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16 de abril 

Las personas obesas son percibidas no como víctimas de una enfermedad, sino como arquitectas de su propio mal. 


La obesidad y sus metáforas

Me pregunto qué habría pensado Susan Sontag de la obesidad. Leo La enfermedad y sus metáforas tratando de encontrar un punto de partida para este boletín, y asocio mucho de lo que dice Sontag sobre la tuberculosis y el cáncer con la “pandemia del sobrepeso”, como se refieren algunos sino la mayoría de expertos en salud. 

Sontag dice: “La semejanza notable entre los mitos de la tuberculosis y del cáncer se debe, en primer término, a que se cree, o se creía, que ambas son enfermedades de la pasión”. La tuberculosis se pensaba como un estrago de la frustración, mientras que el cáncer como una consecuencia de la represión. Me viene a la mente la imagen creada por los medios de comunicación masiva de la persona con sobrepeso: un ser infeliz, reprimido, frustrado consigo mismo, cuyo único escape es la comida. Es la imagen de un ser atrapado en un ciclo de recriminación propia y autodestrucción: comer no solo sacia su hambre física, sino emocional, que es, al final de cuentas, un abismo.

De pronto me reprendo. Me censuro por pensar que mi cuerpo está enfermo. 

Verme al espejo parece un ejercicio de laceración emocional. A mí se me enseñó, desde que tengo memoria, que mi cuerpo está mal, que necesito arreglarlo. Ver mi barriga pronunciada, no muy diferente a la de Homero Simpson, o mis man boobs sobresalir sin importar la camiseta que ande, me genera un repudio inmediato. Cada vez que mi novia me pide una foto es una agonía tratar de cuadrar mi papada y mi calvicie (no definitiva pero sí comprometida) de una forma en que no me sienta un monstruo. Y eso que soy hombre, y se me exige muchísimo menos que a las mujeres en cuanto a la apariencia física. No me imagino el calvario que debe ser tener esa clase de presión encima.

Muy en la línea de Susan Sontag, Rebecca Puhl y Chelsea Heuer dicen, en un estudio sobre el estigma de la obesidad y su impacto en la salud pública, que “el estigma de enfermedades ocurre cuando grupos son culpados por sus enfermedades porque ellos son vistos como inmorales, sucios o perezosos”. Las personas obesas, resaltan las autoras, son percibidas no como víctimas de una enfermedad, sino como arquitectas de su mal. El típico “están gordos porque quieren”, creyendo que así van a inducir, por medio de culpa, el cambio. Eso sin tomar en cuenta factores genéticos, epigenéticos, ambientales y sociales. Cada vez queda más claro que la obesidad es una cuestión compleja. 

No sé cómo superar el estigma a la obesidad, pero leer a Sontag me hace pensar, con alivio, que caerá en desuso, aunque los problemas culturales que refleja no se superen, tal y como está sucediendo con el cáncer. Esos problemas que contextualizan el sobrepeso son claros: la desigualdad en el acceso a salud, el fracaso del capitalismo en ofrecer oportunidades de una vida balanceada para todos, nuestra relación nociva con el consumo… La lista sigue. 

Por ahora, aferrarme al body positivity me parece un acto de rebelión social que estamos asumiendo miles personas con sobrepeso. No significa negar las consecuencias en salud que trae la obesidad, las cuales son muy reales. Lo que significa es tener la convicción de que toda persona, sin importar la forma de su cuerpo, merece dignidad, respeto y amor. Una vez que abracemos ese pensamiento, trabajar en los males estructurales que están propiciando la obesidad nos será más fácil. Y así, por fin, dejaré de sentir en que sin importar todo lo que haga seré un fracaso y dejaré de cuestionarme cada gota de amor que reciba. Quererme será la venganza.  


Luis Fernando Vargas Vega 
Editor

 

 

  • A lo largo de la historia evolutiva del ser humano, el sobrepeso fue la excepción, no la norma. Esto llevó a que fuera anhelado como un símbolo de riqueza y bienestar en muchas sociedades a lo largo del tiempo. 

  • Con los avances tecnológicos de la revolución industrial y con el creciente sedentarianismo que caracteriza nuestras sociedades, la relación entre el ser humano, la comida, y la actividad física ha cambiado y ha favorecido el intenso aumento en los índices de sobrepeso y obesidad. La obesidad global se ha triplicado desde 1975. En 1997 la Organización Mundial de Salud declaró la obesidad un problema global de salud pública. 

  • Hoy en día, más gente padece de sobrepeso que desnutrición en todas las regiones del mundo con la excepción de África Subsahariana y Asia. Sin embargo, el sobrepeso no es un problema exclusivo de países ricos, como antes se creía: hoy, la gran mayoría de jóvenes con sobrepeso viven en países en vías de desarrollo.

     

Llamada Perdida

Gabriela Wiener

En este libro de ensayos Gabriela Wiener explora la sexualidad, la maternidad, el cuerpo y la belleza. Pienso en el ensayo de apertura, “Cuanto mayor es la belleza, más profunda es la mancha”, sobre la percepción que tiene la autora sobre su fealdad, y no puedo evitar asociarlo con mi experiencia como persona con sobrepeso. 


How the US Is Exporting Obesity 

AJ +
Un video explicativo sobre cómo Estados Unidos está exportando sus cadenas de comida rápida a otras partes del globo y cómo está afectando la salud de poblaciones en países más pobres. La conclusión: las cadenas de comida rápida se están haciendo cada vez más ricas, y las personas con menor acceso a salud se están haciendo más obesas. 

 

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