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La newsletter con todo lo que importa saber de lo que pasa entre el Río Grande y Tierra del Fuego en menos de 10 minutos. 
¡Hola! Hoy es viernes, y como cada cierre de semana aquí le llega la nueva edición de Mirada Sur. La propuesta es clara, usted nos cede 10 minutos de su tiempo, y nosotros lo ponemos al día con lo que pasa en América Latina. Una selección de noticias que tiene el valor agregado de la perspectiva y análisis de representantes de los principales centros de estudio que cultivan las ideas de la libertad en la región. Algo particularmente importante, cuando vemos que la mayoría de los medios y agencias que cubren lo que pasa en nuestro continente, lo hacen mediados por una perspectiva foránea y complaciente con las ideologías que desprecian a la libertad. Esta semana venía relativamente floja en noticias, pero a último momento la cosa se agitó. Al punto que no pudimos incluir temas relevantes como la inminente extradición del ex presidente peruano Alejandro Toledo, la reunión de Gustavo Petro con Joe Biden, o la venta del avión presidencial mexicano al Gobierno de Tayikistán. De hecho, minutos antes de cerrar, explotó la noticia de que el presidente argentino, Alberto Fernández, no competirá por la reelección. Algo bastante obvio cuando se ve los datos económicos que le aportamos en esta edición de Mirada Sur que comienza... ¡ya!
Lula recibe a canciller ruso y resbala

Llevamos al menos tres ediciones de Mirada Sur, comenzando con noticias de Brasil. Aunque esta vez, el detonante, supera las fronteras del país más grande de América del Sur. Resulta que tras la visita del presidente brasileño Lula da Silva a China, donde elogió de manera fervorosa el "plan de paz" impulsado por Beijing para Ucrania, el mandatario hizo declaraciones explosivas. Tras afirmar que "Brasil está de regreso" en la política internacional, instó a Estados Unidos a dejar de "incentivar la guerra". Sostuvo que "El presidente Putin no toma la iniciativa de parar. Zelensky no toma la iniciativa de parar. Europa y EE.UU. contribuyen a la continuación de la guerra. Tenemos que sentarnos y decirles: 'basta'". Agregando que "la decisión del conflicto fue tomada por ambos países".

Estas declaraciones cayeron como una bomba, tanto en Washington como en Bruselas. John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, acusó a Lula de estar “repitiendo como un loro” la propaganda de Rusia. Por su parte, la Unión Europea también replicó que Brasil no debía olvidar que fue Rusia quien invadió Ucrania y que ellos simplemente buscan evitar la destrucción del país. A tal punto llegó la polémica, justo en momentos en que Brasil intenta reflotar el tratado de libre comercio del Mercosur con la Unión Europea, y reeditar su alianza con Washington de tiempos de Obama, que Lula debió salir públicamente a explicar sus dichos, y a decir que condenaba la invasión rusa.

El problema es que pocos días después desembarcaba en Brasilia nada menos que el canciller ruso, Sergey Lavrov, en un gira donde también visitó Venezuela, Nicaragua y Cuba. O sea, los tres regímenes dictatoriales del continente. Lavrov señaló que Rusia está a favor de reforzar la cooperación con los países latinoamericanos "sobre la base del apoyo mutuo, la solidaridad y la consideración de los intereses de cada uno... en el espíritu de la asociación estratégica". Ahora bien, ¿qué está pensando Lula? ¿Cuál es la estrategia de fondo de Brasil ante estos hechos? Se lo preguntamos a Magno Karl, del centro de estudios Livres de Brasil, quien fresco de una polémica pública con el gobierno de su país, por una campaña para facilitar el comercio, nos decía lo siguiente:

Napoleón. "Lula sufre del síndrome napoleónico, de querer ser más grande de lo que es, y creo que en el escenario internacional es donde él se ve brillando. Durante su primer período como presidente, trató de mediar en el conflicto entre Israel y Palestina, entre turcos y kurdos, por lo que no sorprende que Lula ahora esté tratando de resolver el conflicto entre Rusia y Ucrania. El problema esta vez es el posible daño que está causando en la relación entre Brasil y Estados Unidos y, particularmente, la Unión Europea. Mientras acusa a estas dos potencias mundiales ya otros países democráticos de operar para prolongar el conflicto, extrañamente alineando sus posiciones con el lado autocrático de este debate, Lula está aislando a Brasil entre las democracias occidentales. Lo peor de todo es que Brasil tiene un tratado con la Unión Europea que está pendiente de ratificación. Lula apenas ayuda a las posibilidades de nuestro país, con un socio comercial importante, acusándolos de ser facilitadores de una guerra en su frontera".

Según Magno, "esta vez parece haber más que intereses comerciales en juego. El antiamericanismo sigue vivo entre sectores de la izquierda brasileña, que apoyaron a Lula en su campaña y gobierno. Todavía está presente en los medios y en las opiniones de los miembros del gobierno de Lula, como nuestro derecho a ser “independientes de las posiciones de Washington”, como si fuera una cuestión de alineamiento o no con los EE.UU., en lugar de un tema relacionado con la invasión de un país democrático por parte de su vecino autocrático".


Foto: Cuenta de Twitter del ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia. 

América Latina crecerá menos
Las proyecciones de crecimiento de América Latina para este año, han vuelto a ser recortadas. Según la Cepal, el PBI regional crecería apenas 2,1%, algo menos de lo que se preveía en diciembre, esto a raíz de las turbulencias bancarias recientes y los problemas climáticos que han golpeado la producción agropecuaria en países como Argentina y Uruguay. Según la Cepal, "las economías de la región enfrentan un escenario externo complejo este año, marcado por un débil crecimiento de la actividad económica y del comercio mundial, mientras que las tasas de interés deberían mantenerse en niveles elevados a pesar de la desaceleración de la inflación".

Vale señalar que la Cepal es un organismo dependiente de las Naciones Unidas, pero que tiene una impronta estatista y dirigista muy marcada, desde que fue comandada por el argentino Raúl Prebisch, uno de los padres de la llamada "teoría de la dependencia", que tanto daño generó en el continente.

Diferencias. Casi tan interesante como el pronóstico general que hace el organismo, es la discriminación por país. Venezuela, Panamá y República Dominicana serían los países con crecimiento más fuerte a nivel continental, con aumentos de PBI en el entorno de 5%. Algo que tendrá impactos bien diferentes, ya que Caracas apenas viene recuperando marginalmente su riqueza después de haber tenido caídas estrepitosas entre 2015 y 2021. En el otro extremo, Chile, Haití y Argentina serían quienes verían caer de forma más severa su actividad económica. En el caso de Argentina con una contracción del 2%. Una comparación interesante es analizar el PBI per cápita de los países de la región, dato que es encabezado por Puerto Rico, y seguido por Uruguay y Chile. En el fondo de la tabla se encuentran Haití, Nicaragua y Honduras.

Estas previsiones económicas para el 2023 tendrán un seguro impacto político. De hecho, en países con economías estancadas como Chile, esta situación está golpeando de manera dura al gobierno del presidente Gabriel Boric, que tiene hoy una desaprobación popular que llega al 65%. Pero peor aun es la situación en Argentina, donde la cotización del dólar "blue" (una de las decenas de categorías de cotización del dólar que hay en ese país, que van desde el "Soja" al "Coldplay") superó los 420 pesos. Y una inflación que también ha superado el 7%... ¡mensual! La portavoz presidencial argentina intentó explicar esta situación insólita con un bizarro video en Instagram.

Por qué importa. Más allá de los fríos números económicos, el 2023 será año electoral o pre electoral en muchos países de la región. Y esta pobreza estructural a la hora del crecimiento económico, puede tener un impacto central en los movimientos políticos de América Latina


Foto: El estado dadivoso. Cuenta oficial de Twitter del presidente argentino Alberto Fernández
Se agrava crisis en Bolivia
El gobierno de Bolivia asegura que no hay ningún problema con los dólares en el país. Sin embargo son cada vez más difíciles de encontrar. La gente ya no puede comprarlos como lo hacía antes y el Banco Central es uno de los pocos lugares donde se consiguen. No sin antes realizar un proceso que consiste en registrarse a través de un código QR, y solicitar una cita con un funcionario que le indicará cuántos dólares se podrá llevar.

Es que la demanda aumentó vertiginosamente y por eso se ven largas colas alrededor de las sedes bancarias. Muchas personas, ante la incertidumbre, están yendo a buscar sus ahorros en la moneda estadounidense, por miedo a no poder retirarlos después. Son dólares que no volverán pronto al circuito sino que, por el contrario, se van derecho para abajo del colchón. Así, la moneda local está perdiendo valor y un mercado paralelo comenzó a aparecer. Y si bien el gobierno salió a apaciguar los ánimos, lo hizo de una manera llamativa: el Presidente Luis Arce apareció en una entrevista para un canal de televisión privado, cosa que nunca había hecho desde que asumió, en 2020.

Allí aseguró que no habría devaluación. “No hay necesidad con la solidez de una economía que crece”, dijo y destacó que el país tiene la inflación más baja de la región. La escasez de los dólares la atribuyó a la especulación. Pero la incertidumbre persiste. 

Milagro económico. Así le llaman al crecimiento que experimentó Bolivia entre 2006 y 2017, el cual algunos atribuyen a las políticas implementadas por el actual mandatario, Luis Arce, que al cabo de esos años, 12 de los 14 en que gobernó Evo Morales, fue Ministro de Hacienda. Pero lo concreto es que la economía se vio impulsada por los altos precios de las materias primas, sumado al estrecho vínculo entre Morales y el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en un momento de gran expansión de la economía venezolana. En ese contexto, el líder aymara nacionalizó los hidrocarburos y el dinero que le entraba al país se triplicó. Pero al pasar el negocio a manos del estado, las inversiones desaparecieron y el sector se empezó a estancar. Hoy Bolivia importa más combustible del que exporta.

La oposición al gobierno asegura que las bases del crecimiento eran frágiles y que se despilfarraron los frutos de la bonanza. Que el modelo económico está agotado porque nunca se preocupó por generar riquezas, sino que apenas se concentró en cosechar los beneficios de los altos precios de los recursos naturales. Y que las consecuencias son las que se están viviendo ahora. Para entender mejor este dilema, es interesante esta columna de opinión del economista uruguayo Agustín Iturralde, director del Centro de Estudios para el Desarrollo. Pero para tener una mirad local de lo que ocurre, consultamos al analista boliviano Roberto Laserna, que nos aportaba lo siguiente:

"En 2014 las reservas internacionales en el Banco Central de Bolivia alcanzaron su máximo nivel. Desde entonces han declinado de manera persistente debido al déficit comercial. Los estímulos al consumo y al gasto público alentaron las importaciones, que resultaban baratas por un tipo de cambio sobrevaluado, ayudando a mantener metas bajas de inflación a pesar del crecimiento de la masa monetaria. Las exportaciones, que habían crecido mucho hasta entonces, comenzaron a contraerse, ya sea porque los precios de las materias primas bajaron o porque las reservas de gas y minerales se empezaron a agotar".

Según Roberto, "el gobierno apostó a las inversiones públicas y dedicó miles de millones de dólares a industrializar el gas, desarrollar una industria del acero y otra del litio y mejorar la infraestructura caminera y aeroportuaria. Ninguna de esas inversiones ha sido exitosa y más bien han acrecentado el déficit fiscal. Mientras tanto, el mercado siente la falta de los dólares que necesita para abastecer el consumo (las importaciones cubren entre el 30 y el 40% del mercado interno), y poco a poco vuelca la mirada hacia el mundo clandestino, que obtiene dólares por exportaciones ilegales de droga y oro. Pero es muy difícil integrarlos sin parecer que se los legitima, y eso también paraliza a las autoridades".


Foto: Cuenta oficial de Twitter, de Luis Arce
Díaz Canel reelecto con 97% de votos
En lo que solo puede calificarse como una pantomima de elección, el "presidente" cubano, Miguel Díaz-Canel fue elegido con el 97,6% de los votos de los diputados de la "Asamblea Nacional del Poder Popular" para un segundo y último mandato de cinco años. Hay muchas cosas que uno podría preguntarse ante esta noticia. ¿Qué tan libres o representativas fueron las elecciones para designar a esos diputados? ¿Cómo puede ser que en un país donde no hay ni para comer, y dónde la gente prefiere tirarse al mar a pelear con tiburones para llegar a EE.UU. antes que seguir allí, un 97% reelija al mismo gobierno desde hace 60 años? ¿Qué ha hecho Díaz Canel, el bodoque burocrático más insulso que haya generado la nomenklatura comunista en su historia, para merecer cinco años más de gobierno? Pero hay una pregunta que supera todo esto. Y es ¿Qué será de la vida de ese 3% de diputados que no votó por el heredero de los Castro? 

Más allá de chistes, que con la situación que padecen los sufridos cubanos sólo se explican en un mórbido humor negro, las "elecciones", dejaron un dato llamativo: se registró la abstención más alta desde la llegada al poder de los Castro en 1959. Uno de cada cuatro cubanos convocados a las urnas no acudió a votar, una tendencia al alza que los analistas interpretan como un voto de castigo cuando el país vive la crisis más grave de su historia. Otro detalle a tomar en cuenta es la emigración. Se calcula que en apenas este último año y medio, más de 320.000 cubanos entraron en Estados Unidos de modo ilegal por la frontera mexicana, a lo que hay que agregar las decenas de miles que han emigrado a otros países de la región.

El sistema político cubano tiene particular desprecio por algo clave en cualquier sociedad moderna, el mutipartidismo, al cual Fidel Castro llamaba "multiporquería". Por eso, los únicos candidatos habilitados para participar de las elecciones son aquellos que cuentan con el visto bueno del Partido Comunista, el único legal en el país. Un reciente editorial del diario oficialista Granma, se preguntaba “¿Quién dijo que democracia significa multipartidismo?”. A la vez que criticaba que en los procesos electorales en otros países suele triunfar “quien invierta con más eficiencia los millonarios montos recaudados en campañas desiguales, quien compre más espacios en el concierto mediático, quien más lodo vierta sobre sus rivales”.

Algo que inevitablemente lleva a recordar la frase de Winston Churchill "La democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás". Y a concluir, comparando el proceso de desarrollo que han vivido todos los países de América Latina desde los años 60 hasta hoy, con todas las dificultades y problemas imaginables, que la "multiporquería" sigue siendo más efectiva para lograr prosperidad y una mejor convivencia en una sociedad, que ninguna dictadura de partido único.
Batalla por el litio en América Latina
El litio es conocido como el nuevo petróleo. Y donde hay petróleo siempre hay conflicto. Es que desde hace muchas décadas, toda la dinámica global está impulsada por los hidrocarburos. Y el litio ha llegado, según muchos creen, para sustituirlo. La transformación energética ha comenzado y por eso, desde 2020, con el boom mundial de los automóviles eléctricos, el precio de este metal blando del color de la plata, ha venido aumentando de manera vertiginosa. 

La mayor reserva del mundo se encuentra aquí, en América Latina, en el llamado “Triángulo del Litio”, formado por Argentina, Chile y Bolivia. Se estima que alberga más de la mitad de la existencia mundial, unas 50 millones de toneladas métricas del material. Y esa es la razón por la cual las dos grandes potencias globales, China y Estados Unidos, concentran sus esfuerzos en suelo latinoamericano, que se ha transformado en el escenario del enfrentamiento entre ambos gigantes. Compañías occidentales buscan asegurar fuentes de litio para reducir la dependencia que los ata a China, al mando de la cadena de suministro.

En plena transición energética, ninguno de los dos quiere perder la oportunidad de quedarse con el metal de esta parte del mundo, clave para el desarrollo de la industria de los vehículos eléctricos, la telefonía móvil y la producción de energías limpias. 

Geopolítica. En el último año y medio, el valor de la tonelada se disparó de 6 mil dólares a más de 40 mil. Pero la disputa entre Estados Unidos y China por el oro blanco no es sólo un asunto económico. Es también una puja geopolítica por la independencia energética tras la cual van los dos gigantes. Un combate en el que China pegó primero y ahora Estados Unidos está ansioso por descontar la ventaja que le sacó su rival. Para ello, las empresas automotrices Tesla y BMW anunciaron que instalarán fábricas para producir vehículos eléctricos en México, país que se encuentra en el décimo lugar en las reservas mundiales del metal. 

Por su parte, China invertirá 1.500 millones de dólares en proyectos en dos países de la región. En Bolivia, principal productor de litio en el mundo, las empresas chinas CATL, BRUNP y CMOC desembarcaron más de mil millones de dólares para proyectos vinculados al litio en las regiones de Oruro y Potosí. Y en Argentina, la conocida firma Chery Automobile, dispondrá cerca de US$400 millones en la construcción de una planta de autos eléctricos.

Washington opinó que estas acciones de China son “actividad maligna” y que Beijing habla de inversión para esconder una campaña de mera extracción. La general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos aseguró que China “sigue expandiendo su influencia económica, diplomática, tecnológica, informativa y militar en Latinoamérica y el Caribe. Es una región rica en recursos y me preocupa la actividad maligna de nuestros adversarios sacando partido de esa realidad. Parece que están invirtiendo cuando en realidad están extrayendo”.

Pero la propuesta China es interesante para los países de la región, ya que el gigante asiático invierte en industrias locales donde se procesa el litio en lugar de exportar la materia prima bruta sin valor agregado.

El tema, dicen algunos expertos es que América Latina no vuelva a cambiar oro por cuentas de vidrio, como lo hizo 500 años atrás.
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Martín Aguirre | Director El País, Uruguay, y Advisory Council member, Center for Latin America
Rodrigo Caballero | Editor 
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