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#chiquitaroom

Queridas personas:

Esta carta es difícil de escribir, pero dado que soy consciente de que mi silencio no me protegerá es importante que la escriba. Hace unos días formaba parte de una conversación con un hombre y otras dos mujeres. En un momento dado, el hombre inquirió si yo conocía la discoteca Sutton Barcelona. Creo que nunca he estado allí, pero intentaba hacer memoria porque alguna vez la he oído mencionar. Entonces fue cuando el hombre empezó a relatar su "versión periodística" de la violación que un conocido futbolista perpetró allí hace poco a una chica de 17 años, sorprendido de que yo no conociera la noticia. A pesar de que dije más de una, dos y tres veces que no quería saber del tema, el hombre continuó hablando y dando detalles de lo que allí sucedió: la encerró en el baño, durante 17 minutos... Lo único que habría querido saber en ese momento es cómo se llamaba la chica, aunque no me atrevería a pronunciar su nombre, y cómo estaba ahora, si tendría compañía y acceso a ayuda profesional para afrontar el trauma. No sé nada.

En la conversación, a pesar de que otra de las mujeres llamó la atención al hombre sobre mí: "¿Pero, no estás oyendo que no quiere hablar del tema?" Él respondió: "Bueno, si ella no hace falta que hable." No, claro que no hace falta que hable, ya estaba él diciendo todo lo que tenía que decir, a pesar de que yo hubiera hecho expreso mi no consentimiento para escuchar. "¿Cómo no te has enterado si no se habla de otra cosa en todos los medios de comunicación?" La respuesta es muy fácil, hace tiempo que decidí voluntariamente no mantenerme informada de "la actualidad", o hacerlo de una manera muy selectiva, porque a mis años ya sé que mi nivel de sensibilidad no puede soportar ciertas atrocidades y porque tardo mucho tiempo en reparar el daño espeluznante de la información.

Quizá el hombre que hablaba y hablaba no sabía que yo no he sido violada por un futbolista en el baño de una discoteca, como tampoco que a los 19 años un tipo se masturbaba a mi lado en un autobús cuando volvía a casa. Pocas veces he deseado con tantas fuerzas tener el superpoder de desaparecer, o de atravesar cristales, pero el miedo y el asco me paralizaron y no pude levantar la voz ni mi cuerpo para salir de la situación y sortear la escena, que 23 años después todavía es un recuerdo muy vivo en mi memoria.

Quizá este hombre tampoco sabe que día sí día no tenía que sortear a un exhibicionista cada vez que volvía a la residencia de estudiantes el primer año de universidad viviendo en Madrid, o que años más tarde, en otra discoteca barcelonesa, más de una y dos y tres veces, algún hombre se había permitido tocarme por delante y por detrás sin mi consentimiento, haciéndome dudar de si era yo la que provocaba los agravios. Allí fue cuando me animé a pedir a las personas responsables del Apolo que los cartelitos contra el acoso sexual estuvieran también en los baños de los hombres, además de en los baños de las mujeres. Como tampoco se lo dije nunca, este hombre no sabrá que cuando vivía en Ibiza, un amigo de un amigo, al que ofrecí la mitad de mi cama para que no tuviera que pasar la noche a la intemperie, pensó que la otra mitad de la cama, que yo ocupaba, también estaba disponible para él, con la consiguiente autoexpulsión de mi propio espacio y de la angustia correspondiente de volver a encontrarme en situaciones así. Podría seguir, pero creo que es suficiente. 

Justo unos días antes del incidente de la conversación, yo había rescatado de mi biblioteca el conjunto de ensayos que empieza con Men Explain Things to Me (Los hombres me explican cosas), de Rebecca Solnit, y lo había dejado en la mesilla para releerlo. Con el cuerpo y la mente calados de disgusto empecé a leer de nuevo y agradecí a Rebecca su contundencia en la exposición de la persistente desigualdad entre hombres y mujeres y la violencia basada en el género. A pesar de la dureza, agradecí de corazón ser testigo de su experiencia personal y de tantos otros ejemplos reales de cómo los hombres muestran una autoridad que no se han ganado, mientras las mujeres hemos sido educadas para aceptar esa realidad sin cuestionarla. Gracias por tu claridad meridiana, Rebecca, gracias por dejar constancia de que "algunos hombres explican cosas que no deberían y no escuchan cosas que debiesen". 

A continuación la dedicatoria de Rebecca que abre su libro, por y para nosotras, y algunos otros asuntos relacionados con lo que pasará próximamente en esta habitación. 

A las abuelas, a las que luchan por la igualdad de derechos, a las soñadoras, a los hombres que lo entienden, a las jóvenes que continúan con la lucha, a las mayores que abrieron el camino, a las conversaciones sin fin y a un mundo que permitirá que Ella Nachimovitz (nacida en enero de 2014) se desarrolle para vivir plenamente su vida. 

 
👉 El próximo jueves 2 de febrero a las 19 h. sucederá en Chiquita Room la primera de las performances que Eduard Escoffet, uno de esos hombres que afortunadamente sí escucha y entiende, va a celebrar durante su exposición, Crecimiento y decrecimiento de Howard Roark. Se trata de Extinción: una acción de nueva creación para diferentes cassettes sobre los procesos de desaparición. Podéis inscribiros pinchando aquí o en la imagen de arriba.

Por otra parte, el jueves 16 de febrero a las 19 h., Escoffet celebrará otra performance en The Green Parrot bajo el título de Cronología. Otra acción de nueva creación sobre arquitectura para la que, en este caso, podéis inscribiros enviando un mail a hello@thegreenparrot.org

Además, mañana sábado 28 de enero a las 19 h. se presenta también en The Green Parrot el disco Bastida, un álbum que recoge poemas, experimentaciones vocales y collages sonoros de Eduard, que exploran los límites de la voz. Publicado por Erratum (París) y Sonhoras (Barcelona), es el cuarto número de la colección de poesía sonora internacional VOXXX y la portada ha sido impresa por la gente querida de L’Automàtica.

 
👉 Como veis este año empieza fuerte y estoy muy contenta (a la vez que nerviosa) de que Chiquita Room haya sido seleccionada para participar en la edición número 42 de la feria de arte contemporáneo ARCOmadrid. Será dentro de la sección OPENING, comisariada por Julia Morandeira y Yina Jiménez Suriel, que se plantea como un espacio de descubrimiento de nuevas propuestas y una apuesta por el galerismo joven internacional.

Desde Chiquita Room, presentamos sendos proyectos de Teresa Estapé y Pedro Torres, dos artistas de la galería que representan muy bien los valores y filosofía de esta habitación. El proyecto de Teresa, Forget Me Not, recupera la joyería de luto para explorar la falta de espacios para elaborar el duelo en la sociedad contemporánea, así como la potencia del arte en los procesos y los ritos asociados a la muerte y a su posibilidad antagónica. Por otra parte, con Gira rascando, Pedro aborda la cuestión del tiempo desde el movimiento y la huella, y el rastro que deja en la materia, desde lo microscópico de las partículas subatómicas a lo macroscópico de los astros.

Del miércoles 22 al domingo 26 de febrero, podréis encontrarnos en el stand 9OP07 de IFEMA Madrid, en la que será nuestra primera edición en ARCOmadrid. Feliz de veros por allí.

 
👉 Ayer se publicó parte de una entrevista que la periodista, María Villardón, de ok diario, me hizo antes de Navidad y donde comparto mi visión del arte para las personas, para vivir mejor, para vernos mejor. A veces pienso que la inocencia de mis intenciones no traspasará o será insostenible, pero creo que este proyecto no sería como es si no estuviera convencida de que el arte y la cultura pueden ayudarnos a abrir los ojos y a cerrar heridas, en función de la necesidad. O también, simplemente, a difundir la belleza que en la creación artística es capaz de recoger, transmitir y recibir el ser humano. Mientras dure, estos son los objetivos que dan sentido a lo que pasa en y alrededor de Chiquita Room.
 
❤️‍🩹 Hoy me despido con una canción que cura: Take Me to the Sun, de ELSZ. Ella es una arpista, cantante, bailarina y artista ritual afincada en Brooklyn que creció entre Sri Lanka y Australia. Su música hipnótica conjuga palabra y sonido para crear espacios de sanación y entablar conversaciones sobre la violencia de género y la curación de traumas. 

ELSZ es una superviviente de malos tratos y su álbum "Blue Scar", al que pertenece este tema, está dedicado a las supervivientes y víctimas de la violencia de género, contando con importantes voces de las comunidades feminista, queer y de la diáspora, que se abren con suma delicadeza a la experiencia de la supervivencia y de la curación. Por todas nosotras, para todas nosotras. 

Con amor,  
Chiquita

 

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