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Nevó.

Vaya si nevó.

Lo anunciaban las previsiones pero, te confieso, yo temía que la borrasca Filomena pasara de largo. Y me daba rabia, porque eso de la nieve para mí es un fenómeno extraño, una de esas cosas que pasan cada bastantes años.

Vamos, que me hacía ilusión la nieve, y ponerme las botas, y salir a hacer fotos. Y me hubiera fastidiado que se quedase en nada.

Pero no.

Nevó, y durante unas horas todo fueron risas.



Luego ya empezó a hacerme menos gracia.

Como a aquel argentino que se mudó a Toronto, y que relataba su experiencia en un diario (*).

Recién llegado a Toronto todo era maravilloso:

"Qué paz que hay aquí. Qué bella campiña. Estoy impaciente por ver las colinas cubiertas de nieve. Qué bueno haber dejado atrás el calor, la humedad y los mosquitos. Esto sí que es vida".

Y por fin nieva, y todos sus sueños se hacen realidad:

"Anoche nevó. Qué alegría. Me desperté y todo estaba cubierto de nieve. Parecía una tarjeta postal. Salí a palear la nieve y estaba tan contento que me revolqué sobre ella. Después jugamos una guerra de bolas de nieve con los vecinos. Qué lindo es vivir aquí".

Pero pasan los días, y la cosa deja de tener gracia:

"Aquí no deja de caer esa mierda blanca... [...] Nadie puede salir de su casa por la puta nieve"

Hasta que pierde la paciencia, vende la casa, y vuelve a Argentina:

"A quién se le ocurre venir a vivir a esta mierda fría y solitaria. Mañana vuelvo a Santa Fé. No veo la hora de llegar para poder disfrutar de la humedad, el calor y los mosquitos. [...] Eso sí que es vida".

Eso sí que es vida. 

Nos pasamos el tiempo deseando que las cosas sean distintas, como si eso fuese a solucionar nuestros problemas. Eso sí que es vida, y no nuestra realidad llena de miserias.

Y durante un breve periodo de tiempo posiblemente sea así. Pero no tardaremos en darnos cuenta de que "en todas partes cuecen habas", que "no es oro todo lo que reluce".

¿Te descubres a veces teniendo ese tipo de "fantasías escapistas"? ¿Sueñas con realidades alternativas donde "todo es mejor"?

Por si acaso, aquí una serie de ideas para no perder la cabeza con las fantasías escapistas.

Y recuerda: ten cuidado con lo que deseas, porque puede que se convierta en realidad.

(*) El monólogo es de Rubén Enrique "Dady" Brieva, y lo puedes escuchar aquí
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