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Theodore Sturgeon debió ser todo un personaje.

De joven quiso ser acróbata de circo. Y fue marino. Y vendió neveras. Y gestionó un hotel en Jamaica. Y trabajó en la construcción. 

"Qué carrera profesional más coherente, Theodore", le diría cualquier técnico de selección de personal, si es que alguna vez se entrevistó con alguien así (que lo dudo).

Pero bueno, no es por eso por lo que pasó a la historia (con h minúscula, que tampoco es que fuese Julio César).

Theodore Sturgeon acabó siendo escritor, fundamentalmente de fantasía, ciencia ficción y terror. También fue crítico literario del género.

Y un gran defensor del mismo.

Una vez, a Theodore intentaron atacarle diciendo que "la ciencia-ficción es basura". Y le venían con ejemplos concretos.

"¿Ves qué montón de basura?"

Y él dijo: "no tengo ningún problema en admitir que hay muchísima basura en la ciencia-ficción. Es más, podríamos decir que el 90% de la ciencia-ficción es basura... ¡pero es que el 90% de cualquier cosa es basura!"

El 90% de cualquier cosa es basura.

Desde entonces, a eso se le llama "la ley de Sturgeon".

A mí me gusta tener siempre presente la ley de Sturgeon.

Porque mira, puedes pensar que hacer un trabajo excelente es cuestión de "talento". O de "suerte". Eso tranquiliza mucho la conciencia, porque "como yo no nací con ese talento" o "como yo no tengo esa suerte"... pues nada, qué le vamos a hacer. Nos encogemos de hombros, y a otra cosa, mariposa.

Pero lo que dice Sturgeon te ayuda a poner las cosas en perspectiva.

No hay nadie, en ningún ámbito, que solo genere "pepitas de oro". Todo el mundo, incluyendo los más top, generan su cuota de "basura".

De resultados mediocres.

De intentos fallidos.

¿Sabes lo que diferencia a los más top? Que no dejan de intentarlo. Que producen, y producen, y producen. Y como resultado, sí, "el 90% de lo que generan es basura"... pero también generan un 10% de "no basura" que es notable.

Así que hala, a producir.

No te preocupes si el 90% de lo que produces (tus dibujos, tus relatos, tus presentaciones de powerpoint, los platos que cocinas, las conversaciones que mantienes, los discursos que das...) son basura. Es la ley de Sturgeon. 

Y también es la única forma de llegar a tener ese 10% que merezca la pena.

 
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