Copy
Hoy es domingo. Al menos para mí, en el momento de escribir estas líneas, lo es.

Esta mañana de domingo, lluviosa y otoñal, ha tenido dos partes bien diferenciadas.

La primera me ha tenido sentado delante del ordenador, mirando Twitter.

(Tengo una relación complicada con Twitter. Como una droga que he intentado dejar, sin éxito)

El caso es que, durante un par de horas, he estado leyendo cosas. Y notando cómo mi ánimo se iba enturbiando. Coronavirus mal, política mal... sensación de incertidumbre, de impotencia, de hartura, de estar hasta el gorro del mundo... Mal, todo mal.

Luego me he calzado las botas y me he tirado a la calle. Amenazaba lluvia, así que he agarrado el paraguas por si acaso (al final no hizo falta). Pantalón corto y camiseta (me resisto a abrigarme más).

Auriculares y podcast. 

Y a caminar.

Todo el ánimo turbio se fue despejando, paso a paso. El fresco en la cara, el corazón latiendo, alguna risa derivada de lo que venía escuchando. Muchos menos estímulos, y mucho más positivos. 

Volví pensando en eso.

En cómo, muchas veces, nosotros mismos nos ponemos la trampa. Decidimos someternos a determinados estímulos y luego, oh sorpresa, nos damos cuenta de que nos han sentado mal.

Una de mis metáforas vitales favoritas es la del botijo: «Lo que entra es, básicamente, lo que sale»

Así que ten cuidado de lo que haces, y de cómo te afecta. De lo que metes en el botijo.

Y procura elegir lo que más te convenga.
Copyright © 2020 Raúl Hernández González, All rights reserved.


Want to change how you receive these emails?
You can update your preferences or unsubscribe from this list.

Email Marketing Powered by Mailchimp