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19/11/2021

El próximo jueves 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de las Violencias Contra las Mujeres, una fecha que busca promover en todo el mundo reflexiones, propuestas y acciones que permitan identificarlas y revertirlas. 

Hoy Internet es clave y no es un espacio neutral. Si bien tiene un potencial transformador enorme, al mismo tiempo reproduce las desigualdades de género y las actitudes violentas, machistas y discriminatorias que se viven en los ámbitos off-line. 

Desde hace más de una década, ciberfeministas de todo el mundo nos concentramos en visibilizar  y combatir la violencia de género digital y al mismo tiempo promover un uso crítico y creativo de las tecnologías digitales que nos permita habitar con autonomía y libertad estos espacios. 

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 Nuevas versiones de viejas prácticas 

La Organización de las Naciones Unidas define la violencia de género digital como “cualquier acto de violencia que se comete, se presta asistencia o se agrava en parte o totalmente por el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), tales como teléfonos móviles y teléfonos inteligentes, Internet, plataformas de redes sociales o correo electrónico, contra una mujer porque es una mujer, o que afecta a las mujeres de manera desproporcionada”. 

Como ves, no estamos ante un tipo de violencia nueva, sino de una forma diferente en que la violencia machista se manifiesta. Estamos ante nuevas versiones de viejas prácticas que en los entornos digitales cobran otra dimensión gracias al anonimato que facilitan las propias plataformas, la permanencia y viralización de los contenidos que se suben a Internet y por los daños que se generan. 

Es un tipo de violencia que además suele desestimarse y minimizarse, como si los espacios digitales no fueran hoy un ámbito importante de nuestras vidas. Sin embargo, tenemos que tener bien en claro que la violencia en línea es real: se siente, afecta y repercute en la vida de las mujeres y las personas disidentes de género. 

Se trata de una violación a los Derechos Humanos al ser una forma más de violencia y discriminación que afecta los derechos digitales de las personas. Desde México, la ONG Luchadoras afirma que “el primer paso para combatir la violencia de género digital es aprender a identificarla”, y luego de un trabajo enorme armaron una clasificación que identifica 13 formas de agresión contra las mujeres a través de las TIC. Es importante destacar que estas formas no se dan de forma aislada y además un caso puede contener varias agresiones distintas.
 Acciones, campañas y proyectos 
“No hay dudas y tenemos pruebas”, afirman desde Paraguay les compas de TEDIC. Para dar cuenta que la violencia digital es tan real como cualquier otra forma de violencia, tienen en marcha un proyecto de investigación y divulgación que podés visitar en su web. Allí vas a encontrar material valiosísimo sobre tipos de violencias de género digital, tipos de agresores, efectos de la violencia en línea y derechos digitales.
 
Por estos días, y desde hace varios años, la ONG se encuentra acompañando a Belén, una estudiante universitaria que denunció a su profesor Cristian Kriskovich por acoso sexual a través de mensajes e imágenes enviados por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp, y terminó solicitando asilo en Uruguay luego de haber sido perseguida judicialmente. Es un caso que no solo ilustra la violencia de género en línea sino también la falta de acceso a la justicia en Paraguay. Toda la información del caso la podés encontrar en el mismo sitio violenciadigital.tedic.org/belen.
 
Campaña "La violencia digital es real" de TEDIC

En líneas generales, en la mayoría de los países de Latinoamérica, este tipo de violencia está en un gris, hay una falencia de políticas públicas que aborden esta problemática y tampoco está contenida ni contemplada en las legislaciones actuales. Una excepción es México y su Ley Olimpia, un conjunto de reformas legislativas que reconocen y sancionan la violencia digital. Fue impulsada por la activista Olimpia Coral Melo a raíz de la difusión no consentida de material íntimo por parte de su expareja y luego de que fuera adoptada en la gran mayoría de los estados, finalmente logró su sanción a nivel nacional.

En Argentina hay varios proyectos que buscan modificar la Ley 26.485, de Protección Integral de las Mujeres, para que se incorpore la violencia de género digital. Entre ellos, el que impulsa la campaña Ley Olimpia en Argentina y otro que fue presentado por la Fundación Activismo Feminista Digital en la Cámara de Diputados que podés leer por aquí. Este proyecto propone además el reconocimiento de los Derechos Digitales, incluir la Alfabetización Digital en todos los niveles de enseñanza, el tratamiento de la violencia digital conjuntamente con la ESI y la capacitación obligatoria sobre Violencia Digital para agentes del Estado. 
Flavita Banana

“Cuando nos hablan de ciberviolencia machista, además de pensar erróneamente en ciencia ficción, podemos creer que la cosa solo tiene que ver con los acosadores anónimos, los fraudes, la extorsión o los trolls. Pero también puede venir por parte de tu pareja: el contacto constante, las apps de rastreo, los celos, exigir contraseñas, controlar y restringir lo que publicas”. 

Esto escribió la ilustradora española Flavita Banana para publicar una serie de dibujos que realizó para una agrupación ciberfeminista de Barcelona que ofrece recursos  y herramientas de autocuidado. En ese mismo sentido, Luchadoras presentó hace algunos días el informe Frente al amor tóxico virtual. Un año de la Línea de Apoyo contra la violencia digital, donde analizan la violencia digital documentada durante el primer año de su línea de acompañamiento. La tendencia predominante de violencia machista, según el informe, se da en el contexto de relación de pareja que se expresa en la violencia sexual digital.

“A lo largo de 2020 pudimos documentar que el ciberacoso es una extensión de relaciones afectivas violentas, controladoras e hipervigilantes hacia las mujeres. La 'toxicidad' del amor romántico también está presente en el espacio virtual. La agresión y control que ejercen parejas y exparejas contra las mujeres hoy usa las herramientas tecnológicas para perpetuarse”.

Un enorme trabajo de Luchadoras realizado para ofrecer pistas “que nos ayuden a construir entornos físicos y digitales de libertad para todas las mujeres”. ¡No deje de leerlo!

Para las mujeres y disidencias de género, habitar Internet y las plataformas digitales implica resistir. Las agresiones que se viven en el mundo virtual tienen un efecto directo sobre el cuerpo y la mente y, en algunos casos, puede generar los mismos daños y repercusiones negativas que las otras violencias o, incluso, peores. Necesitamos aliarnos, conocer, aprender y crear nuevas estrategias para resistir y permanecer en estos espacios. Porque también nos pertenecen, porque nuestras voces merecen ser escuchadas y tenemos que seguir construyendo y creando nuestras narrativas: propias, diversas y diferentes. Vivir una vida libre de violencias es nuestro derecho, y en Internet también.

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