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Hace unos días un famoso escritor de novelas escribía esto en twitter: "Cállate ya, subnormal".

Lo hacía en respuesta a un también famoso cantante, que había expresado una opinión un tanto peculiar sobre el coronavirus y las vacunas.

Bueno, si quieres un poco de "salseo", aquí te cuentan la historia.

¿Por qué te cuento esto? Pues verás, me llamó la atención el exabrupto del escritor. Y me pareció un ejemplo de algo que no funciona muy bien, y que todos hacemos con más o menos frecuencia, y es eso de querer "callarle la boca" a alguien. Darle un "zasca". "Ponerle en su sitio".

Llámalo como quieras.

Cuando sentimos que tenemos razón, nos venimos arriba. Nos sentimos legitimados para corregir y aleccionar a quien haga falta. Ven acá, que te voy a decir cuatro cositas. Con más o con menos cariño, pero te lo voy a dejar claro. 

En cierto modo, es natural. 

¿Pero es útil?

Imagínate la situación. Ese famoso cantante leyendo el "cállate ya, subnormal". ¿Qué crees que pasará? ¿Que agachará la cabeza y pensará "vaya, este hombre tiene razón, me ha hecho ver lo equivocado que estoy y se lo agradezco"?

Ya. Seguro que no.

De hecho, probablemente haya sucedido lo contrario. Quien se siente atacado, lo que hace es enrocarse en su situación. En vez de cambiar de opinión, se reafirmará. Y entonces habremos hecho un pan con unas tortas.

Y si lo que querías era provocar un cambio de actitud... pues te habrá salido el tiro por la culata

Sobre eso de contribuir a que otras personas cambien de actitud, y la mejor manera de hacerlo, escribí un artículo

PD.- Obviamente, todo esto es un problema si lo que quieres es un cambio de comportamiento. Si lo que quieres es quedarte a gusto, "decir lo que piensas", incluso que te hagan la ola los que piensan como tú... entonces todo perfecto.



 

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