REFLEXIONES Envejecemos con más o menos consciencia y es bueno que hagamos un buen acompañamiento en la vejez. Ese acompañamiento será diferente, dependiendo de los casos, pero siempre deberá ir unido al respeto a la dignidad de las personas. Hay envejecimientos que los vivimos en nuestro entorno más cercano. El acompañamiento a mi padre de 91 años es una tarea que comparto con mis hermanos pero que la asumo en un grado algo mayor que ellos. Se trata de una vejez sin enfermedad mental, sin Alzheimer, es muy diferente de llevar, más fácil y con otro ritmo en el día a día, pero también conlleva sus tareas y, en mi caso, combino cariño y atención diaria con mucha libertad hacia mi padre, preservando lo más posible su autonomía y corrigiendo pequeñas cosas cuando suceden. La autonomía es lo que más dignifica a la persona y para ello hay que mostrar un amor, ofrecer cuidados pequeños e íntimos, hacer algunos planes juntos, poner a una criatura pequeña en sus brazos… y, por otro lado, pedirle que cumpla con la hora de comer o, que se entretenga con sus cosas, con sus tareas personales. Porque, su tiempo libre no es el mío. Es suyo. Ana Belen Juaristi. Vicepresidenta de Aubixa Fundazioa SEGUIR LEYENDO JARRAITU IRAKURTZEN |