A menudo, muchas personas se pasan la vida queriendo cambiar sus circunstancias “para ser felices”, porque las situaciones difíciles les crean demasiada angustia y piensan que “si algo fuera distinto, su vida sería mucho mejor”. Entonces me pregunto: ¿hay contentamiento en sus corazones? Sin duda alguna que no.
El contentamiento es fácil de definirlo cuando lo ligamos a la alegría y a la satisfacción. De ser así cualquiera de nosotros siente contentamiento en “algunos momentos buenos de la vida”. Pero, ¿es posible sentir contentamiento siempre, sin importar las circunstancias?
Para que entiendas que SÍ ES POSIBLE, remitámonos al momento en que Pablo y Silas estaban postrados en la cárcel de Filipos. Habían sido previamente azotados por el pueblo y estaban completamente desnudos cuando los echaron en un calabozo con sus pies amarrados. Cualquiera en su lugar sentiría todo tipo de enojo, rencor, tristeza, cólera, pero menos contentamiento.
Sin embargo, Hechos 16:25 dice que cuando Pablo y Silas estaban en el calabozo “se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos les escuchaban”… ¿cómo fue esto posible? Porque ambos habían aprendido a estar satisfechos en cualquier situación en la que se encontraran (Filipenses 4:11-12). Ambos sentían la satisfacción de que, pese al dolor o la muerte, habían hecho lo que tenían que hacer para el Señor.
Entonces, el contentamiento no se puede basar en las circunstancias, sino en la decisión personal de vivir satisfechos diariamente, descansando en que Dios tiene el control de todo lo que pasa en tu vida y en toda la creación y que, por lo tanto, puedes aceptar con paz y serenidad cualquier circunstancia, sea buena o mala, porque no hay nada que ocurra que sea fuera de la voluntad de Cristo para tu vida.
Con esto no digo que debas tener una sonrisa siempre en tu rostro, sino a que puedes estar llorando por la muerte de un ser querido o estar triste porque algo no salió como esperabas, pero a la vez sentir la paz y el gozo del Señor en tu corazón, sabiendo que todo estará bien. Así que ¡vivamos satisfechos, iglesia! El Señor está siendo bueno con nosotros y debemos estar muy agradecidos por ello.
Además, Él sigue hablando a nuestras vidas y sé que tiene un mensaje muy importante que darte a través del cuarto capítulo de mi serie: “ADVERTENCIAS PARA LA IGLESIA MODERNA”, con la que hemos sido llamados, a través de las siete cartas a las iglesias en Apocalipsis, a regresar al primer amor, a permanecer valientes y en pureza… pero, ¿cuál será el cuarto llamado?
Te espero presencialmente en la casa de nuestro Señor este próximo lunes, en el Campus de El Cajon, a partir de las 6:30 p.m., pero si no puedes acompañarnos, recuerda que puedes sintonizar la transmisión en vivo a través de nuestras plataformas virtuales:
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