Nuestro más reciente episodio, «Las ruinas circulares de Descartes», ya está al aire:
Escúchalo aquí.
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- Todos sabemos del viejo Descartes que descubrió lo que parece un obviedad que no amerita estudio: «pienso, luego existo». David y Octavio se dedican a escudriñar el trasfondo y la urgencia de ese hallazgo filosófico, que tiene mucho de ancho y de largo... Porque sobre ese pilar de la certidumbre de nuestra propia existencia quiso Descartes erigir el nuevo edificio de la ciencia, capaz de resistir a los embates del escepticismo.
- Descartes empieza su épica filosófica negándolo todo, para luego, lentamente, restaurar la confianza en la posibilidad del conocimiento científico. El paso fundamental del argumento es la demostración de la existencia de Dios, que muchos filósofos posteriores verían como inválida. Descartes parece haber caído en un argumento circular sin salida.
- Octavio confiesa su deleite leyendo las «Meditaciones metafísicas», contrario a todas sus expectativas iniciales. Y David anticipa que con este capítulo abrimos el camino para otros que vendrán, contando la historia fascinante del problema del conocimiento en la modernidad temprana.
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Y si quieres leer más sobre Descartes...
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...sugerimos leerlo a él mismo, porque tenía la virtud de escribir textos cortos y directos, sin mucho tecnicismo filosófico. Esta es una buena edición en español (del gran García Morente) que incluye dos de sus textos principales: «Discurso del método» y «Meditaciones metafísicas» (el segundo es el más importante de todos).
Y si después de leer al propio Descartes quedas con ganas de más, está el comentario brillante y sofisticado de Bernard Williams sobre el proyecto cartesiano en su totalidad (español, inglés).
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Gracias de antemano.
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En nuestro capítulo anterior, «Sobre el amor»...
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... hablamos sobre por qué el amor es esencial al sentido que la damos a nuestras vidas, a partir de las ideas de Harry Frankfurt.
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Aunque hablar de amor evoca principalmente la idea del amor romántico de pareja (como en esta imagen inolvidable de Klimt), en realidad se trata de un espectro amplísimo de fenómenos de la vida humana. Lo que tienen en común todas las formas del amor, en opinión de Frankfurt, es que son una «estructura de la voluntad»: no se trata solamente de algo que pensamos o sentimos, sino literalmente de lo que somos.
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Lo valioso de la visión de Frankfurt sobre el amor es la relación estrecha que establece con el concepto mismo de persona. Ser persona significa tomar partido por una concepción de nosotros mismos que nos proponemos hacer realidad a través de nuestra conducta, y lo que amamos hace parte de esa concepción. Sin amor, nada nos importaría; nos acercaríamos a un aburrimiento existencial de total indiferencia a nuestras propias vidas.
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En caso de dudas, quejas, sugerencias o reclamos, escríbeles a David y Octavio contestando a este correo.
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