Nuestra serie sobre la tradición republicana en la filosofía política está ya al aire:
«Los fines de Maquiavelo», «El espíritu de Montesquieu» y «La república federal de Hamilton, Madison y Jay».
Escúchala aquí.
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- Como buen demócrata, Octavio consultó a los pelagatos-orbinautas en Instagram y hubo clara mayoría en favor de un capítulo sobre Maquiavelo. Y David, entusiasmado, pidió que ya entrados en gastos, fueran tres capítulos más bien sobre la tradición republicana de la que Maquiavelo fue principal defensor como humanista del Renacimiento.
- De manera que nos pusimos a conversar sobre Maquiavelo, para desmitificar la idea distorsionada que de él se tiene; y sobre Montesquieu, para entender la justificación filosófica de la separación de poderes; y sobre los fundadores de la república norteamericana, para ver cómo aquellas ideas se tradujeron tan audazmente en instituciones políticas aún vigentes.
- Octavio confiesa que lo suyo fue un crescendo de interés a medida que descubría la evolución filosófica del anhelo de forjar una república vigorosa, donde todos podamos vivir libres y seguros.
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Y si quieres aprender más sobre la tradición republicana...
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Te recomendamos las siguientes lecturas:
- «Discursos sobre Tito Livio» (aquí en español), donde más claramente revela Maquiavelo sus lealtades republicanas y desarrolla su agudo análisis del modelo político romano.
- «Del espíritu de las leyes» de Montesquieu (aquí en español), fuente esencial de la idea moderna de la separación de poderes
- «El Federalista» de Hamilton, Madison y Jay (aquí en español y disponible en internet en inglés aquí), donde se recoge la doctrina filosófica y jurídica que se expresa en la constitución de EE.UU. de 1788.
- Un breve y valioso ensayo de Ambrosio Velasco Gómez sobre la interpretación republicana de Maquiavelo (aquí), y otro de Sergio Ortiz Leroux sobre la historia de la tradición republicana en general (aquí).
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¡Gracias a quienes se han sumado a nuestro primer taller de lectura!
Con más demanda de la que anticipábamos, hemos ya tenido nuestro primer encuentro con los dos grupos de pelagatos que están leyendo a Nietzsche con nosotros. Hemos aprendido cantidades, y esperamos expectantes los próximos encuentros.
Ya vendrán más oportunidades de leer y pensar juntos.
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En nuestro capítulo anterior, «La filosofía y el islam»...
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... hicimos un primer recorrido por las grandes figuras de la filosofía islámica medieval: Al-Farabi, Avicena, Al-Ghazali (Algazel) y Averroes.
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Al-Farabi era un valiente. Por allá en el siglo X de la era cristiana asumió como propia la labor de reconciliar filosofía y religión, diciendo que esta última tenía por fin la enunciación de verdades filosóficas a través de la metáfora y el símil, para su más fácil consumo popular. Al-Farabi quiso hacer de la religión una forma de poesía al servicio de la filosofía, casi diciendo que mal hace quien impone una religión en suelos que carecen de la filosofía que aquella expresa.
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Un siglo después, estaba Al-Ghazali leyendo a Al-Farabi, perdiéndose en el laberinto del escepticismo en el que alguna vez estuvo Descartes también. Y de allí salió convencido de que la verdad estaba fuera del alcance de la razón filosófica: se hallaba en la experiencia profunda e incomunicable del sufismo. Pero ya la filosofía había hecho mella, y la fe de Al-Ghazali no fue nunca la misma. Fue tal vez más profunda, porque se había quebrado ya el «vaso del conformismo».
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En caso de dudas, quejas, sugerencias o reclamos, escríbeles a David y Octavio contestando a este correo.
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