Copy

Harta(s) es un newsletter donde escribo y comparto ideas que me pregunto y pienso en torno a dos de mis mundos preferidos: filosofía y maternidad. Mi nombre es Florencia, estudié y me dedico a la filosofía y soy mamá de Sofía (sí, un poco obvio).

 

“Veo bebés por todos lados. Rosas, celestes y alguno que otro amarillo o verde anti-heteronorma, muy a la moda. Bebés que lloran, ríen, gritan, maman, duermen, babean, mean o cagan”.

“Me pregunto si siempre hubo tantos bebés en Buenos Aires o estamos siendo víctimas de una invasión extraterrestre bebé y ni nos damos cuenta”. 

No me imagino algo más doloroso que la muerte de un hijo. Y no me imagino tampoco algo más silenciado y oculto. 

Sin embargo, de los duelos también hay que hablar.


La muerte de un hijo

 

 

 



“Cuando mi hijo está enfermo me siento en el borde de
la nada y me cuelgan las piernas
y a veces dejo caer un zapato
para entregarle algo”.
Sharon Olds


 

 

Me puse a leer Medias de unicornio un viernes a la noche, mientras esperaba que mi pareja terminara de bañarse para poner la película más boluda de Netflix.

“¿Por qué lees esas cosas?”, me preguntó Lucas cuando vio mi cara de angustia.

“Porque sí. Porque el libro está buenísimo y porque hay que hablar de estas cosas también”, le respondo.

De estas cosas. 

¿De qué cosas?

De los duelos, de la muerte, de la muerte de un hijo, de cómo seguir, de porqué contarlo.

Leí Medias de unicornio, una historia sobre la pérdida de un hijo. Conversé con su autora, Yaiza Conti Ferreyra, que me prestó sus palabras para hacer este correo posible. 

El 2 de noviembre, después del estudio de la Translucencia Nucal, en vez de abrazarse con Diego, llorar de felicidad y contarle a todos sus conocidos el género del bebé, como hace el 99,9% de los padres, fueron al café de la esquina, lloraron de miedo e incertidumbre y empezaron a llamar a los médicos que conocían para preguntarles cuán grave era que el valor de la TN fuera de 3,5 milímetros.


Lamento decirles que su bebé tiene hernia diafragmática. Zenobi no despegó sus ojos del papel donde decía el resultado. Ella se olvidó de respirar y sintió explotar su primer Chernobyl, el que detonaría todo lo demás.

Ojalá no se te muera ningún hijo más, me dijo Santino, un alumno de 5to. grado, hace unas horas. 


-¿Por qué nos cuesta tanto convivir con el duelo? ¿Por qué a veces nos quedamos sin palabras para acompañar?

YCF: En ese momento estás tan enojado, tan partido al medio, tan confundido, tan perdido, que a veces preferís que se callen, te abracen y te banquen llorar. Y a veces preferís que te digan algo. Salvo esas frases hechas, comodín, como la de “ahora tenés un angelito cuidándote desde el cielo”. Ese tipo de frases hechas están vacías. Están vacías de tanto ser repetidas en diferentes contextos. 

Por otro lado, tampoco culpo a la gente que trataba de alguna manera de  acercarse, consolarme y de compartir conmigo nuestro dolor. Todos hacemos lo que podemos, inclusive yo debo haber dicho en algún momento alguna de esas frases comodín. No existe la frase mágica, salvadora. 

Para estar bien tampoco hay una fórmula, es muy subjetivo, muy personal. Creo que lo fundamental es el paso del tiempo y hacer algo para ayudar a ese paso del tiempo. Volver de a poco a la vida que teníamos antes: el trabajo, los proyectos. Sin presiones, sin apuro, a la medida de cada uno. Como cada uno va pudiendo con sus propios tiempos. 

 

La sesión pasada mi psicóloga me dijo que el duelo es como estar nadando en un océano sin límites visibles. Hay días que sentís que ya estás por llegar a la orilla y otros, una ola gigante te arrastra mar adentro y te deja sin aliento. Yo me quedo callada, con los pulmones llenos de agua.

Vos también sos madre, me dijo en otro momento cuando yo me refería a las otras madres, las verdaderas, las que tienen hijos como prueba irrefutable. No quiero ser madre de un hijo muerto, le contesté sin titubear.


-En relación a eso que charlabas con tu psicóloga: ¿Cómo es vivir en un “desdoblamiento”? ¿Cómo es continuar con la vida pero no negar u olvidar? 

YCF: Es completamente personal y subjetivo. En mi caso particular, a mí me cuesta mucho vivir todo el tiempo pensando en lo que me pasó o cargando con esa historia. Por eso, esa fue la frase que le contesté a mi psicóloga. Yo siento que no puedo ser madre de alguien que no está.

Pero después me encontré con otras opiniones, de otras mujeres, que perdieron un hijo y después tuvieron otros, y los cuentan. Cuando se presentan dicen “yo soy madre de dos o de tres, dos en este plano y uno en otro plano”. A mí me cuesta mucho. Yo cuando me preguntan si soy madre digo que sí, que tengo un hijo que es Manuel, y si después da confianza y, la situación da para eso, puedo llegar a contarlo. La verdad que yo no puedo seguir sino, será quizás mi negación, yo para seguir con mi vida y mis proyectos y criando a mi hijo Manuel tuve que hacer ese duelo. Cerrar esa etapa. Eso no quiere decir que me haya olvidado, para nada. Pero no lo tengo tan presente como otras mujeres quizás.

En relación con eso, un tema interesante es si decírselo o no a los hijos que vienen después. Nosotros se lo queremos contar a Manuel, creemos que todavía no es el momento porque tiene dos años, pero en algún momento creemos que es importante contárselo. 

Hay una compañera que perdió a uno de sus mellizos en el parto, y se lo contó a muy temprana edad a su hijo. Inclusive en su cuarto tiene un cartel con el nombre del hermano y de él, que era el cartel que estaba en la neo.

Cada experiencia es singular y hay que estar en el lugar del otro como para poder entenderlo. Vamos haciendo lo que podemos y lo que vamos sintiendo. 

 

La obsesión es un punto de fuga, poner el foco en un lugar menos doloroso, eso dice mi psicóloga. Cortinas de humo que intentan tapar lo que verdaderamente se está incendiando muy adentro mío.

¿Cómo terminar una historia que fue puro final desde el principio?

Me voy a quedar acá, respirando. 

Toda mi vida sentí el fuego de la ansiedad que me consumía por dentro. El tiempo me quemaba o yo lo quemaba a él. Ahora solo quiero respirar y que el tiempo haga lo que le encante.


-¿Por qué crees que es importante hablar de estos temas?

YCF: Es fundamental hablarlo porque somos seres sociales y todo lo que hacemos es en ese sentido, estar en contacto con otros todo el tiempo. Creo que en situaciones tan trascendentales, transformadoras y dolorosas, como la muerte de un hijo, esto se pone de manifiesto aún más. Cuando nos pasó, nos sentíamos muy soles con mi pareja. Después empecé a buscar madres que hayan vivido situaciones similares, y encontré un montón de mujeres que perdieron embarazos avanzados o hijes ya nacidos. El dolor compartido es un poquito más llevadero. Escuchar, contar nuestras propias experiencias nos hacen sentir menos solas. Lo más lindo que me pasó de la novela es recibir comentarios a diarios de las mujeres que vivieron situaciones similares, de diferentes partes del país, y que me dicen que les ayudó un montón la novela para transitar el duelo de ellas de otra manera. Y poder hablar de un tema que sigue siendo tabú, pero por suerte hoy en día hay cada vez más material. Eso para mí significa que hay una gran necesidad, una gran demanda, hablar de un tema del que muchos años no se hablaba por incomodidad. 

En De eso sí se habla, las autoras explican que “se considera muerte perinatal cuando el fallecimiento del bebé se produce entre las veintidós semanas de gestación y la primera semana de vida”. Uno de los problemas que agregan, es que este tipo de duelos no suelen estar reconocidos socialmente, ni legalmente (no existen licencias especiales).

“La pérdida implica todo un trabajo de desilusión, de expectativas que no se cumplirán. Los duelos perinatales suelen no estar reconocidos socialmente. De hecho, legalmente no existen licencias especiales para la mujer y/o persona gestante trabajadora, en casos de pérdidas gestacionales y/o perinatales”.

No sé cómo se termina un correo que toca un tema del que nadie quiere hablar. Calculo que nombrándolo, visibilizando este tipo de historias y queriendo aportar un granito a esta sociedad que convive tan mal con el dolor. 

Como dice Vir Cano, el duelo como una trama entre la vida y la muerte.

 


Queridos mapadres y cuidadores:

Antes de arrancar con las cosas que suelo contarles de mi semana, quiero agradecerle a Yaiza Conti Ferreyra por hacer posible este correo. 

Yaiza Conti Ferreyra es Licenciada en actuación de la UNA, docente, escritora y actriz. Tiene un hijo de dos años que se llama Manuel. Tiene treinta y ocho años y vive en Villa Ortuzar. Es autora de Medias de unicornio, un libro que les recomiendo fervientemente que lean. 

Para profundizar en la temática del duelo, les quiero recomendar el capítulo de Muertes y duelos del libro De eso sí se habla, editado por Planeta y escrito por Adí Nativ, Ivana Raschkovan y Noelia Schulz. 

También les recomiendo el episodio de Comadres podcast sobre duelo gestacional

Y ahora sí, cambiando de tema, voy con algunos avisos parroquiales semanales. 

Si quieren proponerme temas para que escriba, acá pueden hacerlo.

Si quieren compartir estos correos, acá pueden hacerlo. Y siempre me ayuda que suban algún fragmento a sus redes sociales etiquetándome.  

Todo este trabajo es posible gracias a las personas que forman parte del Club Harta(s). Si considerás que te gusta lo que hago, te invito a que formes parte del Club. Acá podés leer de qué trata un poco más

Si quieren leer mi libro ¿Y vos qué pensás? acá encuentran un fragmento y acá tienen todos los datos para conseguirlo en versión en papel o digital. Librenta lo tiene con un 10% OFF así que está a muy buen precio. 

Filosofar desde la infancia lo consiguen acá (o en cualquier librería) de forma física y acá para leer en e-book. Ayer salió un fragmento del libro en elDiarioAR, acá pueden leerlo.

¡La seguimos la próxima!
¡Les mando un súper abrazo!
F.

Instagram
Website
Email
LinkedIn
Si ya no quisieras recibir estos correos, acá podés desuscribirte.