ANÁLISIS
No se puede naturalizar la violencia
Las audiencias que se cumplen por el juicio del homicidio de un niño en Cutral Co - Luciano Fuente- vuelven a traer a la escena los niveles de violencia que se observa en sectores de la comunidad. Aunque para un gran porcentaje de la población, las situaciones violentas y delictivas solo se las conoce desde lejos, a través de las noticias, para otros, es una cuestión cotidiana y para algunos se transforma en una forma de vida.
Duele escuchar cómo, adolescentes y jóvenes se mueven o mantienen como modo de vida la vinculación con armas de fuego y en consecuencia, la delincuencia. Muchachos que hablan del conocimiento que tienen sobre calibres, tipos de armas y cómo atacan o son atacados con disparos y balas que se entrecruza.
En ese escenario, donde las peleas se dirimen a los tiros, las consecuencias no son menores. En esta ocasión, la víctima resultó ser un niño de 8 años. Tampoco se puede decir que fue el único ni asegurar que lo será. A diario también se observan las agresiones con armas de fuego y víctimas que no denuncian y tampoco se investiga demasiado.
Es necesario también empezar a pensar qué tipo de programas o propuestas se brindan desde los Estados para abordar esta temática, y no creer que solo por aportar más o menos policías, más o menos móviles o la llegada de fuerzas federales, todo se solucionará.
El abordaje integral con políticas sociales que lleguen y contengan a estas y estos jóvenes debería estar en el primer punto de los programas de gestión de las autoridades, de todos los niveles: local, provincial y nacional. Aunque sea utópico pensar que, en algún momento, habrá una labor conjunta entre los tres órdenes, para abordar y encaminar una solución que no sea una mera declamación en épocas electorales, no debemos dejar de insistir para que así sea.
Por: ANDREA VAZQUEZ
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