En el limbo de la transición no resuelta, la vida es más violenta. Veamos: la construcción institucional que se efectuó en los años 90 en nuestro país tuvo un resultado tangible: dos instituciones electorales, el (entonces) IFE y el Tribunal Electoral. Las dos han sido clave para resolver el problema más candente de la política mexicana desde los 80: cómo acceder al poder. Sin embargo, otro problema quedó trágicamente pendiente: cómo gobernarnos. Esta ausencia, que en efecto se vive como una transición-que-nunca-fue, es el origen de los problemas que hoy nos afectan, reflexiona Luis Rubio, y que nos tienen a mitad del río, en un estado difuso e inestable: ni autoritario ni democrático. ¿Por dónde para cruzar al otro lado?
“El gran éxito del presidente ha radicado en explotar los sentimientos y resentimientos de toda esa población (mayoritaria) que quedó atrapada en el camino, pero no le ha ofrecido solución alguna.”
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