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On the Road Together
Issue #23 - March 25th, 2021
Greetings from Fr. David McCallum SJ
Dear Sisters and Brothers in Christ,

In the brief newsletter I shared last week, some of you wrote to inquire further about this connection beetween vulnerability and resilience, and how these experiences might relate to one another? So here, I reflect more personally on the paradoxical wisdom of God that, as Paul tells us, God’s grace often unfolds alongside and through our vulnerabilities.

I can only speak for myself, but I often use more energy compensating for my weaknesses than I do opening myself up to God and asking for help. This my “try harder” syndrome!  As a person in a leadership role and animated by the desire to make a difference, my often unrealistic sense of responsibility can get the best of me. Under the disguise of an apparent good it can overwhelm me with stress, or tempt me to a spectrum inner states, from a sense of grandiosity to intense self-doubt. Perhaps you can relate to these experiences? Recently, my spiritual director suggested that these are examples of the way the “enemy shows up as an angel of light,” and of course, he was right. Sometimes while trying to control the uncontrollable, or work harder on solving unsolvable problems, we can ironically push away the grace that God desires to give us if we are only to pause for a moment, experience our weakness, and open ourselves to the Holy Spirit. This requires us to do exactly the opposite of what the stress response instigates, so that instead of jumping into action, we pause, take a breath, exhale, quiet ourselves and make space to listen.

As we continue to ponder the theme of resilience, while the wisdom of the world suggests that we should emphasize our strengths, protect our hearts, or stock up on our security, the wisdom of Jesus suggests the opposite path… acknowledging our weakness, carrying our burdens lightly, disentangling our egos from our self-scripted stories of either self-importance or unworthiness. This is the resilience that God desires to give us, that of a strength and grace that God offers us to complement our weakness, our inadequacy, or brokenness.

We invite you to write in reflections related to your own experience if you are willing, as we cultivate this discerning leadership community of practice. If you are willing to share your thoughts, please send them to us.

May the Holy Spirit draw us ever nearer to Christ through this Lenten season of penance, prayer, and loving service to our brothers and sisters.


Gratefully in the Lord,

David and the Discerning Leadership Team

  
       Rev. David McCallum, S.J., Ed.D

       Executive Director
       Program for Discerning Leadership
 
      
Caminando Juntos
Núm. 23 - 25 de marzo de 2021
Saludos del P. David McCallum SJ
Queridos hermanas y hermanos en Cristo,

En el breve boletín que compartimos la semana pasada, algunos de vosotros escribisteis interesados en saber más sobre esta conexión entre la vulnerabilidad y la resiliencia, y cómo estas experiencias podrían relacionarse entre sí. Así que aquí reflexiono de forma más personal sobre la paradójica sabiduría de Dios de que, como nos dice Pablo, la gracia de Dios a menudo se despliega junto a nuestras vulnerabilidades y a través de ellas.

Sólo puedo hablar por mí, pero a menudo empleo más energía en compensar mis debilidades que en abrirme a Dios y pedirle ayuda. Este es mi síndrome de "esforzarme más".  Como persona con un papel de liderazgo y animada por el deseo de marcar la diferencia, mi sentido de la responsabilidad, a menudo poco realista, puede limitar lo mejor de mí. Bajo el disfraz de un bien aparente puede abrumarme con el estrés, o tentarme a un espectro de estados internos, desde un sentido de grandiosidad hasta una intensa duda sobre mí mismo. ¿Quizás te sientas identificado/a con estas experiencias? Recientemente, mi director espiritual sugirió que estos son ejemplos concretos en los que el "enemigo se presenta como un ángel de luz", y por supuesto, tenía razón. A veces, mientras tratamos de controlar lo incontrolable, o nos esforzamos por resolver problemas irresolubles, podemos alejar la gracia que Dios desea darnos. Para evitarlo, debemos realizar exactamente lo contrario de lo que instiga la respuesta al estrés, de modo que en lugar de saltar a la acción, hagamos una pausa, tomemos aire, exhalemos, nos tranquilicemos y hagamos espacio para escuchar y abrirnos al Espíritu Santo.

Mientras continuamos reflexionando sobre el tema de la resiliencia, mientras la sabiduría del mundo sugiere que debemos enfatizar nuestras fortalezas, proteger nuestros corazones, o abastecernos de nuestra seguridad, la sabiduría de Jesús sugiere el camino opuesto... reconocer nuestra debilidad, llevar nuestras cargas con ligereza, desenredar nuestros egos de nuestras historias auto-escritas de auto-importancia o indignidad. Esta es la resiliencia que Dios desea darnos, la de una fuerza y una gracia que Él nos ofrece para complementar nuestras limitaciones, nuestras debilidades o nuestras cicatrices.

Te invitamos a que escribas reflexiones relacionadas con tu propia experiencia, si estás dispuesto a ello, mientras cultivamos esta comunidad de práctica de liderazgo discerniente. Si estás dispuesto a compartir tus pensamientos, por favor envíanoslos.

Que el Espíritu Santo nos acerque cada vez más a Cristo a través de este tiempo cuaresmal de penitencia, oración y servicio amoroso a nuestros hermanos y hermanas.


Agradecidos en el Señor,

David y el Equipo de Liderazgo Discerniente

  
       Rev. David McCallum, S.J., Ed.D

       Director Ejecutivo
       Programa de Liderazgo Discerniente
      
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