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05/02/2021

¡Hola! Después de un descanso súper necesario ¡estoy de vuelta! Con las energías renovadas y retomando de a poco las actividades ¿Y vos, cómo estás? Espero que muy bien. Un poco extrañé escribirte, no te voy a mentir, pero sé que nos quedan muchos meses por delante por compartir y espero que los disfrutemos como hasta ahora.

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Whatsappear o no whatsappear... esa es la cuestión

Contra todo pronóstico, enero arrancó movidito. WhatsApp nos dio mucho de qué hablar durante las primeras semanas del año, cuando empezó a informar a sus usuaries sobre los cambios que iban a producirse, a partir de febrero, en los términos, condiciones y políticas de seguridad del servicio.

Una comunicación absolutamente mal hecha que dejó en evidencia que las más de 2 mil millones de personas en todo el mundo que utilizan Whatsapp, a Facebook no les importan. A los pocos días, la empresa dio marcha atrás y decidió posponer los cambios hasta el 15 de mayo, pero ya era un poco tarde. Las descargas de la app habían disminuido un 11%, las críticas y los cuestionamientos acerca de la información y datos que recopila la app se fueron multiplicaron y también tuvo lugar un éxodo masivo de usuaries hacia otros servicios de mensajería. Esto, en relación a los números que maneja, no le afecta demasiado, pero sí que fue un revés que no se esperaba.

¿Pero qué fue lo pasó? Los principales cambios anunciados en esta supuesta actualización se vinculan al tratamiento de nuestros datos y en cómo toda la información que Whatsapp almacena  ahora pasará a estar disponible para los productos que pertenecen a la empresa Facebook, entre ellos las ya conocidas redes sociales Facebook e Instagram. Si no se aceptan estas nuevas condiciones no se podrá seguir utilizando la app y es por eso que muchas personas decidieron irse o empezar a probar otras opciones.

En realidad, esto no es nuevo. Las políticas de WhatsApp no cambiaron realmente, solo están transparentando algo que viene sucediendo desde hace varios años. No es que se vayan a proporcionar más datos a Facebook: la empresa ya recoge mucha información de sus usuaries de Whatsapp. Cuando Facebook compró la app de mensajería en 2014, aclaró que iba a mantener la independencia de sus productos pero al poco tiempo esa idea quedó en la nada y comenzó un proceso de integración que luego continuó con Instagram.

Me acuerdo que en Whatsapp, durante algún tiempo, ofrecían la opción de negarse a que nuestros datos se utilicen con fines comerciales, pero lo cierto es que eso también duró poco: desde 2016, casi todes les usuaries de la aplicación de mensajería han compartido con Facebook, sin ser del todo conscientes, información sobre su actividad.

Según los permisos que le otorgues a la app y de cómo configures tu dispositivo, los datos que recopila la empresa van desde el número de teléfono, la lista de contactos, la ubicación, cómo interactuamos con la app - tiempo, frecuencia, duración de las comunicaciones-, el IP de la conexión, el modelo del dispositivo y la zona horaria, entre otros.

Facebook no tiene acceso al contenido de los mensajes o llamadas telefónicas porque las comunicaciones están cifradas. Pero tampoco lo necesita, porque con todos los datos anteriores le alcanza. Lo único que tiene que hacer es cruzarlos con la información que le proporcionamos en sus otras plataformas: fotos, likes, contactos, ubicación, mail, etc. Con este cruce de datos va refinando su algoritmo para, por ejemplo, ayudar a una empresa de zapatos a mostrarte un anuncio en Facebook o Instagram.

¿Qué pretende Facebook de nosotrxs? La periodista Shira Ovide en diciembre del año pasado nos advertía sobre la inminente remodelación de WhatsApp: “Observa lo que ocurre, ya que, aun si no usas esta aplicación de mensajería, sus cambios podrían darle un nuevo rumbo a la dirección en la que avanza Internet”.

Whatsapp es popular, la usa todo el mundo, pero no genera ingresos económicos y eso es precisamente lo que Facebook quiere cambiar. Su objetivo principal apunta a transformarla en una aplicación donde las empresas interactúen con nosotros de forma ineludible. “Si Facebook encuentra la manera de lograrlo, WhatsApp podría cambiar para siempre cómo compramos en línea y usamos el internet, como lo hicieron la red social principal de la compañía e Instagram. Si no, Facebook será propietaria de un fracaso espectacularmente popular. El resultado establecerá tendencias para nuestras vidas digitales y determinará cuáles negocios prosperan y cuáles no”, afirmaba la periodista en su artículo.

Las políticas de WhatsApp se actualizan básicamente para empezar a dar lugar a la posibilidad de realizar transacciones comerciales que impliquen la integración de actividades entre todas las aplicaciones de Facebook. Que se convierta en un lugar donde, por ejemplo, podamos buscar productos, hacer compras y también hacer consultas y cambios sobre esas compras.

Podemos pensar la versión de WhatsApp Bussiness como el primer paso en ese camino y, por eso, los cambios anunciados tienen que ver también en “cómo las empresas pueden usar los servicios alojados de Facebook para almacenar y administrar sus chats de WhatsApp”. Necesita ofrecerle a las empresas más posibilidades y así poder convertir a la app en algo rentable.


Hay alternativas, amigues

En medio de todo este lío, otros servicios de mensajería como Telegram y Signal, en teoría más seguras, aumentaron considerablemente sus usuaries. Según un informe del sitio Sensor Tower, Telegram registró 15.7 millones de descargas durante la semana del 5 al 12 de enero, aproximadamente el doble de los 7.6 millones de descargas que tuvo la semana anterior. Por su parte, Signal registró 17.8 millones de descargas de aplicaciones , en el mismo período.

Desde el sitio Protege.la afirman que “sea cual sea la app que elijas usar, la clave es identificar qué información compartes, con quién y cómo protegerla con cuidados digitales según el contexto y su riesgo”.

Esto significa que, por ejemplo, podemos elegir usar Signal, Wire o el chat secreto de Telegram, que son apps que tienen cifrado, autodestrucción de mensajes y bloqueo de captura de pantalla, y en el caso de Telegram bloqueo de reenvío de mensajes, en el caso que necesitemos compartir información sensible. En mi último envío también escribí algo sobre este tema a propósito del sexting.

Las organizaciones SocialTic y Protege.la realizaron una comparativa de las apps de mensajería, es un material por demás útil no solo para conocer otras alternativas sino también para aprender y analizar lo que cada una ofrece e implica. 

Para ver la imagen en alta calidad hacé clic acá.
En una entrevista para la BBC, Carissa Véliz, experta en privacidad y protección de información, definió a Facebook como un buitre de los datos porque “es una empresa que fundamentalmente gana dinero a partir de la explotación de la información personal de la gente”. Para ella, este episodio de WhatsApp no es más que un recordatorio del autoritarismo de estas empresas que todo el tiempo están cambiando: “Una vez que ya llevas años usando la aplicación te dicen "todo o nada"; entregas tus datos o ya no puedes usar la plataforma, perdiendo tus mensajes y el contacto que cultivaste con gente durante mucho tiempo”.

La explotación de nuestros datos nos afecta de manera invisible y eso es parte del problema, afirma Carissa. “Es posible que el día de mañana pidamos un préstamo y que el banco no te lo acepte por algún detalle que está en esos historiales que están a la venta. Y es posible que esos datos sean incorrectos o que ya estén desactualizados. Y nunca lo vamos a saber porque nunca se te explica en base a qué información se tomó esa decisión y no sabremos qué se puede hacer para revertirla. Es muy posible que te discriminen para un préstamo, para un trabajo o para un apartamento y que nunca te enteres la razón”.

O, como dice Marta Peyrano en su charla TEDx Madrid de 2015: “Nuestro perfil existe aunque nadie lo mire. Y el día que alguien lo mire y te cambia la suerte, tu perfil, tu historial se convierten en tus antecedentes”.

Lo positivo de todo este asunto del Whatsapp Gate es que es evidente que en el último tiempo se ha generado una mayor conciencia en las personas en relación a los datos y a la información que determinadas empresas obtienen de nosotrxs a través de sus plataformas, aparentemente gratuitas, y la falta de transparencia y claridad en los términos y condiciones de uso. Pero también lo poco que las leemos, digamos todo.

Son temas que las ciberfeministas venimos planteando sin descanso durante la última década. Comprender lo que pasa con nuestros datos digitales no debería ser tan complejo. Falta transparencia por parte de las empresas hacia las personas usuarias y también una regulación por parte de los gobiernos, leyes que nos protejan y garanticen nuestros derechos también en los espacios digitales. Ojalá este sea el comienzo de un verdadero cambio y podamos empezar a pensar y hacer valer nuestros propios términos y condiciones💪

Quiero cerrar este envío agradeciendo a Media Chicas la mención que me otorgaron en los Reconocimientos Mujeres STEM en la categoría "Mujeres derribando brechas" ✊ ¡Gracias totales! Con esta acción buscan visibilizar a mujeres que desde su trabajos o tareas cotidianas estén generando impacto en los ámbitos científicos y tecnológicos. Pueden conocer a todas las ganadoras de cada categoría en el blog de la organización, unas grosas todas.

¡Gracias por llegar hasta acá! Si tenés consultas o sugerencias no dudes en escribirme. Y si te gusta este newsletter tenés que saber que me hace muy feliz. ¿Te parece que le puede interesar a otras personas? ¡Reenvialo! Y si a vos te llegó reenviado, suscribite acá.

¡Te dejo un beso! Nos leemos en 15 días. Ivana.

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