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La Reflexión de la Semana: el poder de las afirmaciones
Cuando se trata de creencias «místicas» o «mágicas», no solo existen los creyentes y los no creyentes, sino que hay infinitos matices de por medio.
Están quienes creen algunas cosas y otras les parecen estúpidas.
Están quienes aseguran que no creen pero, cuando nadie los ve, son más santeros que una bruja.
Están quienes piensan que no creen pero, incluso sin darse cuenta, evitan hacer cualquier cosa que pueda «molestar a Dios».
Yo me encuentro dentro de esos matices, y resumiendo mi posición en un solo párrafo, diría que:
Creo que existe un inmenso poder en las prácticas místicas/mágicas/espirituales, pero el modo de transmitir los conocimientos sigue siendo prehistórico.
No es que no crea que existe un Dios, las almas, o que el universo tiene una especie de poder al que estamos conectados, es que pienso que la forma en que se explican estas «realidades» todavía no es lo suficientemente convincente.
Que Dios sea un hombre que observa nuestras acciones y nos castiga por ellas me parece desacertado basándome en mi propia experiencia.
Que la ley de la atracción funcione mediante un universo que se encarga de cumplir nuestros deseos me parece más complaciente para nosotros (que amaríamos que un ente superior nos ayudara a resolver nuestros problemas) que realista.
Pero estas son solo las creencias más populares
Yo sí creo en Dios y también en la ley de la atracción, pero si tuviera que explicarle estos conceptos a alguien más, lo haría de forma totalmente diferente a como lo hacen las religiones o los gurús.
No entraré en el tema de Dios porque, honestamente, ni siquiera tengo tan claro como lo describiría (pienso que descubrirlo es una tarea individual y a largo plazo) y lo único que puedo asegurar es que mi opinión difiere del Dios que se describe en la biblia (con total respeto a los que sí creen en esta descripción).
Pero con respecto a la ley de la atracción sí tengo algo más articulado que decir:
No creo que el universo mueva piezas de aquí para allá de modo que nuestros sueños se cumplan, sino que siguen sucediendo las mismas cosas pero, nosotros, que estamos dedicando tiempo a clarificar nuestras metas y sentirnos como si ya las hubiéramos alcanzado, empezamos a ver oportunidades y coincidencias que antes pasábamos por alto.
Esto sí tiene sentido para mí
No niego que el universo pueda estar metiendo mano ahí (quién sabe), pero incluso si se demostrara que no es así, yo seguiría pensando que la «ley de la atracción» sí existe y trae resultados reales.
Solo me gustaría que se llamara «condicionamiento mental», o algo por el estilo. Y también añadiría una aclaratoria GIGANTE y en negritas que dijera «Precaución: para que esto funcione, no es suficiente con desear que las cosas sucedan. Es necesario tomar acción».
Las afirmaciones: un caso parecido
La práctica de manifestar lo que queremos y la de afirmar que ya lo tenemos están directamente relacionadas. De hecho, muchos estarán de acuerdo en que las afirmaciones son uno de los componentes principales de la manifestación.
La explicación new age es que, afirmando que ya tienes algo, lo traes desde el mundo mental (u otro plano, u otra dimensión, o como tú lo veas) hacia el mundo real. De lo no manifestado a lo sí manifestado.
A falta de pruebas, no estoy totalmente convencido de esta teoría y me quedo con el «gusanito» en la cabeza, pero...
Esto no evita que utilice las afirmaciones como una poderosa práctica mental.
Pienso que afirmar eventos futuros y re-afirmar condiciones presentes positivas (como el hecho de afirmar constantemente que tenemos buena salud, por ejemplo) es beneficioso para los seres humanos.
Yo lo hago de vez en cuando y me sienta de maravilla. Me permite sentirme alineado con la inspiración que requieren mis proyectos y, como resultado, trabajar en ellos con más energía y entusiasmo.
Un truco mental. No un acto de magia.
Y si detrás del truco también hay magia, bienvenida sea
La semana pasada escribí un par de afirmaciones y una de ellas, relacionada con mi vida económica, me pareció apropiada para compartirla con ustedes en este Sábado de Insight.
Aquí se las dejo directamente traída de mi diario para que la lean y se sientan en sintonía con una vida sabrosa desde el punto de vista económico.
Afirmación: tengo control sobre mi economía
Tengo control sobre mi economía.
Solo trabajo si me gusta lo que hago. Si creo que aporta valor a la humanidad.
No hago nada que no me represente. No trabajo con gente a la que no aprecio, con la que no comparto valores.
Enfoco mi tiempo y energía única y exclusivamente en lo que apoyo de corazón. En proyectos que deseo ver triunfar causando un impacto genuino y positivo en la comunidad.
Como consecuencia, tengo dinero más que suficiente para llevar una vida acorde con mis necesidades mentales, físicas y espirituales.
El dinero no es mi meta: es mi herramienta.
Con él construyo la realidad que deseo y ayudo a otros a conseguir lo mismo.
Mi vida está libre de «problemas de dinero» porque eso significaría que este tiene más importancia de la que necesita.
El dinero no me preocupa: me alivia.
Me permite dedicarme a lo que verdaderamente importa para mí y me libera de hacer algo que no quiero. De ser alguien que no soy. De estafarme a mí mismo sufriendo por conseguirlo cuando, en realidad, debería estar disfrutando de conseguirlo.
Amo mi salud económica.
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