Carta del editor desde su cocina de libros sobre música

Érase un hombre a su walkman pegado. O más bien era un walkman que caminaba arrastrando un pibe. Que era yo, obviamente, en 1988. Y una de los cassettes que vivían en el bolsillo interno de mi campera de jean, y que alternaba en interminables sesiones de autoreverse con Parte de la religión de Charly García y el primero de Don Cornelio, era Ciudad de Pobres corazones, de Fito Páez. Porque si hubo un disco de esa época que parecía hecho para ser escuchado en loop eterno era el de Fito. Uno de esos que no se pueden escuchar por partes como una simple colección de canciones, porque funciona como una ópera, o como una película de la que no despegarse desde que empieza hasta que termina y quedarse a la próxima función para vivirla toda de nuevo. 

Mi película retoma treinta años después. Federico Anzardi era un joven periodista de la revista Rock Salta. Tengo debilidad por las revistas de música, así que él solía pasar por la editorial y las intercambiábamos por libros. Tiempo después le propuse hacer una investigación que aún creo necesaria sobre la historia del rock en la Argentina más allá de la Capital (y que espero sea un libro que que alguna vez escriba). Hasta que un día de finales del 2017 leo en La Agenda una nota suya sobre aquel disco de Páez con entrevistas a varios de sus protagonistas. Tengo el vicio compulsivo de detectar posibles libros a cada rato y ahí claramente había uno, así que le propuse que contactara a los músicos que faltaban y completara la historia en un futuro tomo para Gourmet Musical.

Fueron más de tres años de conversaciones, de entrevistar a todos los involucrados, incluido, generosamente, el propio Fito, de revisar archivos públicos y privados, de viajar a Rosario a conocer los escenarios de los comienzos de la historia y ver qué más podía conseguir. Me tocó seguir de cerca todo este proceso maravilloso de investigación y escritura con montones de charlas en persona y por Whatsapp y leyendo incontables versiones de algunos capítulos reescritos obsesivamente buscando el tono que quería conseguir. El resultado es Hay cosas peores que estar solo (frase de Bukowski), un libro de investigación atrapante e hiperdocumentado contado con la minuciosidad y el ritmo de una novela policial (el tema se presta de varias maneras ya verán).

Hay libros que me parecen ideas tan lógicas y evidentes que me pregunto cómo puede ser que no existan aún. Algunos suelo proponerlos a varios posibles autores durante años y muchas veces me los han propuesto espontáneamente, pero no siempre llegan a concretarse. Para mí era obvio que hacía falta un libro que contara lo mucho y muy interesante que había pasado (y sigue pasando) en el jazz de Argentina de las últimas décadas; que retomara ahí donde termina la última edición de Jazz al Sur, el clásico de Sergio Pujol, pero con más detalle de lo que algún posible capítulo en una eventual futura reedición ampliada podría llegar a incluir. Y el que se puso en serio la tarea al hombro es Fernando Ríos en Un panorama del nuevo jazz argentino (2000-2020). Mea culpa: soy el editor más lento del mundo y si tuviera que poner un slogan o nombre alternativo para Gourmet Musical Ediciones podría ser Editorial René Lavand, por aquello de "¡No se puede hacer más lento!". Los primeros intercambios de mails con Fernando que conservo son de 2015, pero ya incluían bocetos de textos producto de charlas offline, así que, evidentemente, su propuesta viene de antes.

No es fácil hacer libros que cuenten un panorama amplio. Qué contar, cómo contar tantas cosas simultáneas de tendencias relacionadas pero independientes, que a veces se cruzan y otras van en paralelo. Cómo trabajar la información de hechos recientes donde hay tantos datos dando vuelta, pero generalmente no los que uno necesita; donde uno podría entrevistar a cientos de personas que tienen algo relevante para contar pero que es necesario plasmar en un texto interesante de leer y de una extensión razonable. Y la pregunta eterna que para mí no tiene respuesta: ¿qué es y qué no es jazz? ¿qué es y qué no es el "nuevo" jazz argentino? No todo lo que tocan los músicos jóvenes es jazz aunque improvisen y no todo el jazz que se hizo en estas décadas pertenece a esta escena renovadora, que incluye a su vez una gran variedad de estilos, desde grandes solistas, combos y big bands, cantantes, compositores, cultores del free y las mil vanguardias experimentales y relecturas de los standards de todas las épocas. ¿Es posible un libro así?

Muchas de las conversaciones con Fernando tenían que ver con estos, entre otros, dilemas a resolver. Todo sumado a los mil desafíos de trabajar con procesos aún en marcha, con músicas actuales.

Otro asunto importante es pensar el catálogo de la editorial con perspectiva de futuro, donde un tema que en otro contexto se agota en un tomo, en Gourmet deben ser varios. En ese sentido, la primera referencia a la hora de pensar este libro fue Jazz argentino, la música "negra" del país "blanco", de Berenice Corti, del que es el complemento conceptual ideal. Por último, todo un artículo aparte merecería la discografía que completa el libro. Diré por aquí solo dos cosas. Por un lado, ver compilada la información de buena parte de lo publicado en estos veinte años impresiona y da una buena pauta de la importancia del movimiento. Por otro, respondo a la principal idea que muchos tendrán: no, no alcanza con googlear para encontrar esta información, no todo está en internet y mucho de lo que está ahí está disperso, muy mal organizado y lleno de errores.

La cuestión es que con gran paciencia Fernando Ríos hizo todo lo que había que hacer, continuando la gran tarea de documentación y difusión que viene haciendo desde el sitio Argentjazz. Fueron años de dedicado trabajo de entrevistas, archivos, escuchar discos, ir a conciertos, leer de todo y pensar en cómo transmitir esta riqueza, que creo que valieron la pena. No es este el único libro de jazz que publicamos, y tengo la intención de que sean muchos los que sigan este camino en el futuro.

Leer acompañado

Si aquellos de Uds que viven en la Argentina frecuentan librerías y suelen toparse con los libros de Gourmet Musical sepan que es porque tenemos una distribuidora de lujo que se llama Carbono. Es un emprendimiento gestionado por editores dedicado a hacer que los libros de solo cinco catálogos afines y complementarios -Gourmet Musical, Godot, Sigilo, Leteo y Barrett (de España)- lleguen a sus lectores a través de librerías. Entre muchas cosas que hacemos desde Carbono está la de sostener un Club de Lectura gratuito, coordinado por Sebastián Lidijover, que cada mes selecciona un libro de alguno de los sellos y cada domingo envía un email con propuestas de lectura a quienes se suscriben. Este club no vende libros de forma directa, sino que su idea es que cada mes descubran un libro nuevo que pueden comprar en un montón de librerías. La mayoría de los títulos que se debaten son más literarios o de ficción y no son tan frecuentes los libros de música, pero creo que suscribirse es una buena oportunidad para encontrarse con lecturas inesperadas. Los que quieran sumarse pueden hacerlo desde esta web.

Cuento todo esto porque en el mes de agosto, el libro del mes del Club de lectura Carbono será El coso del rock, Diario íntimo del under, de Alejo Auslender, un libro algo atípico en nuestro catálogo pero que considero que, con un estilo de escritura distinto, plantea cuestiones muy importantes para todos los que nos interesan la música, el arte y la cultura.

 

Pero... ¿por qué hacemos estas cosas?

La mayoría de la gente asume (creo yo que erróneamente) que solo vale la pena leer libros sobre música o músicos que hayamos ya escuchado bastante y que nos gusten (que nos gusten incluso mucho). Una de las características de este libro es que cuenta cosas que le pasan a los músicos de una banda de rock under real, pero desconocida para el gran público. La mayoría de los lectores nunca han escuchado los discos de Deportivo Alemán ni necesitan hacerlo para encontrar fascinante el libro.

Más allá de que se esté interesado en el rock o que pueda gustarnos la música de este grupo, este texto habla de cuestiones que atañen a mucha más gente de la que parecería a simple vista. Habla, por ejemplo, acerca de por qué, aun en el contexto de un capitalismo salvaje, hay tanta gente que elige dedicar tanto tiempo y esfuerzo a actividades que la sociedad ve como un sinsentido. No hablamos de intereses ocasionales, sino de vidas dedicadas a cultivar actividades que el entorno familiar, amistoso y laboral no logra comprender. Puede ser tocar un instrumento musical en cualquier género o estilo, pintar cuadros, hacer artesanías, cultivar flores, escribir poesía o una larga lista de pasiones y de todo lo que esa vocación a contramano implica y el resto del mundo pocas veces ve. Y, a la vez, plantea una debate fundamental acerca de la idea del éxito, la realización personal y, en última instancia, la eterna pregunta acerca del sentido de la vida. ¿Qué es realmente ser exitoso hoy, cuando parece que toda actividad que no produce dinero o bienes es no más que entretenimiento o un hobby intrascendente? ¿Hay otras formas posibles de vivir con el arte o en el arte, más allá de las fantasías (quizás ya algo obsoletas) que los medios proponen?

No sé si sabían que tenemos un canal de Youtube al que pueden suscribirse; hace un tiempo hice un video contando algunas cosas acerca del libro.

Sí, este mail me salió largo, pero no pienso disculparme ni recortarlo. Confío en la inteligencia de nuestros lectores que pueden saltear y abandonar cuando quieran.

¡Sigo el mes que viene!