La nueva PAC apuesta por la cubierta vegetal para hacer frente a la erosión, fijar carbono, favorecer la biodiversidad, mejorar la estructura del suelo.... Perfecto. Pero debemos comprobar los beneficios agronómicos frente a las pérdidas y si se adapta a las condiciones de nuestras plantaciones, la mayoría sin pendiente y en secano (principalmente en ecológico) y con precipitaciones medias de 350/450 mm. ¿Con las cubiertas vivas retenemos mejor el agua del otoño/primavera para intentar disponer de ella en verano que con el arado (cultivador)?
Deberíamos abusar menos del arado, pero gracias a esa labor superficial se crea una capa porosa en la parte superior de tal forma que impide que el agua del suelo suba por capilaridad y se pierda por evaporización. Así que cuando aramos tras los periodos de lluvias, perdemos la humedad en los primeros centímetros, pero evitamos que se "escape" la humedad del suelo por debajo del pase del cultivador, humedad que se encuentra a más profundidad, donde están las raíces del pistachero.
Con la cubierta vegetal se lograría el mismo efecto para evitar la capilaridad, pero para ello sería necesario acumular biomasa, "centímetros de material vegetal" en la parte superior y, eso, es costoso. Es decir, las mejoras no son inmediatas, diferentes investigaciones y experiencias nos hablan de 5-10 años, con una relación inversa entre factor agua y tiempo.
¿Qué exige la PAC?
La PAC fija una cubierta vegetal viva durante varios meses en invierno para después segarla o desbrozarla en primavera. En principio debe dejarse al menos un 40% de la superficie entre copa y copa de la línea de los árboles, con lo cual existe mucha diferencia según la edad de las plantaciones. (Ejemplo aproximado: para una calle de 7 m y una plantación de un año, se debe dejar cubierta de más 2,5 m. Para una plantación adulta alrededor de un metro). Estas circunstancias conllevan complicaciones en el manejo y el uso de maquinaria necesaria. Y más en ecológico, que no se puede realizar siega química. También debemos tener en cuenta cómo influirá en la microbiota del suelo un cambio brusco y continuo de manejo del suelo.
No estoy en contra ni de las cubiertas ni del arado superficial. Probablemente haya que buscar un punto intermedio y plantearse soluciones a la medida de cada finca en función de las condiciones climáticas y las características del suelo donde nos encontramos. Faltan investigaciones a largo plazo sobre la incidencia real de las cubiertas aplicadas a nuestro cultivo y nuestra zona, porque los estudios se han centrado hasta ahora en otros leñosos, principalmente el olivar (con sistema radicular diferente al pistachero), en zonas con pendiente que por sí solas eran necesarias y/o condiciones de riego o precipitaciones superiores a 600 mm.
Las cubiertas vegetales funcionan cuando se produce biomasa, cuando la competencia por agua y nutrientes no sea un problema y el beneficio sea mayor que el coste. En resumen, cuando tengo agua no hay problema y existe fácilmente beneficio. El problema son los secanos de baja pluviometría como los nuestros.