Copy
Puedes ver este correo en tu navegador
Hola, ¿qué tal?
 
Soy Andrés Actis, un periodista rosarino suelto en Madrid, y estás por leer el envío #75 de un newsletter que intenta navegar entre dos orillas, las de Argentina y España, para vencer la desmemoria y el olvido. Si te gusta lo que escribo, reenvíalo. Y si te lo han reenviado, puedes suscribirte aquí.
 
El aeropuerto construido con sangre
 
El domingo pasado, publiqué en el medio español El Salto un reportaje sobre las históricas condenas a dos exdirectivos de Ford por los secuestros y torturas contra 24 trabajadores cometidos durante la dictadura argentina.

El artículo fue muy comentado entre los colectivos ligados a la Memoria Histórica acá en España. Muchos lectores trazaron la lógica analogía entre el consolidado proceso de justicia en Argentina y la impunidad enquistada en este lado del océano Atlántico.

“Mientras que en España está cerrada toda vía de reparación jurídica a las víctimas de crímenes de lesa humanidad, desde Argentina nos siguen dando lecciones: en esta ocasión dos exdirectivos de Ford por montar un centro de torturas dentro de la fábrica”, escribió el historiador Sergio Gálvez Biesca al compartir el reportaje en Twitter.

Otro lector hizo referencia directa a la relación/complicidad entre el franquismo y las grandes empresas españolas. “Franco les premió poniendo a su servicio a presos políticos que trabajan gratis”, advirtió Leo Alba Benito en un posteo en Facebook.

Razón no le falta. Justo esta semana, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) denunció que la empresa pública Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) oculta en la web que dedica a la historia del aeropuerto de Santiago de Compostela, que fue construido por miles de presos republicanos sometidos a trabajos forzados por el bando franquista durante la guerra y la postguerra.
El aeropuerto de Santiago construido por presos republicanos
El hijo de uno de estos presos envió una decena de correos electrónicos a Aena solicitando la inclusión de esa parte de la historia en el relato que ofrece su página web. Recibió siempre la misma respuesta: “Trasladamos su solicitud al departamento correspondiente".
 
El pasado que Aena quiere ocultar

Lavacolla​ es una pequeña aldea​ ubicada a 12 kilómetros de Santiago de Compostela, capital de Galicia. Es conocida en España por ser su aeropuerto y por ser la última etapa del Camino de Santiago.

En esta localidad funcionó uno de los nueve campos de concentración que el franquismo montó en Galicia tras el estallido de la Guerra Civil. Fue el que acogió al mayor número de represaliados, entre dos mil y tres mil, según los archivos oficiales de la época. Se construyó en unas viejas naves industriales linderas al aeropuerto.

La historia que se intenta ocultar tiene su origen en 1935, durante el gobierno de la Segunda República, cuando en ese lugar se inauguró un campo de vuelo. La obra despertó tanto interés que, consumado el Golpe de Estado, las autoridades franquistas pensaron en crear una academia de aviación.

Para ello, resultaba imprescindible ampliar la capacidad de las instalaciones. Franco vio en los presos republicanos vencidos en la Guerra Civil la solución a esa apuesta. Varios “batallones de trabajadores” fueron sometidos a tareas esclavas en esas instalaciones con el objetivo de convertir a Lavacolla en un aeropuerto transoceánico.
Presos del campo de concentración de Lavacolla
Víctor Santidrián Arias, doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Santiago, es quien más ha documentado esta oculta ampliación. En su libro "Diario del soldado republicano Casimiro Jabonero. Campo de concentración de Lavacolla. Prisión de Santiago de Compostela, 1939-1940”, da cuenta que el régimen de Franco encargó en 1940 la construcción de varias pistas al batallón número 31, formado por 388 prisioneros.

Este batallón tenía que estar formado a las cinco de la mañana. Les daban una taza de café y los llevaban formados de cinco en cinco, agarrados de la mano, durante más de tres kilómetros. Los trabajos se extendían hasta las once de la noche. Parte de esa crueldad está documentada en los testimonios recuperados por este historiador:

"El trabajo era agobiante: teníamos que cavar y cargar ocho o diez vagonetas de metro y medio de tierra. Había que llevarlas por una vía, para ir allanando unos cerros. Se pasaba mucha hambre. Nos cobijaban en una antigua fábrica de curtir pieles, a través de cuyo techo, por la noche, veíamos las estrellas ateridos de frío".

Julián Ibáñez fue uno de los presos que trabajó en la ampliación del aeropuerto. Fue enviado a Lavacolla en 1940 tras declararse “no afecto al régimen” al regresar a su casa tras combatir durante la guerra en varios frentes del ejército republicano.
Julián Ibáñez fue uno de los presos que trabajó en la ampliación del aeropuerto
Juan José, su hijo, se enteró hace unos meses que en la web del aeropuerto de Santiago (hoy con el nombre de Rosalía Castro) no aparece nada sobre la historia de este campo de concentración. La cronología tiene una elipsis entre 1937 y 1947.

La omisión resulta burda ya que en Lavacolla hay un monolito con una placa que recuerda a estos prisioneros. "En memoria de los republicanos presos en el campo de concentración de Lavacolla y de aquellos que, desde 1939, contribuyeron durante su cautiverio en este lugar a la construcción de las pistas del aeropuerto", reza el trozo de mármol.

"Es incomprensible que Aena no quiera explicar que las obras del aeropuerto las hicieron los presos republicanos. Es como si alguien no quisiera reconocer el Holocausto o se negara a citarlo. No es irrelevante", lamenta el historiador Santidrián Arias, quien recuerda que Aena es una empresa propiedad del Estado y que es el Estado, precisamente, es “el primero que debería evitar que se oculten esos hechos”.
La placa que recuerda a los presos republicanos de Lavacolla (Público.es)
Basta una simple pregunta para entender el impacto de este ocultamiento en la memoria colectiva de Galicia: ¿Cuántos de los miles de peregrinos que, años tras año, recorren el Camino de Santiago saben que los presos de Franco construyeron la pista del aeropuerto que los recibe para iniciar la travesía?

Una posible respuesta: pocos o ninguno.  
Esto es todo por hoy. Gracias por leer, nos reecontramos la semana que viene. Si te gustó, reenvialo. Y si te lo han reenviado, suscríbete aquí.

Un abrazo, Andrés.
Copyright © 2021 10 mil KM, Todos los derechos reservados.

Agreganos a tus contactos de mail
También puedes modificar tus datos o desuscribirte de la lista.

Este newsletter forma parte de

Suscribite a nuestros envíos:
Cabeza de Pelota - Por: Bruno Correa
Santa Rosca - Por: Pablo Fornero
Siempre Cyborg, nunca diosa - Por: Ivana Mondelo
Curiosa Neurona - Por: Verónica Peyrano
Palabras Mayores - Por: Georgina Paladino
Lectora Voraz - Por: Paula Turina

Email Marketing Powered by Mailchimp