre la prejudicial presentada por el juez Pablo Llarena respecto si Bélgica está ejecutando correctamente las euroórdenes. El abogado general respalda las tesis del juez intructor del ‘procés’ por completo, y si bien su opinión no es vinculante, el TJUE suele seguir su razonamiento en la mayoría de las ocasiones. En su opinión señala que "la autoridad judicial de ejecución no puede denegar la ejecución cuando no disponga de datos que permitan demostrar, mediante una apreciación global basada en datos objetivos, fiables, precisos y debidamente actualizados, la existencia de un riesgo real de vulneración del derecho fundamental a un proceso equitativo". Pueden ampliar información aquí. 
     
  • Sucesión en el MEDE: los ministros de Finanzas de la Eurozona también tenían que votar esta semana sobre quién dirigirá el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) una vez deje el cargo el alemán Klaus Regling. Los italianos retiraron a su candidato, Marco Buti, dejando solamente dos nombres en la carrera: el portugués Joao Leao y el luxemburgués Pierre Gramegna. El resultado de la votación fue muy disputado y ninguno de los dos obtuvo el 80% necesario para vencer, lo que significa que los ministros volverán a votar a la vuelta del verano, cuando el mandato de Regling esté a punto de expirar. 
     
  • ‘Ubergate’: la revelación de documentos que muestran cómo Uber intentó ganarse el favor de líderes globales ha provocado un pequeño terremoto en Bruselas, ya que una de las personas señaladas es Neelie Kroes, antigua comisaria de Competencia en 2004 y 2009 y de Agenda Digital entre 2009 y 2014, algo por lo que la Comisión Europea ha pedido explicaciones. Kroes tiene un largo historial de potenciales conflictos de interés y ya en su primera audiencia para ser comisaria, en 2004, hubo muchos eurodiputados que desconfiaron de la holandesa, que siempre se vio rodeada de acusaciones. Pocas semanas después de abandonar la Comisión se unió a Bank of America. Otro de los señalados es nada menos que Emmanuel Macron, presidente francés. 
     
  • Superliga en Luxemburgo: otro asunto que se encuentra ante la Alta Corte de Luxemburgo es el caso de la Superliga, ya recuerdan, aquel intento por parte de grandes clubes europeos (entre ellos el Real Madrid, el Barcelona o el Liverpool) de crear una especie de Euroliga de baloncesto. Los aficionados criticaron duramente aquella intentona y la UEFA amenazó con una guerra total hasta el punto de que muchos de los equipos se bajaron de aquel barco. Este lunes y martes se ha celebrado la vista del caso en el TJUE, con la Superliga siendo apoyada por el Madrid, el Barça y la Juve italiana, y la UEFA defendiendo la ilegalidad de la competición. La decisión que tomen los jueces europeos, algo para lo que todavía habrá que esperar meses, marcará el futuro del fútbol europeo. 
     
  • Hungría intenta llegar a un acuerdo: el Gobierno húngaro está intentando conseguir un compromiso con la Comisión Europea para que desbloquee la partida que corresponde a Budapest del Fondo de Recuperación, unos 7.000 millones de euros en trasferencias y unos 8.000 millones de euros en créditos ventajosos, un total de 15.000 millones de euros que son importantes para el país, especialmente en estos momentos. Bruselas no ha dado el visto bueno al desembolso por lo que ya saben: sus reservas respecto a la situación del Estado de derecho en el país. “Pudimos hacer una propuesta que se ajustaba a sus demandas sobre compras públicas, sobre reglas de procesos judiciales, consultas públicas previas a la legislación y la transformación del sistema energético”, ha explicado el primer ministro Viktor Orbán. Sin embargo, en el Ejecutivo comunitario son cautelosos. 
     
  • El caso polaco: el Ejecutivo comunitario ya apostó por desbloquear el plan de Polonia después de que Varsovia hiciera algunas concesiones y haya cambiado su perfil en el debate político europeo, estando en primera fila en la cuestión de la guerra en Ucrania. Ya hablamos entonces de aquel acuerdo, y, como recordarán, aquello levantó una enorme polvareda en el Parlamento Europeo. Para Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, este acuerdo sería todavía más complicado de explicar a la Eurocámara que aquel con el Gobierno polaco. 
     
  • Una buena noticia: lo positivo es que el interés de Budapest y Varsovia por llegar a un acuerdo y, por lo tanto, hacer concesiones, indica que los instrumentos dirigidos a retener fondos a ambos países funcionan en la lucha por la preservación del Estado de derecho, al menos por el momento. Eso significa precisamente que hay que endurecer su uso y exigir a ambos países que se comprometan de forma definitiva con el Estado de derecho, aunque utilizar la herramienta con demasiada dureza puede desanimarlos a intentar alcanzar un pacto. La buena noticia es que funciona, hay que utilizarla con inteligencia. 
     
  • Nuevos súper poderes: una decisión del Tribunal General de la Unión Europea ha ampliado y mucho los poderes de la Comisión Europea a la hora de analizar y bloquear posibles fusiones y adquisiciones. El TUE considera que el departamento de Competencia dirigido por Margrethe Vestager tenía derecho a investigar la adquisición de Grail, una empresa americana especialidad en detección de cáncer, por parte de la biotecnológica Illumina, también americana, a pesar de que la operación no tenía dimensión europea ni cumplía con los requisitos para ser investigada por parte de ningún Estado miembro. Esta interpretación se deriva de una nueva utilidad que Vestager ha decidido dar al artículo 22 del Reglamento de Concentraciones, la “cláusula holandesa”, para poder investigar operaciones que quizás no cumplan hoy con los requisitos para ser sujetas a análisis, pero que tienen el potencial de distorsionar el mercado, especialmente en sectores como el tecnológico o el biotecnológico. Pueden encontrar una explicación más detallada aquí. 
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