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Número 124 - Bruselas, 16 de septiembre de 2022


Una newsletter de Nacho Alarcón. Puedes suscribirte aquí

Es viernes y este es el número 124 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos. Ha sido una semana muy intensa en la que hemos estado en Estrasburgo, que era el centro de la agenda estos últimos días. Pido perdón por el título de la newsletter esta semana, no volverá a ocurrir. 
 



Palabra de Von der Leyen

Este miércoles se ha celebrado en Estrasburgo el discurso del estado de la Unión (SOTEU por sus siglas en inglés) con el que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, abre el curso político. Fue una intervención irregular, en la que la alemana empezó muy bien, con unos primeros minutos de buena tensión, velocidad y contenido. Cuando habló de Ucrania, del aumento de los precios de la energía o la defensa de la democracia, Von der Leyen supo dar con la clave, emocionar y comunicar, pero perdió el ritmo y la fuerza a medida que avanzó en su discurso y entró en otros asuntos y en la agenda legislativa del próximo año. 

Pero la clave del discurso de la presidenta fue la guerra en Ucrania, con la presencia en el hemiciclo de la primera dama del país, Olena Zelenska. “Putin fracasará y Ucrania y la Unión Europea prevalecerán. Hoy, el coraje tiene un nombre: Ucrania”, señaló la alemana ante los eurodiputados en el que era su tercer discurso del estado de la Unión. Uno de los momentos más aplaudidos fue su extensión de la guerra más allá de las fronteras ucranianas. “Hay mucho en juego, no solamente para Ucrania”, aseguró. “Se nos pondrá a prueba por parte de los que quieren explotar cualquier división entre nosotros. Esto no es una guerra de Rusia contra Ucrania, es una guerra sobre nuestra energía, sobre nuestra economía, sobre nuestros valores, sobre nuestro futuro”, explicó ante el hemiciclo. Podéis leer todo el discurso aquí. 

Von der Leyen admitió, además, que el resto de Europa debió haber escuchado a los que intentaron advertir sobre Vladímir Putin. “Una de las enseñanzas de esta guerra es que teníamos que haber escuchado a quienes conocían a Putin. A Anna Politkovskaya y a todos los periodistas rusos que expusieron sus crímenes y pagaron por ello el precio más alto. A nuestros amigos en Ucrania, Moldavia y Georgia y a la oposición en Bielorrusia. A las voces que se alzaban dentro de nuestra propia Unión, en Polonia, en los países bálticos, en toda Europa Central y Oriental. Durante años estuvieron diciéndonos que Putin no pararía y se prepararon para ello”, aseguró, en otro de los momentos más aplaudidos. 

El inicio del discurso de la alemana estaba apoyado sobre una sensación de urgencia y de gravedad que todo lo impregna en las últimas semanas ante la idea de un otoño duro por delante: “Los meses que se avecinan no serán fáciles. Ni para las familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes, ni para las empresas que han de tomar decisiones críticas sobre su futuro. Seamos claros: hay mucho en juego”. 

Von der Leyen centró parte de su mensaje en la necesidad de mantener la tensión y las medidas que se han ido adoptando. “Las sanciones están aquí para quedarse, es momento de resolución, no de apaciguamiento” señaló la presidenta en un momento en el que en algunas capitales empieza a temerse el efecto fatiga respecto a las sanciones a medida que vaya llegando el invierno y la crisis energética empeore. Hablaremos ahora más adelante sobre la cuestión de la energía. 

La presidenta hizo hincapié en la necesidad de defender la democracia “cada día, cada minuto” y se alineó con el discurso cada vez más común en Bruselas (importado desde Washington) de que en este momento nos encontramos en una lucha entre autocracias y democracias. Von der Leyen hizo alguna referencia indirecta a China, pero la sombra de Pekín fue claramente visible cuando la presidenta de la Comisión Europea habló sobre los intentos de interferencias en el sistema democrático. “No permitiremos que ningún caballo de Troya de ninguna autocracia ataque nuestras democracias desde dentro. Durante más de 70 años, nuestro continente ha avanzado hacia la democracia. Pero los beneficios de nuestro largo viaje no están garantizados”, explicó Von der Leyen. 

La alemana también tuvo tiempo para hablar de economía y de uno de los grandes debates pendientes de la actual legislatura: la reforma de las normas fiscales. “Los Estados deben tener más flexibilidad en la senda de reducción de deuda y más rendición de cuentas en el cumplimiento de lo pactado. Redescubramos el espíritu de Maastricht, estabilidad y crecimiento solamente pueden ir mano a mano”, explicó la presidenta de la Comisión. Es decir, algo de flexibilidad, pero no tanto como lo que querrán los sureños. Hay ya bastante ideas circulando por los pasillos y esperamos que Paolo Gentiloni, comisario de Economía, presente una nueva propuesta a lo largo del mes de octubre. 

Propuesta energética  

Como hemos dicho, una parte importante del discurso de la presidenta tuvo que ver con la cuestión de la energía. Como ya saben, las medidas especiales para luchar contra la escalada de los precios de la electricidad están en el centro del debate europeo desde hace semanas, y los ministros de Energía se reunieron el viernes pasado (9 de septiembre) para discutir una serie de iniciativas e ideas a la espera de que la Comisión Europea adoptara una propuesta legislativa basada en esa discusión este martes. 

Pero el paquete no nos llegó el martes. El equipo de la presidenta y la propia alemana pasan demasiado tiempo buscando la forma de acaparar los focos, y eso llevó a que Von der Leyen y su círculo cercano decidiera dejar la publicación del mismo para después de su discurso el miércoles, lo que nos dificulta hacer nuestro a los periodistas. 

En todo caso, Von der Leyen no sorprendió en su discurso. Las filtraciones eran ya continuas desde el día anterior y ya se sabía bien qué iba a proponer el Ejecutivo comunitario. “En nuestra economía social de mercado, los beneficios son positivos, pero en los tiempos en los que vivimos no puede ser que algunos obtengan unos beneficios extraordinarios y sin precedentes gracias a la guerra y a costa de los consumidores. En estos momentos, los beneficios deben compartirse y canalizarse hacia quienes más los necesitan. Nuestra propuesta recaudará más de 140 000 millones de euros que permitirán a los Estados miembros amortiguar el golpe de manera directa”, explicó la alemana. 

Esa propuesta es el límite a los beneficios de las inframarginales, es decir las energías baratas (como la nuclear o las renovables), situado sobre los 180 euros/MWh, además de un impuesto del 33% sobre los beneficios extraordinarios de las energías fósiles (es decir, a partir de que se hayan obtenido beneficios superiores al 120% respecto a la media de los tres últimos años). Además, la Comisión Europea propone que haya un ahorro voluntario del 10% del consumo de electricidad y del 5% obligatorio en una serie de horas punta. 

Esas son las tres principales ideas. No hay ningún límite al precio de la compra del gas ruso o del resto del mundo porque desde el Ejecutivo comunitario han apuntado a que se trata de una iniciativa especialmente sensible y prefieren seguir discutiéndolo con los Estados miembros, aunque el círculo cercano de Von der Leyen parece dejar claro que prefieren que, en caso de establecerse un límite, sea únicamente al gas ruso, mientras que con otros socios fiables (como Noruega) se intente negociar una rebaja acordada. 

En todo caso los ministros de Energía volverán a reunirse el próximo 30 de septiembre y tendrán que discutir estas propuestas del Ejecutivo comunitario. Algunos países consideran que el límite de 180 euros/MWh es demasiado alto teniendo en cuenta los precios que se han estado pagando en los últimos años, aunque aquí uno de los hombres detrás de esta propuesta explica la lógica de establecer un precio que ofrezca margen a estas energías para mantener la inversión en innovación. El límite en los 180 euros/MWh deja de media a las inframarginales con unos beneficios muy cuantiosos de 150 euros/MWh según los modelos de trabajo de la Comisión, pero eso es porque este precio se ha establecido teniendo en cuenta el precio de la inframarginal más cara, que es el lignito, que en este caso se queda con muy poco margen frente a las que son más baratas dentro de este grupo. 

La otra propuesta que genera cierta división es la idea del ahorro obligatorio. Varios Estados miembros habían expresado su voluntad de que los objetivos fueran voluntarios. Puede ser que las capitales admitan una meta mandatoria, pero los ministros querrán asegurarse de que la propuesta del Ejecutivo comunitario les ofrece la suficiente flexibilidad para establecer de qué forma logran ese ahorro. 

Toda la propuesta se basa sobre el artículo 122 de los Tratados, que permite adoptar estas medidas por mayoría cualificada, incluso si incluye un elemento fiscal (el impuesto del 33% a las energías fósiles). Eso podría sentar un precedente y una especie de “callejón de atrás” en materia de política fiscal europea.  

Cajón de sastre
  • El golpe Chiocchetti: el Bureau del Parlamento Europeo, el órgano que reúne a la presidencia de la institución, a los 14 vicepresidentes y cinco cuestores, ha escogido este lunes por la noche al próximo secretario general de la Eurocámara. Y, oh sorpresa, la elección ha recaído sobre Alessandro Chiocchetti, que hasta ahora era jefe de gabinete de la presidenta, Roberta Metsola. Chiocchetti fue además mano derecha del italiano Antonio Tajani, antiguo presidente del Parlamento y un hombre clave para que el Partido Popular Europeo (PPE) apoyara que fuera Metsola la candidata de los democristianos para la presidencia de la Eurocámara. El puesto de secretario general es el más poderoso dentro de la extensa administración del Parlamento y tiene un peso especial teniendo en cuenta los efímeros que son los mandatos de los presidentes (dos años y medio). El actual secretario general, Klaus Welle, ha demostrado la capacidad que ese cargo tiene para moldear la institución. Tiene la ventaja de que no tiene una fecha límite: solamente se elige un nuevo secretario general cuando el anterior dimite o cuando el Bureau decide escoger a uno nuevo. Welle, por ejemplo, llevaba desde el año 2009 en el cargo. Para poder ser elegido han hecho falta dos malabarismos. Por un lado un pacto entre el PPE, los liberales de Renew Europea y la Izquierda Unitaria Europea (GUE) con la que se ha premiado al grupo izquierdista con una nueva dirección general para las Asociaciones para la Democracia Parlamentaria, acompañada de un generoso sueldo, y que ha ido a parar a un miembro de GUE. Por su parte, los liberales han obtenido el nombramiento de un director general adjunto. El malabarismo no concluye ahí. La gravedad del nombramiento de Chiocchetti reside también en que, sencillamente, no tiene el nivel. La oferta ha tenido que rebajar el nivel exigido habitualmente, que suele ser AD16 o un AD15 con varios años de experiencia, por, sencillamente, un AD15, un nivel al que se había ascendido al italiano recientemente. El pacto se selló el lunes con la elección de Chiocchetti con solamente un voto en contra y tres abstenciones. A la Eurocámara se le acabó la capacidad de dar lecciones morales al resto de las instituciones, como cuando pudo criticar en 2019 el nombramiento exprés de Martin Selmayr, jefe de gabinete del por entonces presidente Jean-Claude Juncker, como secretario general de la Comisión Europea de la noche a la mañana. 
     
  • Suecia en el aire: las elecciones suecas del último domingo, de las que hablamos en la anterior edición de la newsletter, dibujaron un nuevo escenario en la política nacional, con un bloque de la derecha liderado por la formación extremista Demócratas de Suecia (SD). Aunque los socialdemócratas de la ya antigua primera ministra Magdalena Andersson lograron ser el partido más votado, el bloque derechista obtuvo una ligera mayoría. La clave será ahora ver si los Moderados (formación ligada con el Partido Popular Europeo) están dispuestos a entrar en una coalición en la que se da por hecho que el cargo de primer ministro sería para ellos, pero en la que el mando claramente estaría en manos del SD, que para eso es la formación más votada de su bloque. 
     
  • Lo último de Ucrania: terminamos el fin de semana pasado viendo, con sorpresa, los enormes avances del ejército ucraniano sobre el espacio ocupado por las fuerzas rusas durante los 200 días que ya han pasado desde que Vladímir Putin diera la orden de una invasión total de Ucrania con la intención de tomar Kiev en cuestión de horas. Eso no salió como esperaba. El ejército ucraniano frenó el avance y Rusia apostó por consolidar su dominio en el este del país, la zona rusófona pero en la que muchos ciudadanos ucranianos han vivido aterrorizados bajo la ocupación de las fuerzas invasoras. Este avance ucraniano no es solamente una inyección de moral para Kiev y los ciudadanos del país, también lo es para el conjunto de la Unión Europea. En un momento en el que empieza a generarse cierta tensión social alrededor de las sanciones y los efectos colaterales del chantaje energético de Rusia, el ejército ucraniano está demostrando que la guerra no está decidida del lado ruso y que el apoyo firme de los socios europeos, del Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, es clave para que pueda continuar la tarea de liberación del este del país. De hecho, Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, ya ha anunciado que propondrá un sexto tramo de envío de armamento. A lo largo de la invasión hemos visto cómo propagandistas rusos deliraban en platós de las televisiones del país sobre el poderío del viejo imperio y sobre la posibilidad de una amenaza nuclear. Ahora se les ve balbuceando, nerviosos y empezando a señalar en muchas direcciones, como podéis ver en este vídeo. No se trata solamente de preocupación por el resultado desastroso de la guerra: es que las sanciones occidentales, por mucho que Putin intente taparlo, están empezando a romper las costillas de la economía rusa. 
     
  • Hungría, ¿democracia?: el Pleno del Parlamento Europeo ha votado este jueves un informe en el que señala que Hungría ya no es una democracia, ahora es “un régimen híbrido de autocracia electoral” y acusan a la Comisión Europea y al Consejo de una inacción que ha permitido al primer ministro Viktor Orbán desmantelar la democracia húngara. Podéis leer más aquí. “Las conclusiones de este informe son claras e irrevocables: Hungría no es una democracia”, ha asegurado la eurodiputada francesa Gwendoline Delbos-Corfield, de Los Verdes, que ha sido la ponente de un informe en el que se señala que desde que la Eurocámara activó en 2018 el procedimiento del artículo 7 pensado contra los Estados miembros que violan los pilares fundamentales de la Unión, la situación no ha hecho más que empeorar. 
     
  • Dinero congelado: esperamos que este domingo la Comisión Europea anuncie que congela una parte importante de los fondos europeos que le corresponden a Hungría. Esto llega tras la activación del ya conocido mecanismo de condicionalidad que busca proteger el presupuesto europeo de los Estados miembros en los que, al haber un ataque a la independencia judicial, no puede haber garantía de que los fondos se gasten correctamente. Según una información de Reuters, que podéis leer aquí, lo que se prevé es que el Ejecutivo comunitario anuncie que congela el 70% de los 22.500 millones de euros que corresponden a Hungría por parte de los fondos de cohesión. 
  • Sentencia de Google: el miércoles, al mismo tiempo que Von der Leyen hablaba ante la Eurocámara, el Tribunal General de la Unión Europea (TUE) publicaba una sentencia en la que apoyaba, en gran medida, la lógica detrás de la multa que impuso la Comisión Europea a Google en 2018 por valor de 4.300 millones de euros, una cuantía que solamente ha sido reducida por la justicia europea hasta los 4.125 millones de euros. El Ejecutivo comunitario determinó en 2018 que, desde 2011, Google había impuesto “restricciones ilegales a los fabricantes de dispositivos Android y operadores de redes móviles para consolidar su posición dominante en las búsquedas generales de Internet”. Podéis leer más aquí. 

  • Actualización sobre el Brexit: Liz Truss, nueva primera ministra del Reino Unido, ya ha terminado de ordenar las cosas de la mudanza a su nueva vivienda en el número 10 de Downing Street. No han sido fáciles sus primeros días tras el fallecimiento de la reina Isabel II. Ahora Londres y Bruselas vuelven al eterno problema desde el Brexit: la cuestión del Protocolo de Irlanda, ya saben, ese pacto por el que Irlanda del Norte (provincia británica) quedó dentro del mercado europeo tras el Brexit para evitar así una frontera física con la República de Irlanda (Estado miembro de la Unión), lo que obliga a que las mercancías que van de Gran Bretaña a la provincia irlandesa pasen por controles, al estar ingresando, a efectos prácticos, en el mercado europeo. Esta semana Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea y encargado de las negociaciones, ha propuesto nuevas flexibilizaciones en el control de las mercancías que se dirijan a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña. “Si los datos se descargan en el sistema, cuando las mercancías se embarcan en el ferry desde Gran Bretaña (...) creo que podemos procesarlos de forma remota mientras navegan hacia Irlanda del Norte”, explicó Sefcovic en una entrevista con el Financial Times. Pero para Londres no es suficiente. Lo que quieren es, sencillamente, que no haya ningún tipo de control entre las mercancías que viajan del resto del Reino Unido a Irlanda del Norte, algo que Bruselas rechaza de plano. 
     
  • Trabajo forzado: la Comisión Europea ha publicado esta semana una propuesta para prohibir las importaciones de productos que hayan podido obtenerse con trabajo forzado. Los documentos de la institución no hacen referencia a algo en lo que estaba pensando todo el mundo que es la cuestión del trabajo forzoso en la provincia de Xinjiang, en China. Hace solamente unos días, el 31 de agosto, salió a la luz el informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en la que se acusa a Pekín de detenciones masivas, de grandes y amplias vulneraciones de los derechos humanos, además, entre otras cosas, de trabajo forzoso en los grandes centros de “reeducación” de la minoría musulmana uigur. La Comisión propone que los Estados miembros monitoreen cualquier producto que pueda haberse realizado en esas condiciones (se cree que más de 27 millones de personas realizan trabajos forzosos en el mundo), y para ello, eso sí, habrá una base de datos en la que habrá, entre otras cosas, indicaciones geográficas de zonas de riesgo. Se trata todavía de una propuesta legislativa, por lo que tendrá que obtener todavía el visto bueno de las capitales y del Parlamento Europeo. Tras ser aprobada (algo que ya pasaría en 2023 si las cosas van bien) entraría en vigor 24 meses después, o sea, que hay tiempo. Los tres sectores en los que es más común el trabajo forzoso es la agricultura, el sector textil y la minería. Podéis leer más aquí. 
     
  • Putin nunca quiso la paz: una exclusiva de Reuters esta semana ha desvelado que según tres de sus fuentes Dmitry Kozak, un asesor de Vladímir Putin y su hombre en Kiev, recomendó al presidente ruso que aceptara un acuerdo de paz del Gobierno ucraniano que satisfacía las supuestas demandas iniciales de Moscú de que el país se comprometiera a nunca ingresar en la OTAN. Pero, oh sorpresa, el líder ruso lo rechazó. Porque no era una cuestión de la Alianza, era una campaña que reflejaba la visión imperialista y etnonacionalista de un líder autoritario que bajo ningún concepto podía permitir que surgiera un país democrático donde antes había un jardín privado del Kremlin. 
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