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Número 110 - Bruselas, 1 de abril de 2022


Una newsletter de Nacho Alarcón. Puedes suscribirte aquí

Es viernes y este es el número 110 de Nexo Europa, la newsletter semanal de actualidad y análisis de asuntos europeos. No hubo edición la semana pasada a pesar de estar bastante avanzado el texto porque, como saben muchos, la carga de trabajo fue demasiado alta y ya no llegué a cumplir con la newsletter. Espero que lo comprendan. 

 



¿Qué pasó?

Un breve resumen de la semana pasada, ya que no hubo newsletter. Estuvo Joe Biden, presidente de EEUU, en la ciudad, algo que siempre trae problemas para los habitantes de Bruselas como conté en la columna de hace dos semanas. Vino a la reunión extraordinaria de la OTAN y a un Consejo Europeo celebrado ese mismo día. 

En la OTAN se habló del proceso de reforzamiento del flanco oriental, así como del envío de equipamiento a Ucrania para prepararse ante posibles ataques químicos (cada vez en Bruselas se teme más ese escenario) o incluso nucleares. Pero ese temor no se limita a territorio ucraniano y de hecho, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, anunció que se habían puesto en marcha los mecanismos de defensa de la Alianza ante esos posibles ataques. 

¿A qué vino el presidente de EEUU? Viajó a Bruselas para asegurarse de que sigue habiendo unidad en el bloque occidental, que nadie rompe filas. Aunque los americanos aseguran que no vinieron a la capital comunitaria a pedir más sanciones, el mensaje de Biden en una rueda de prensa tras la OTAN y la reunión del G7 deja poco lugar a dudas sobre lo que tienen en la cabeza en la Casa Blanca. "No dije que las sanciones le fueran a disuadir (a Putin). Las sanciones nunca disuaden. Es el mantenimiento de las sanciones, el aumentar el dolor. Por lo que pedí esta reunión de la OTAN es para tener la seguridad de que (...) mantendremos lo que estamos haciendo. Lo más importante es mantenernos unidos”, aseguró. 

Añadió un poco más adelante que si Moscú sabe que la unidad occidental se quebrará y algunos dejarán de aplicar sanciones estas no serán efectivas. “Si eres Putin y crees que Europa cederá en un mes, en seis semanas o en dos meses, podrías aguantar cualquier cosa por meses. Pero por eso tenemos que demostrar que vamos a seguir totalmente unidos”, siguió explicando en rueda de prensa. 

La semana dejó claro que los Veintisiete no tienen unidad en el único campo abierto que queda para seguir sancionando y apretando: la energía. Una reunión de ministros de Asuntos Exteriores el lunes dejó claro que no hay unidad en este aspecto. No me voy a extender aquí, porque conocen bien este asunto. Les dejo aquí el link a lo que escribimos el lunes

Por último está la cuestión de los precios de la energía, que sé que interesa mucho a los lectores porque es un asunto importante para España. Llevarán ya muchos días escuchando sobre lo que ocurrió el viernes en el Consejo Europeo. Este es un resumen extremadamente corto: España llegó al encuentro defendiendo el caso específico de la Península Ibérica para lograr que se le diera una solución concreta a ella y Portugal y se le permita establecer un precio de referencia, asegurando que no distorsionará el mercado europeo de la energía por su bajo nivel de interconexión, inferior al 3%. El famoso argumento de la “isla energética”. 

Tras muchas horas de debate, si bien las conclusiones no reflejan demasiadas novedades para España, Von der Leyen sí que habló de un “tratamiento especial” para la Península Ibérica, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Antonio Costa, su homólogo portugués, celebraron el éxito en una rueda de prensa conjunta. ¿Qué significa tratamiento especial? Pues Moncloa explicó que el que se le permitirá establecer un precio de referencia. Pero para saberlo con seguridad tendremos que esperar a que los técnicos comunitarios analicen la propuesta, que se envió este miércoles por la noche (pueden leer más sobre ella aquí) para saber si ese “tratamiento especial” llega tan lejos. Y la razón es que el documento de conclusiones no es demasiado concreto, y las explicaciones de Von der Leyen escasas. Pero el apoyo político está ahí. Sobre el éxito o fracaso de España intenté explicarlo en este hilo de Twitter. 

Los líderes de Portugal y España tras la reunión de la semana pasada (Fuente: Consejo)

Cumbre UE - China

Esta ha sido una semana de transición, con pocas novedades. Rusia y Ucrania siguen en la mesa de negociación mientras Moscú asegura que se centrará en el este del territorio ucraniano y se apartará de Kiev, aunque la inteligencia americana desconfía de ello. En el plano europeo hay pocas, muy pocas novedades. Y es normal: tras la tormenta de los primeros días y semanas es imposible mantener el ritmo que se había marcado.

Lo más importante en la agenda de esta semana ha sido la reunión entre la Unión Europea y China que se celebra este viernes y en la que Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, hablarán tanto con el primer ministro chino como con el presidente Xi Jinping. Fuentes europeas explicaban la semana pasada que no se esperaba que la cumbre tuviera mucho contenido. 

Pero son tiempos complejos para las relaciones con Pekín, especialmente para un bloque que, a diferencia de EEUU, no había adoptado una actitud totalmente enfrentada a la del gigante asiático. Pero esa postura es cada vez más complicada de mantener. No es solamente que China sea un país más autoritario que tolera menos las críticas o cualquier tipo de movimiento en contra de sus intereses (recuerden el follón con Lituania y la oficina comercial taiwanesa), es que Xi está jugando con los nervios occidentales en su apoyo a Rusia durante la invasión de Ucrania. 

La OTAN ya alertó la semana pasada a Pekín sobre el riesgo de prestar cualquier tipo de apoyo al régimen de Vladímir Putin, y evitarlo se ha convertido en una de las prioridades de los aliados, aunque algunos dan ya por hecho que de manera más o menos explícita se va a producir ese alineamiento entre China y Rusia que, en realidad, a nadie interesa. Según han explicado fuentes europeas, Michel y Von der Leyen tratarán de explicar a los líderes chinos el riesgo que la guerra plantea para la Unión Europea, haciéndoles entender el impacto directo que tiene sobre un socio central para Pekín. “Nada de esto interesa a China”, ha asegurado una fuente. 

Otra alta fuente explicaba que se ha visto desde el principio del conflicto que China persigue sus propios intereses. “No creo que eso cambie”, señalaba la fuente, que subrayaba que lo fundamental era no ver un mayor y más claro alineamiento entre Pekín y Moscú, más allá de lo que se ha visto hasta ahora. Sin llegar a sonar amenazante, lo que han explicado las fuentes europeas es que esperan poder explicar a China que si apoya a Rusia puede poner en riesgo su riqueza y sus perspectivas económicas. “¿Quiere poner en peligro esta fuerte relación económica? ¿Quiere poner en peligro la estabilidad y las perspectivas de crecimiento de la economía mundial y de su propio país?", se preguntaba una fuente, dejando ver que el apoyo a Putin pondría todo eso en peligro. 

Michel y Von der Leyen (abajo) junto a Xi Jinping durante una videollamada en 2020 (Fuente: Consejo)

Elecciones complicadas

Este domingo 3 de abril se celebran elecciones en dos países que generan bastantes dolores de cabeza a la Unión Europea: Hungría (que es miembro de la UE) y Serbia (país candidato). El primero porque se juega su futuro Viktor Orbán, el autoritario primer ministro que ha llevado a Budapest por una peligrosa deriva desde que volvió al poder en 2010. El segundo porque es una pieza clave en los Balcanes, siempre muy expuesto a la influencia de Rusia, como demuestra que sea el único país europeo que no ha adoptado sanciones contra Moscú.

En Hungría una oposición unida está planteando las elecciones más disputadas que se recuerdan en más de una década. Pero incluso aunque las encuestas muestren una carrera muy disputada, las elecciones serán complicadas para la oposición: buena parte del resultado se decidirá en circunscripciones controladas por Fidesz, el partido de Orbán. Una denuncia clásica de los opositores es que el Gobierno ha estado preparando la ley electoral desde hace tiempo para este escenario y para que con un resultado estrecho Fidesz pueda seguir resistiendo en el poder. 

La oposición está intentando utilizar como argumento contra Orbán su cercanía con Putin. Pero desde hace años el líder húngaro se ha encargado de ir poco a poco estableciendo un control de los medios de comunicación y hoy en el país quedan muy pocos con relevancia que sean críticos contra el primer ministro, por lo que la fuerza de esas críticas de la oposición rara vez logran salir de las principales ciudades húngaras. De hecho, Orbán está intentando darle la vuelta a esas críticas, y tanto a nivel de diputados como de Gobierno, se está asegurando que el Gobierno ucraniano está intentando favorecer a la oposición. 

Pero a nivel europeo esta cuestión se está haciendo notar. En un discurso ante el Consejo Europeo la semana pasada el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, atacó directamente al primer ministro húngaro. Orbán se está quedando cada vez más solo y aislado en el tablero europeo. En los últimos tiempos no solo ha tenido que digerir únicamente la expulsión del Partido Popular Europeo (PPE), sino que el hecho de ser el socio europeo más cercano a Vladímir Putin le está empezando a salir caro en el club, si bien está logrando limitar sus efectos electorales. Esta semana ha sido abandonado hasta por sus socios de Visegrado, el grupo de los “chicos malos” europeos, en el que también están Polonia, República Checa y Eslovaquia, debido a las posiciones húngaras respecto a Rusia: se ha cancelado un encuentro de ministros de Defensa del grupo. 

En las elecciones de Serbia no se espera ninguna sorpresa y está previsto que Aleksandar Vucic continúe en el poder. Se trata de un país clave para la Unión Europea, del que es candidato a pesar de que los serbios cada vez ven la perspectiva de entrada en el bloque comunitario como algo más lejano. Pero el país tiene una enorme capacidad para desestabilizar toda la región y además tiene unos lazos históricos, culturales y económicos muy fuertes con Rusia, lo que hace al país especialmente vulnerable en un momento crítico. Hay algunas voces que aseguran que en realidad Vucic está listo para alejarse de Moscú, pero que quiere esperar a las elecciones para asegurarse la reelección. 

Viktor Orbán, primer ministro de Hungría. (Fuente: Consejo)
Cajón de sastre
  • Pasaportes de oro: durante mucho tiempo la Comisión Europea ha estado pidiendo a los Estados miembros que pararan los sistemas conocidos como “pasaportes de oro”, que es básicamente la venta de la ciudadanía a ricos extranjeros. Malta y Chipre son famosas por esta práctica. Pero ahora Bruselas lo está haciendo todavía con más urgencia, pidiendo incluso que se revoquen aquellos que ya se otorgaron a oligarcas rusos. Por ejemplo, Portugal le facilitó la ciudadanía a Roman Abramovich, un oligarca dueño del Chelsea FC y sancionado por sus relaciones con el Kremlin. Aunque el Gobierno portugués ofrece la ciudadanía a los grandes ricos con inversiones en el país, el caso de Abramovich, que por cierto esta semana se ha conocido que probablemente fue objeto de un envenenamiento junto a negociadores ucranianos, es más complejo, ya que obtuvo la ciudadanía portuguesa a raíz de su ascendencia sefardí. 
     
  • Metsola en Kiev: la presidenta del Parlamento Europeo, que esta semana por cierto se vio con Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha cancelado su viaje al congreso del Partido Popular (español) para viajar a Kiev (Ucrania), siendo la primera de los altos cargos institucionales de la Unión Europea en viajar a la capital ucraniana desde que arrancó la guerra. Hace algunas semanas que el presidente Volodímir Zelenski recibió la visita de los primeros ministros de Polonia, República Checa y Eslovenia. 
     

  • Polonia corta el grifo ruso: Varsovia lleva meses pidiendo a sus socios europeos que se avance en las sanciones contra la energía, que es el pilar principal de la economía rusa. Pero hasta ahora ha fracasado. Lo que ha anunciado el Gobierno polaco es que se dispone a cortar las importaciones. En abril o mayo pretende terminar con las importaciones de carbón, y acabar con las de petróleo en diciembre “como muy tarde”. Espera poder cortar las de gas también a finales de año. 
     
  • Racionamiento de gas: la negativa de los países europeos a pagar el gas ruso en rublos (una exigencia de Putin sobre la que podéis leer más aquí) está generando en Berlín y Viena la sospecha de que Moscú podría cortar el grifo del gas en breve. Y por eso Robert Habeck, ministro de Economía de Alemania, ha explicado que el país se pone en fase de alarma previa al racionamiento de gas. Lo que espera el Gobierno alemán es que baje el consumo de gas, pero si no lo hace los planes establecen que algunas industrias se queden sin suministro para priorizar así las viviendas. Se trata de un plan de tres fases, y en este momento se está en la primera, en la que se monitorea si se está consiguiendo rebajar o no el nivel de consumo y el nivel de gas en reserva. En las últimas horas Putin está intentando aclarar que se podrá seguir pagando en euros y será Rusia la que haga la conversión a rublos, pero son muchos los que no confían en las palabras del presidente ruso. 
     
  • La cuestión del Sáhara: el viernes de hace dos semanas, a última hora (gracias como siempre por la comprensión y el compromiso con la conciliación), Marruecos comunicaba que el presidente del Gobierno español había apoyado en una carta al monarca marroquí Mohamed VI el plan de autonomía para el Sáhara Occidental. Desde Moncloa aseguran que no hay cambio de postura respecto a lo que se ha venido defendiendo desde hace décadas, pero no es así como lo ha entendido la mayoría de la opinión pública. En todo caso, Rabat parece que da por concluida así la crisis diplomática que se abrió el año pasado cuando Brahim Gali, líder del Frente Polisario, fue ingresado en una clínica de Logroño. La Comisión Europea considera positivo que mejoren las relaciones bilaterales, pero ha sido clara en que sigue apoyando el proceso de Naciones Unidas. Lo que ocurre es que las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU han ido perdiendo fuerza con el paso de los años desde que Marruecos decidió ocupar con la Marcha Verde la antigua colonia española en 1975. De pedir claramente un referéndum de autodeterminación a señalar la importancia de encontrar una “solución política”. 
     
  • Más gasto en lobby: los gigantes digitales han aumentado su inversión en lobby en Bruselas de manera muy significativa en los últimos tiempos mientras Bruselas se ha ido convirtiendo en un auténtico centro regulatorio global. Apple ha pasado de invertir unos 3,7 millones de euros en sus tareas de representación en la capital comunitaria a unos 7 millones en un momento clave para la regulación europea. En los últimos años la empresa ha disparado muchísimo su inversión: en 2014 era menos de un millón de euros. Google o Meta (Facebook) también invierten cerca de 6,5 millones de euros. Podéis leer más sobre el aumento en este artículo de Politico y encontrar los datos de las empresas que participan en el Registro de Transparencia aquí
     
  • Krastev sobre Putin: os recomiendo mucho esta entrevista que publica el Spiegel a Ivan Krastev, uno de los tipos que más y mejor han pensado sobre Europa y su futuro en los últimos tiempos. El búlgaro habla sobre la guerra en Ucrania, sobre la idea que Putin tiene de Rusia, sobre el futuro. Putin “piensa en términos de historia, traición y malicia. Para tal persona, la corrupción es simplemente un instrumento de poder. El dinero puede haber sido importante para Putin cuando era más joven, pero ya no lo es”, explica Krastev. 
     
  • La factura ucraniana: cualquiera que haya visto las imágenes de cómo están dejando los ataques rusos algunas de las principales ciudades ucranianas se hace la misma pregunta. ¿Cómo se podrá financiar la reconstrucción del país? Quizás sea una pregunta demasiado optimista (por cuestiones obvias), pero el ministro de Asuntos Exteriores letón Edgars Rinkevics tiene una propuesta: utilizar la riqueza de los magnates y oligarcas rusos sancionados cuyos activos se encuentran congelados. Por lo pronto el portavoz de Von der Leyen ha explicado que la presidenta no ha pedido que se estudie esta posibilidad, aunque Bloomberg publica que tres fuentes explican que se está estudiando cómo podría hacerse. Sería, en todo caso, una medida más simbólica que efectiva: lamentablemente para Kiev el destrozo y el daño llega mucho más allá de lo que puede cubrirse con las riquezas congeladas de los magnates.
     
  • Más Stoltenberg: una noticia de la semana pasada que no querría que se quedara en el tintero es la extensión del mandato de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, cuyo mandato finalizaba en septiembre. Recordarán que el 4 de febrero se anunció que iba a ser el próximo gobernador del banco central de Noruega a partir de diciembre. Bueno, eso no pasará. Los líderes han decidido extender su mandato hasta septiembre de 2023, lo que le convertirá en el segundo secretario general más longevo en la historia de la Alianza Atlántica. He escrito un largo perfil que se ha publicado este viernes en el periódico. 
     
  • Dimisión en la cúpula: Jeppe Tranholm-Mikkelsen, secretario general del Consejo desde 2015 y una de las figuras más relevantes de Bruselas, ha dimitido de su cargo. En 2020 le habían reelegido y su mandato corría hasta el año 2025, pero Tranholm-Mikkelsen ha presentado su dimisión esta semana para volver al ministerio de Asuntos Exteriores de Dinamarca. Fue embajador representante permanente ante la Unión Europea y también embajador danés ante China antes de ocupar un puesto clave en la administración europea. Ahora tocará buscar un sustituto, un trabajo que no es nada sencillo y que habrá que hacer a toda prisa. 
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