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Escritura creativa
para escritores creativos

 

🌻 Holis 🌻

Hoy es un hermoso viernes y no lo digo por estar mirando por la ventana, porque la verdad es que no estoy escribiendo esto el mismo día en el que ustedes lo están recibiendo. Mientras digo esto me acuerdo de la película Vita & Virginia, más específicamente de la escena en la cual Virginia dice “lo que está en el pasado de Vita está en mi futuro, pero leyéndolo, consumiéndolo, termina de repente. Ella no está en la costa de Beluchistán. Está en un taxi en Bagdad. Está simplemente dormida. Está muerta. El presente ha perdido el sentido.” Siempre hay un poco de paradoja temporal en escribir cartas, ¿y no son acaso estos newsletters una serie de cartas que yo les mando en un presente que se reinventa todo el tiempo y ustedes reciben en sus futuros que son muchos y a la vez uno sólo, ese que yo imagino?
Hoy es un hermoso viernes porque vengo con una hermosa energía para hablarles de cosas. Y es hermosa porque no es sólo mía, es de todos ustedes. Esta semana hice cuentas y descubrí que llegamos a 700 suscriptores en el newsletter, 100 alumnos en el taller y 50 parejas unidas gracias al tinder creativo No Estén Solos. ¿Cómo no va a ser hermosa esa energía si se va pasando entre tanta gente que comparte el amor por la escritura? Un amor que, lo sé por mí y también porque ustedes me lo han contado, muchos de nosotros pensamos que era sólo nuestro y de nadie más, que estábamos solos en el universo de las palabras, que nadie nos entendía. Hace ya cuatro meses que empecé con este espacio y si una cosa me quedó clara es que nos entendemos mucho más de lo que pensamos. Y si es así, ¿entonces por qué a veces nos sentimos tan solos? Creo que tiene que ver con el secretismo que rodea las artes, el que muchas veces viene de esa creencia de que honrar nuestros talentos es una actitud egocéntrica. Qué estupidez! Hacer lo que vinimos a hacer con orgullo y con la frente en alto es el acto más generoso que existe. Ilumina nuestro camino y el de muchos. Es por eso que me siento muy orgullosa de todos nosotros por haber abierto los canales de la creatividad y la honestidad como lo hicimos. Ahora sí, vamos a lo importante. En este newsletter voy a ponerme la capa de sinceridad y voy explayarme en tres secciones diferentes. La sorpresa los espera al final, cuando pasen el campo minado que voy a sembrar antes en el que, espero, se lean a ustedes en mis palabras. Como respiro les voy a dejar la sección de Kate, que viene a traernos unos aires nuevos a todo esto. ¿Empezamos? Empecemos.

🚩 Red flag, red flag! 🚩

El término red flag (o bandera roja, digo traduciendo como si esto fuese un noticiero) surgió, por lo menos en mi vida, en el contexto de las relaciones. Se usa para señalar esas actitudes que algunas parejas tienen que dan una alerta de que la relación va hacia un destino tóxico. Esto puede ir desde lo más explícito como un maltrato físico o psicológico obvio hasta cosas más sutiles como chistes que en realidad esconden verdades dañinas. En mí experiencia, por lo menos, leer o escuchar a otras personas señalando esas red flags que yo no conocía me sirvió para entender dos cosas:
1) El camino hacia la toxicidad peligrosa no es abrupto sino paciente y se parece menos a quemarnos con la hornalla que a meternos en una olla de agua tibia y dejar que de a poco nos empiecen a hervir.
2) La clave para que esas dinámicas perduren yace en el silencio. Si yo no hablo de algo, entonces no existe. No existe para mí, no existe para aquellos que podrían ayudarme, no existe para los que están en la misma situación que yo y necesitan entender que no están solos.
A esta altura debería haberles quedado claro que en esta familia consideramos que el vínculo entre nosotros y el arte es no sólo una relación de pareja sino además la más duradera y leal que vamos a construir durante toda nuestra vida. Es por eso que también es necesario hablar de las red flags que nos pueden llegar a indicar que las cosas en nuestro matrimonio de palabras no anda del todo. Yo sufrí durante mucho tiempo por escribir en las tinieblas, pensando que los momentos de duda e inseguridad que vivía eran un error, algo que yo estaba causando por no saber relacionarme con mi arte y no, por el contrario, algo natural que le pasa a todos los que escriben. Si bien les he contado en el pasado que soy una persona mucho más segura de mí misma en el arte de lo que soy en los vínculos, también tengo mis momentos en los que la paso muy mal por algo que me debería estar alegrando. A mí me cambió muchísimo esta percepción tomar clases con una profesora que nos prestó su sabiduría con la guardia muy baja, el ego dormido y el disfrute por lo que hace en el centro del escenario. Eso es exactamente lo que quiero hacer con ustedes. Quiero mostrarles mis red flags y algunas recopiladas en mis clases para que entiendan que no es culpa suya si a veces no pueden disfrutar de lo que crean, es parte del proceso. Y con esto no estoy diciendo que está bien que esto nos suceda, sino que, como cualquier víctima de una relación tóxica, al entender que nuestra angustia existe por una dinámica concreta, tenemos en nuestras manos la posibilidad de modificar nuestra energía para transformar la dinámica.
 
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No escribo por miedo. Miedo a que lo que escriba quede mal, a que no se acerque a lo que quiero lograr, a que alguien me lea y piense que lo que yo hago es una cagada. Me atrevo incluso a confesar que a veces he tenido miedo de que mis escritores favoritos me lean y piensen que lo que escribo es una cagada. Bueno, cómo solucionamos esto? Dejando un poco de lado el perfeccionismo y mirando las cosas con perspectiva. Estamos acostumbrados a juzgar lo que escribimos con nuestros ojos de lector pero nos olvidamos que eso que leemos paso por quince revisiones. Tomemos un primer borrador como lo que es: un camino que va del error a algo un poco mejor. También es válido recordar que una idea siempre es mágica porque no existe, es como cuando un pibe te promete que te va a bajar la luna. Claro, un fantástico, porque no hay forma de hacerlo realmente. Lo que realmente vale la pena es una historia que existe (o un flaco que te cae con una hamburguesa porque sabe que no tenés ganas de cocinar). Por último, recuerden que a ustedes los van a leer si ustedes quieren y nadie tiene por qué leer sus primeros borradores. Escriban con la puerta cerrada, como si nadie los leyera. Cuando estén seguros, lo muestran. Ustedes ponen las condiciones y nadie los apura, no es como ir a rendir un final. Y si algún día su escritor favorito los lee, entonces tomen eso como un premio más allá de la opinión que tenga.
 
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No escribo la suficiente cantidad de horas. Nadie en el universo entero pasa la cantidad de horas que le gustaría pasar escribiendo. Si tienen las antenitas de las ideas activadas, entonces en su cabeza siempre hay un proyecto que les está tocando el timbre para salir a jugar. No tenemos tiempo suficiente en la vida para escribir todas las historias que nos gustaría escribir y esto es algo triste y bello, porque al menos sabemos que, si hacemos las cosas bien, nunca vamos a morir solos sino rodeados de ideas. Pero si ya sabemos que el tiempo es corto, realmente vamos a perder valiosos minutos lamentándonos porque no estamos haciendo lo que deberíamos? Cuando esa luz de angustia se prenda, escriban dos oraciones lindas sobre algo que tenían enfrente. Listo, escribieron más de lo que podrían haber escrito.
 
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 Leo lo que escribo y me lamento porque no está a la altura de los grandes. Ni los grandes están a la altura de los grandes porque ellos cuentan con editores, correctores, expertos en marketing, etc. Ustedes tienen que estar a su propia altura y saber que dieron lo mejor de ustedes.
 
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No escribo algo porque no sé cómo llevarlo a cabo. Muchos de mis alumnos me han planteado que tienen ideas y no saben cómo llevarlas a cabo, entonces se quedan flotando en el limbo. La escritura no es como la historia renacentista, no se la estudia, se acciona sobre ella. Dicho de otra manera, no hay forma de que sepan como escribir algo antes de escribirlo. Empiecen. Pongan una oración, incluso si es para ustedes, incluso si suena aburrida como “el nene estaba parado en la mesa”. No se puede saber escribir antes de hacer. Hagan. De vuelta, no tengan miedo!
 
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No se cómo escribir. Y con esto me refiero a ese sentimiento en el cual leemos lo que escribimos y descubrimos que no se parece a eso que encontramos en los libros. Muchas veces sucede que la técnica o la estructura de una historia no caen dentro de los cánones que estamos acostumbrados a leer. También pasa que la historia no está contada como muchas otras historias están contadas, que le faltan partes o le sobran palabras. No sé cómo escriben ustedes pero sí sé cómo escribo yo y cómo escribía antes. Primero les digo que el camino del artista es eterno y, si realmente lo disfrutan, se transita sin paz, estando siempre en pleno movimiento. Por eso jamás lo que ustedes escriban va a ser igual a lo que hace alguien, ni siquiera a lo que hacen ustedes. Personalmente, yo cambié muchísimo mi estilo en los últimos años porque mi exposición a la lectura también cambió drásticamente. Para saber contar una historia uno tiene que sentir como se cuenta una historia. Hay que leer los suficientes libros o mirar las suficientes películas como para que instintivamente entendamos los diferentes momentos de una trama. Para entender cómo se ponen los puntos o cómo se elige el formato de un manuscrito, no queda otra cosa que leer. Sin ir más lejos, yo estuve toda esta semana cuestionándome porque no sabía cómo estructurar mis diálogos y me alcanzó con prestarle atención a la novela que estoy leyendo ahora para tranquilizarme y encontrar las respuestas. Yo les diría que traten de entender las reglas para saber cuando romperlas y, lo que es más importante, poder escribir con tranquilidad sin pensar que están haciendo todo mal.
  
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No sé escribir porque no leo. Y yo no sabía picar ajo y aprendí. Ya sé que se los dije muchas veces, pero me sigo encontrando con alumnos que me vienen a decir muy angustiados que no saben si pueden escribir porque no leen. Y bueno, viejo, lean. No, mentira, no los voy a tratar mal, pero no me gustaría que ustedes perdieran el tiempo por pensar que ya perdieron mucho el tiempo. Se entiende? La lectura no es como jugar al hockey, actividad que yo intente arrancar a los 14 y que terminé dejando a los nueve meses. Por supuesto que aquellos que leen desde que nacieron corren con una ventaja por sobre los que no, pero eso no significa nada. No hay una competencia por ver quién lee más y leer enseña mucho pero si no escribimos nada entonces no somos escritores, así que tampoco es que alcanza con leer para decir que sabemos contar una historia. Con esto digo, no crean que alguien que leyó todo lo que escribió Cortázar escribe mejor que ustedes. Si no están acostumbrados a leer, no se queden en eso como si fuera una característica que ustedes no pueden cambiar. No sean como esa gente que dice "y bueno, soy impuntual, respetame". Investiguen, pidan recomendaciones, lean los libros que inspiraron sus películas favoritas, pónganselo como una meta como si fuera bajar de peso o mantener viva una planta. Claro que del lado opuesto a aquellos que se autoflagelan porque no leyeron La Odisea, están los talentosos que escriben maravillas sin haber tocado nunca un libro y por eso piensan que no deberían hacer un esfuerzo. No leer es un mal hábito para un escritor y creer que no lo necesitan es un red flag de soberbia terrible. Si son buenos escribiendo sin haber leído, imaginen lo increíbles que serían si lo hicieran. Además, es una cuestión de respeto por aquellos que vinieron primero que nosotros. Sí, quizás ustedes publican textos en Instagram que son hermosos y sí, seguramente muchísima gente querría leer una novela escrita por ustedes pero para sostener una voz narradora durante toda una novela es necesario entender como otros lo han hecho antes. Espero que esto no suene a reto, sino a una especie de empujoncito en la dirección correcta. Recuerden que la humildad es todo, y no hay nada más humilde que permitirse encontrar la maravilla en palabras ajenas.
 
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Soy un incomprendido, la voz de mi generación, mejor escritor que cualquiera que ande dando vueltas ahora. Sí, así como creer que nuestro novio es el amor de nuestra vida simplemente porque nos contestó un mensaje, también podemos irnos al otro extremo en nuestra relación con el arte y pasar de la inseguridad a la megalomanía. Bueno, cuando se encuentren a sí mismos pensando eso, frenen. Y yo sé que parece un poco confuso porque este newsletter está orientado principalmente a que se saquen los miedos y que logren tener confianza en ustedes mismos, pero la confianza tiene un límite y ese es la cordura. Con esto no quiero retarlos, sino hacerles un favor. Como maestra de primaria veía muchos nenes que jamás en su vida habían tenido una frustración, llorando desconsoladamente porque se confundieron una letra al escribir una palabra. Eso es justamente lo que quiero evitar que les pase. En el arte, ser el mejor nunca debería ser su meta. Ni siquiera está bueno que intenten ser mejores que ustedes mismos en el pasado. Tienen que aspirar a sacar el mayor provecho de su potencial y su talento en la circunstancia que les toca. Digo esto porque muchas veces logramos cosas extraordinarias y creemos que después estamos obligados a estar a la altura de nuestra propia vara y eso quizás es imposible. Los tiempos cambian, nosotros cambiamos, y quizás lo que podíamos crear a los quince no es igual a lo que podemos crear a los treinta y a los cincuenta. Yo escribí el borrador de una novela en seis meses teniendo tres trabajos y ahora que estoy en plena pandemia encerrada en mi casa sufro para terminar un capítulo. Pero saben qué? Mi estado anímico en plena pandemia claramente no es el que tenía en 2017 rodeada de amor de mi familia, estabilidad económica y las canciones de Melodrama que salieron ese año. No se trata de ser mejor o peor, sino de comunicar. Tienen que aspirar a transmitir, a conmover, a interpelar. Ponerse a ustedes mismos en una competencia contra otros escritores ya sea sintiéndose menos o más, es nocivo. El arte gira en círculos y va pasando de cuerpo en cuerpo. No dejen que su ego los haga ponerse en pedestales que en realidad no le importan a nadie.
 
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Mis textos son muy básicos.  Muchos de mis alumnos me han comentado con vergüenza que sienten que cualquiera podría escribir lo que ellos escriben, incluso un nene de cinco años. Primero me detengo a decir que sí, todos podrían escribir lo que nosotros escribimos, si se presta un poco de atención es fácil imitar a cualquier escritor, pero los lectores no quieren leer a cualquiera escribiendo lo que escribimos, nos quieren leer a nosotros haciéndolo. Cualquier idea que tengan ya existe en la cabeza de alguien más, pero sólo va a existir de una forma en la hoja que se pongan enfrente, porque su personalidad como escritores yace en la forma de bajar la idea al papel. Segundo, sí, muchas veces sentimos que lo que escribimos es demasiado simple. Por lo general, esa inseguridad tiene que ver con las palabras que usamos. No me gusta hablar de palabras fáciles o difíciles sino de palabras exclusivas e inclusivas. Todos sabemos lo que significa cristalino pero no muchos saben lo que significa diáfano. Las palabras conocidas incluyen a más lectores, los acercan a lo puro que yace en el fondo de nuestros textos. No me parece mal que se permitan cada tanto desafiar al lector a que agarre un diccionario, pero si de cien palabras que usaron setenta y cinco dejan a quien los lee mareados, entonces ahí por más buenos escritores que sean, van a terminar fallando en la comunicación, que es al fin y al cabo lo más importante. Mi teoría es que cuando nos hacemos forzadamente los pomposos (ustedes saben de lo que hablo, cuando leemos un texto en el que SE NOTA que el mismo escritor tuvo que andar con la enciclopedia a mano cada dos oraciones) es porque queremos llegar a un standard para impresionar al resto. No puedo contar la cantidad de textos excelentemente escritos que leí en Médium o Instagram y no entendí porque en realidad no estaban diciendo nada. Además, si una persona quisiera leer un texto pretencioso, leería a Borges, que aparte de pretencioso era superdotado. Si ustedes están del lado de los que leyeron muchísimo, absorbieron expresiones como esponjas y se sienten atacados por lo que estoy diciendo, acá va una segunda loma de burro. No se preocupen, no hablo de ustedes. Mientras lo que escriban sea natural, va a estar bien. Dicho de otra forma, su voz escritora es como su voz hablada. Algunos tienen voces gruesas de terciopelo, otros tenemos voz de pito. Es lo que nos tocó, no queda otra. Yo, como usuaria de la voz de pito, hablo con voz de pito y le dejo la seducción a aquellos que pueden recitar los números de la quiniela y aún así hacerlos sonar atractivos. Si yo intento que mi voz suene más profunda, no deja de parecer que me estoy ahogando. Y de hecho, si les soy honesta, después de siete años de docencia, tampoco me importa tanto cómo hablo. No importa cómo digo las cosas, sino qué estoy diciendo. Si ustedes son de voces escritas aterciopeladas y palabras líricas, por favor, no priven al mundo de sus talentos. Quizás por momentos perdamos un poco el hilo de lo que estén diciendo pero los perdonamos, porque lo que sale de sus dedos no podría salir de cualquier mortal. Si por el contrario tienen, como yo, voces finitas que cuentan historias increíbles, entonces permítanse ser escritores que te hacen llorar sin salirse de las cincuenta palabras que podría decir cualquier niño de primaria. No olviden que la historia más triste jamás escrita perteneció a Hemingway y dice: “En venta. Zapatos de bebé. Nunca usados.” Palabras que cualquiera de mis alumnos de segundo grado podría usar, contando una historia que sólo un grande podría contar.
 
En resumen, lo que podría decirles con respecto a todas estas red flags es que cuanto más hablen de todos sus sentimientos de mierda que afloran cuando escriben, más se van a poder alejar de ellos. ¿Por qué? Porque van a poder racionalizarlos, desmenuzarlos y descubrir que en realidad la raíz es siempre la misma: el ego. Igual, no se sientan culpables cuando suceda. Es imposible que no tengan momentos bajísimos mientras están haciendo lo que quizás sea su obra maestra. Si escriben bien (y cuando digo bien esta altura saben que me refiero a hacerlo con actitud y compromiso) van a conectar con la parte más primitiva de su alma y ella, además de regalarles cosas hermosas, va a recordarles también los dolores más viejos que tienen. Para crear hay que sentir y sentir no siempre es lindo, pero es sincero, como vivir fuera de la matrix. (Aprovecho para mandarle un saludo a mi amiga Genny que me hizo ver la película hace dos semanas y con eso me regaló esta metáfora.) También les paso en limpio como conclusión final una cosa que me dijeron que me cambió la forma de relacionarme con la escritura: no puedo planificar qué clase de escritora soy. Soy la escritora que soy. Soy lo que sale de mis dedos sin pensar tanto. Soy las historias que se me ocurren mientras me baño. Soy lo que me tocó ser, no lo que vende hoy en el mercado o impresiona a los críticos o conquista corazones. Escriban algo que disfruten, léanlo y digan en voz alta “soy esto, gente”. Sean eso. Sean eso que ya son.

⚡ Está mal pero no tan mal ⚡

Ahora les voy a hablar un poco de mis yellow flags, o sea, esas banderas amarillas que parecen indicar que algo va mal cuando en realidad sólo nos dicen que tenemos que ir con cuidado. También las uso para señalizar hábitos que por momentos consideré errores y que en realidad son parte del proceso. Recuerden que si estamos fluyendo junto con la creatividad vamos a descubrir que el proceso no es lineal. Todo lo contrario, tienen que tener momentos bajos que nos alejen de la producción y nos acerquen al silencio de nosotros mismos para que los momentos altos en los que nos volvemos productivos valgan realmente la pena.
 
No puedo escribir todos los días/hace una semana que no escribo/hace una semana que no toco X proyecto. Recuerden que no somos máquinas y que nuestra musa interior es caprichosa. A veces quiere ponerse a trabajar en ese cuento nuevo que surgió y no seguir avanzando con las poesías que venían desarrollando. A veces nuestra musa necesita aprender un poco para poder expresarse, llévenla de paseo, muéstrenle una película. A veces nuestra musa necesita simplemente dormir. Si realmente les está costando mucho volver a un proyecto, reconecten por los personajes, suéltenlos en un bar y hagan que se tomen un café, escriban una escena que no sea parte de la historia pero que los ayude a recordar quién era esa persona que ustedes crearon.
 
No tengo tiempo de leer. Algo que me curó la cabeza fue descubrir que durante esta pandemia mis amigas que leían 70 libros por año no pudieron tocar ni siquiera uno. De vuelta, no somos máquinas, somos personas con sentimientos que necesitan diferentes espacios. Dicho esto, es verdad que muchas veces priorizamos lo que debemos hacer sobre lo que queremos hacer y por eso no tocamos un libro hace mucho. Mis recomendaciones si quieren cambiar esto? Agarren un libro que hayan amado y traten de arrancar por ese, de a quince minutos al día. Si están en una cuarentena más flexibilizada, llévenlo a todos lados y léanlo en los momentos libres que tengan. Dejen de escuchar Chromatica durante un solo viaje en colectivo y vuelvan a las palabras. 
 
⚡ 
No me gusta lo que escribo. Más allá de los preconceptos que podamos tener acerca de lo que está bien o mal en la escritura, a veces nos encontramos con que no nos llama la atención lo que acabamos de crear. Sin ir más lejos, el año pasado escribí dos cuentos que no me convencen. ¿Por qué no? Porque son muy dramáticos, casi a propósito, y esa no es mi forma de escribir. A mí me gustan las sutilezas, las ambigüedades y la esperanza. Esos cuentos tienen giros deprimentes o sorpresivos porque yo estaba intentando escribir como escriben algunos escritores admirados. ¿Son cuentos bien escritos? Sí, quizás los que mejor escribí. ¿Me gustan? No, y eso se nota en la lectura. Ustedes saben mejor que nadie qué es lo que disfrutan leer. Escriban así y van a ser mucho más felices con lo que tienen enfrente.
 
⚡ 
No leí a X escritor famoso. Yo tampoco. No sé a qué escritor no leyeron ustedes, puedo asegurarles que no son los únicos. Ese es un pensamiento del estudiante de literatura que no tiene que pasar tiempo escribiendo sus propios cuentos e historias y puede dedicarle el doble de horas a Poe o Cortázar. Nosotros aparte de leer a los grandes tenemos que escribir nuestras grandes creaciones. Hay dos cosas peligrosas en esto de sentirse mal por no haber leído a alguien en particular. La primera es que se frenen y no escriban por pensar que todavía no están preparados, como si para sentarse a idear un cuento tuvieran que estar al día con el programa. La segunda es que se decidan a leer a esos escritores que nunca leyeron y que eso a) condicione lo que ustedes escriben para mal y los haga sentir más inseguros porque no están a la altura de ellos, b) haga que lean rápido para tickear casilleros sin realmente absorber lo que ese libro tiene para enseñarles o c) los haga olvidarse de los maravillosos escritores contemporáneos que hay dando vueltas. Por eso me encanta que la sección de Kate recomiende gente tan fresca, porque veo muchísima gente estancada en el pasado literario y perdiéndose de disfrutar lo que hoy está sucediendo. Dicho de otra forma, es como si sólo escucharan a los Beatles porque ellos sí son leyenda y no tengan idea de una sola canción actual. (Imaginen la tragedia de tener la misma edad que Harry Styles y no conocerlo!!) No pierdan la oportunidad de ser contemporáneos de sus contemporáneos.
 
⚡ 
No estoy haciendo X cosa que debería estar haciendo. Nunca vamos a estar haciendo todo lo que nos gustaría estar haciendo. No hay tiempo suficiente para escribir un libro, un álbum de música, tres poesías, mirar esa película que te dijeron que no puede ser que no hayas visto, salir con tus amigos para juntar un poco de energía, cocinar algo que no sea pollo recalentado de hace cinco días, salir a correr porque si no se te explota la cabeza y compartir una historia de Instagram para que tu mamá sepa que estás viva. No piensen en lo que no están haciendo, piensen en lo que hicieron.
 
 A mi edad X persona ya había hecho X cosa. Es verdad y no crean que a mí no me pasa esto, pero no se comparen con otros, no tiene sentido. Piensen que a su edad ya hicieron muchísimas cosas que quizás no hubiesen hecho si no se hubieran dado el lugar. Valoren lo que les pasó en la vida en lugar de verlo como un retraso. Si yo me hubiese mudado a Londres tres años antes, seguramente tendría más contactos, pero también es real que si yo me hubiese mudado en 2016, me habría vuelto a los tres meses porque no estaba preparada mentalmente para hacerlo. A veces vemos los momentos más significativos de nuestra vida como algo que podríamos haber evitado porque consideramos que no nos pasó nada. Nos pasó de todo, pero adentro. Los escritores vivimos adentro antes de vivir afuera, así que en realidad deberíamos celebrar esos momentos en los que no hicimos nada pero intentamos entendernos del todo.

🍀 El pasto siempre es más verde
de nuestro lado 🍀

Y por último, vamos a las green flags, esas que nos muestran que vamos por buen camino. La principal es hablar. Hablen de lo que escriben, compartan lo que hacen, no minimicen sus logros. Acepten que esta parte de ustedes existe y los hace felices. Dedíquenle tiempo a lo que les gusta sin miedo a que alguien piense que están demasiado enfocados en ustedes mismos. Quizás escribir parezca un uso egoísta del tiempo cuando tienen que rechazar juntadas con amigos para terminar una historia, pero si después esa historia conmueve a alguien, van a entender que en realidad estaban dando generosidad en diferido. Señalen qué partes les gustan de su escritura, cópienlas en un papel y péguenlas en sus paredes. Hagan una oda a lo que pudieron hacer a los momentos en los que lograron conmoverse a ustedes mismos. Y por qué no, dediquen un rato al día a decir afirmaciones positivas. Yo les dejo debajo las que aparecen en El camino del artista, de Julia Cameron. Les aviso que cuando ella dice Dios, habla de una fuerza superior y no del Dios religioso que conocemos, pero pueden cambiarlo por Musa, Universo, o lo que ustedes más sientan. Los invito también a escribir las suyas propias y ver qué sale de eso.
 
🍀
1. Soy un canal de la creatividad divina y mi trabajo llega a buen puerto.
🍀2. Mis sueños vienen de Dios y Dios tiene el poder de hacerlos realidad.
🍀3. Tal y como creo y escucho, seré guiado.
🍀4. La creatividad es la voluntad, en mí, del Creador.
🍀5. Mi creatividad me cura a mí y a los demás.
🍀6. Tengo permiso para nutrir a mi artista interior.
🍀7. Con el uso de herramientas sencillas, mi creatividad florecerá.
🍀8. A través de mi creatividad, sirvo a dios.
🍀9. Mi creatividad me conduce a la verdad y al amor.
🍀10. Mi creatividad me conduce al perdón y al autoperdón.
🍀11. En mí hay un plan divino para el bien.
🍀12. En mi trabajo hay un plan divino para el bien.
🍀13. Tal y como escucho al creador interior, así seré guiado.
🍀14. Tal y como escucho a mi propia creatividad, así seré conducido a mi creador.
🍀15. Estoy dispuesto a crear.
🍀16. Estoy dispuesto a aprender a dejarme crear.
🍀17. Estoy dispuesto a dejar que Dios cree a través de mí.
🍀18. Estoy dispuesto a servir a través de mi creatividad.
🍀19. Estoy dispuesto a experimentar mi energía creativa.
🍀20. Estoy dispuesto a utilizar mis talentos creativos.

El rincón de Lady Data

Hola querides juaniters! Hoy es viernes, hace frío y está nublado. Acá en Rosario volvimos a estar encerrados y dejamos de ver caras conocidas. Por suerte las librerías siguen trabajando y nos pueden proveer de aventuras para vivir desde la comodidad de nuestro sillón.
La columna de hoy viene con un twist. Hoy arranca la Feria de Editorxs, el lugar fantástico donde las editoriales independientes cuentan cómo hacen sus libros y presentan novedades. Por la pandemia, va a ser virtual, en forma de videos en vivo. Va a haber librerías asociadas a cada editoral para que puedas comprarles las cosas que te interesan. Dura todo este fin de semana, pueden ver más info en la página web.
Hoy vengo a recomendarles mis editoriales favoritas. Son esas en las que confío ciegamente y sé que aparte de darme un objeto hermoso y hecho con mucho amor, eligen muy cuidadosamente los títulos que editan.

 

Interzona

 Es la creadora de libros hermosos por excelencia. Me llegó el rumor que el editor es un millonario que le dedicó su vida a editar estas maravillas sin importarle la pérdida económica -literalmente el sueño de la piba-. Hay muchísimos de tapa dura, con bordes romos, papel de alta calidad y tipografías hermo. Algunos tienen detalles fantásticos, como El gran espejo del amor entre hombres, una antología de cuentos japoneses sobre las relaciones y el amor homosexual en la época del imperio. La primera página es una lámina plateada: literalmente un espejo. La relación precio calidad es increíble y pueden encontrarla en todas las librerías del país.
Mis favoritos? 

 

      

Almadía

Las joyas de mi colección. No hay libro en todo el catálogo que no me den ganas de leer. Es mexicana y hasta hace unos años costaba mucho conseguirla acá en Argentina, pero la empezó a distribuir Big Sur y se consiguen algunos títulos.
Todos los libros están recubiertos de un forro de cartulina hermosa, calada, que deja ver parte de la tapa original. Las imiágenes  resumen la historia de manera increíble. Acá les muestro mi libro favorito en todo el universo, perdonen el nivel de ARRUINE pero lo tengo hace más de 10 años.

 

  


 Aparte de El ladrón de sueños, que es en realidad un libro para niño/adolescentes pero me fascina igual, mis favoritos son estos:


    
 

Los animo a explorar lo títulos que hay porque los autores no son tan conocidos y tienen una calidad espectacular. Si se cruzan alguno en el estante de una librería, abrazenlo fuerte y no lo suelten más. 


Eterna Cadencia

Aparte de ser una librería hermosa de Capital, también es editorial. Tiene titulos súper selectos y también se encuentran en casi todas las librerías del país. 
Mañana, Sábado 8 de agosto, a las 19 hs organizan una charla online con Liliana Colanzi, una de las autoras que recomendé en algún newsletter del pasado.
Algunos de los títulos que todavía no pude leer pero tengo en mi wishlist:

    
 

 Eso es todo por hoy! Pispeen la Feria de Editorxs y aprovechen a escuchar a los responsables de que tengamos nuestras bibliotecas llenas de amor y magia. Fijense las charlas por editorial: por ahí encuentran a algún autor que les interese escuchar. Pispeen la web y el instagram que ahí está toda la data que necesitan.
 Si quieren me pueden compartir sus libros y editoriales favoritas en mi twitter ( @_katelandia ) y en mi instagram
Cuidense mucho! Nos vemos en 15 días.

Telón

Y por último, *redoblantes*, se viene el tan esperado anuncio de este newsletter especial. Para celebrar que ya somos muchísimos en este espacio, les vengo a traer un regalo, un sorteo en el que todos ganamos en el que ningún amigo tiene que ser etiquetado! Hace un tiempo les pedí que me dijeran qué tema les interesaba ver en una masterclass y ustedes eligieron procesos creativos y hábitos de escritura y como yo soy una persona que le da al pueblo lo que el pueblo quiere, eso es exactamente lo que vengo a traerles.
 

¿Cuándo?
El miércoles 19 de agosto a las 10 am, hora Argentina. Si no pueden asistir, anótense igual para recibir la clase grabada! Durará 1 hora y media, pero como somos humanos, puede durar más o menos, depende la energía que tengamos ese día.
 

¿Dónde?
Por Zoom. Sus micrófonos estarán apagados y no es obligatorio tener la cámara prendida. Al final de la clase va a haber un momento para preguntas y respuestas.
 

¿Sobre qué?
Hábitos de escritura (buenos y malos), rutinas de escritura, cómo desarrollar diferentes ideas, cómo llevar una vida de escritores incluso si empezaron a escribir hace dos días.
 

¿Costo?
Totalmente 🌻gratis 🌻. Es la oportunidad para conocernos un poco más y festejar que hace cuatro meses y medio decidimos darle un lugar a nuestros hermosos delirios de grandeza escrita.
 
Anótense en este formulario y recuerden seleccionar la opción correcta para recibir la clase grabada! Y compártanlo con todos sus amigos que creen que pueden estar interesados en el tema. No por mí ni por ustedes, sino por ellos. Todos nos merecemos un poco de esta energía creativa que venimos creando de a poco.
 
Se vienen muchísimas cosas súper interesantes para el futuro y me encanta que cada vez seamos más para celebrarlo.

Recuerden que pueden leer las ediciones anteriores haciendo click acá!


Los quiere,

Juani

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