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Esta semana, en Bonillaware...
Una aplicación no escala funcionalmente. Una plataforma si.
 
Y la semana pasada...

O que dice de ti la gente que sigues en Twitter
 







 
Esta semana, dediqué la mayor parte del tiempo a trabajar en mi charla en el Codemotion.
 
No quería limitarme a trabajar sobre una pila de diapositivas teóricas, sino mancharme las manos y machacar la plataforma de desarrollo de Atlassian al nivel más bajo posible.
 
No alcancé mi objetivo de llegar a la conferencia con un plugin terminado y a la venta al público, pero me quedé muy cerca…
 
Además, también tuve tiempo de pasarme por la Expo E-Commerce y constatar lo difícil que es montar una tienda de comercio electrónico en este país con una logística que hace que cada envío cueste seis euros, pero eso -como siempre- será otra historia…


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Algunas personas me han pedido que haga pública la presentación completa que ofrecí en Codemotion. El enlace con las dispositivas que compartí al final de la charla no incluía los ejemplos que se vieron en directo, básicamente, porque la composición de la presentación hacía que muchas dispositivas que se repetían para conseguir el efecto de 'navegación sobre un plano en movimiento'.

He modificado la presentación para que no se repitan diapositivas al exportar a PDF y aquí tenéis, en primicia exclusiva, todos los slides que aparecieron en la charla


La Columna B


Soy una máquina de generar Hamor


Al contrario de lo que muchos estereotipos sostienen, los técnicos son seres irracionales y profundamente emocionales. Individuos capaces de odiar sin piedad a una compañía o un producto… o amarlo sin condiciones. A pecho descubierto.
 
Es un amor distinto al que puedes sentir por tu madre o por tu pareja. Un amor profesional. Un amor con h. Hamor.
 
Cualquier gurú del marketing te dirá que no quiere usuarios sino fans como los que disfruta Apple. Pero, evidentemente, eso no es nada fácil de conseguir. El hamor -como la motivación o el compromiso en el trabajo- se puede desear, pero nunca exigir.
 
El hamor surge o no, no puedes crearlo. Aunque, eso si, puedes esforzarte para crear todas las condiciones necesarias para que florezca. Y eso cuesta. Mucho.
 
Yo soy una máquina de generar hamorpara Atlassian. Una compañía que podría haber optado por tener el mejor stand del Codemotion o de cualquier otro evento. El que más bolis, chapas o pegatinas regalara. Pero que, sin embargo, apostó por un camino diferente: pagarle a un tipo gruñón, calvo y pequeño –su embajador en España- para que preparara una charla que aportara valor a la Comunidad.
 
Porque, aunque muchos gurús del marketing aún no se hayan dado cuenta, los desarrolladores no son tontos y es difícil comprar su hamor con chapas o camisetas. Quizás puedas tener una aventura, un escarceo, pero no generarás verdadero hamor. Dentro de algún tiempo, será más fácil encontrar a alguien que recuerde mi charla –para bien o para mal- que los boli-muñequera de Telefónica Digital.
 
Ayer, el stand de Atlassian fue el único de la feria en donde no hubo nadie en ningún momento. Porque la única persona de la compañía que asistió al evento estuvo mezclado con los desarrolladores, viviendo el evento con ellos. Tirado en el césped a la hora de la comida o compartiendo cola kilométrica para conseguir un café.
 
El hamor es duro. Y es difícil que surjan los flechazos. Tienes que trabajarlo, poco a poco, no sólo en eventos multitudinarios de 1000 personas, sino en reuniones de grupos de usuarios de 20 o 30 personas en Madrid, Donosti o Zaragoza.
 
El hamor cuesta. Y mucho. Os aseguro que se pueden regalar cientos de miles de pegatinas con lo que cuesta pagar a alguien para que se pase una semana preparando una charla… ¡Sin tener ni idea de lo que está haciendo! Sin saber si será algo interesante o un autentico ladrillo. Si gustara a la gente o no. Porque, al fin y al cabo, el hamor también es confianza.
 
Pero lo más importante de todo es que el hamor no se puede fingir. Así que, si quieres que los desarrolladores te amen, más te vale quererlos de la misma manera.
 
Yo soy una máquina de generar hamor no porque sea el mejor técnico, ni un gran comunicador, ni alto o guapo. Lo soy porque amo mi profesión. Porque adoro la creatividad de la informática. Porque me encanta la energía que se respira en una habitación llena de técnicos motivados y con ganas de hacer cosas. Porque creo que somos uno de los pocos colectivos que realmente podemos cambiar las cosas en este país con nuestro trabajo.
 
Espero que, después de la charla de ayer, al menos una o dos personas hayan empezado a hamar a Atlassian y que más y más compañías hamen a los programadores. Por mi parte, yo sólo puedo decir que ¡Os ailoviu!

 

David Bonilla


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